La Restauración en España (1874-1923)
7. La Restauración: Sistema Canovista y Constitución de 1876
La Restauración fue un largo período de la Historia Contemporánea de España que abarca desde el Pronunciamiento de Martínez Campos en 1874 hasta el golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera en 1923, con importantes cambios a partir de 1898. Fue un período de estabilidad constitucional, modernización económica y alejamiento del ejército de la vida política, pero también de dominio de la burguesía oligárquica, caciquismo y falseamiento electoral. La Restauración tuvo que hacer frente a la expansión de los movimientos sociales, al cuestionamiento del dominio español en las Antillas y el Pacífico y, finalmente, a las propuestas nacionalistas que desde Cataluña, el País Vasco y Galicia exigían la reforma del Estado. El desastre de 1898 hizo quebrar las bases del sistema y planteó la necesidad de tomar medidas para regenerar la vida política.
El artífice de la Restauración fue Antonio Cánovas del Castillo, líder del “partido Alfonsino” durante la etapa republicana, quien en 1874 firma el Manifesto de Sandhurst en nombre del futuro Alfonso XII, en quien previamente había abdicado Isabel II. Cánovas se inspiró en el modelo británico y en una supuesta “tradición española” de equilibrio entre la Corona y las Cortes. Fue un intento, conseguido, de articular un sistema político estable (poner fin a los pronunciamientos militares, levantamientos populares) y conservador, porque salvaguardaba los intereses de las clases dominantes (alta burguesía, aristocracia, Iglesia). Este sistema consistió en una monarquía constitucional doctrinaria: un régimen oligárquico, sin democracia, pseudoparlamentario, con una clase política formada por camarillas de notables unidos para poder ocupar los cargos públicos en un Estado en el que el caciquismo aseguraba el monopolio del poder y la hegemonía económica y social de los grupos dominantes (oligarquía burguesa y conservadora) y excluía a las otras clases sociales. Funcionó más o menos bien hasta 1898, fecha a partir de la cual el sistema, afectado por varias crisis, entró en quiebra.
Retorno de la dinastía borbónica
En enero de 1874, el general Pavía da un golpe de Estado que pone el gobierno en manos de otro general, Serrano. Al mismo tiempo, el partido Alfonsino, dirigido por Cánovas del Castillo, defiende la restauración de la monarquía borbónica en la figura de Alfonso XII, hijo de Isabel II y en quien esta había abdicado en 1870. Este partido, apoyado por la burguesía, entre la que se incluía la catalana, y ciertos cuadros del ejército, consigue el regreso del nuevo monarca en diciembre de 1874, cuando el general Martínez Campos proclamó en Sagunto a Alfonso XII rey de España, apoyado por la mayoría del ejército. El objetivo de Cánovas era asentar la monarquía, elaborar una constitución duradera y terminar con los pronunciamientos del ejército, para lo que debía configurarse una alternancia política pacífica. El régimen inaugurado por Cánovas debía poner fin a los dos conflictos del momento:
- La guerra carlista (Carlos VII): Terminará en julio de 1876 y tendrá como consecuencia inmediata la abolición de los fueros vascos y la unificación administrativa de este territorio con el resto del Estado español en materia de impuestos y servicio militar, hecho que estará en las raíces del nacionalismo vasco y en el nacimiento del PNV, que se funda durante el período de la Restauración.
- La finalización de la guerra de Cuba (Paz de Zanjón de 1878): Tuvo como consecuencias la abolición de la esclavitud en 1886 y la representación de la isla en el Congreso de los Diputados, pero no terminó con las ansias de independencia de la isla (guerra chiquita de 1879 e independencia en 1898).
Constitución de 1876
Vigente hasta 1923, la más duradera de España. Moderada, inspirada en la de 1845. Moderada y doctrinaria, elástica para que fuese aceptada por los progresistas (Partido Liberal), con el fin de evitar que cada partido que llegase al poder elaborase su propia constitución:
- La Corona: El Rey tiene poder ejecutivo (nombra al gobierno) y parte del poder legislativo (promulgar leyes, derecho de veto, convocatoria, suspensión y cierre de las Cortes). Mando supremo de las fuerzas armadas y la política exterior.
- Soberanía: Compartida por el Rey y las Cortes.
- Cortes: Bicamerales. El Senado o cámara alta: hay senadores por derecho propio (por nacimiento o jerarquía), vitalicios (nombrados por el rey y el gobierno). El Congreso, elegido por sufragio censitario masculino (5% de la población) hasta 1890 y, desde esta fecha, por sufragio universal masculino cuando estaba en el poder el Partido Liberal de Sagasta.
- Confesionalidad del Estado: (presupuesto de culto y clero), pero se permitía el ejercicio privado de otros cultos: libertad de conciencia.
- Derechos y libertades: Sufragio, prensa, asociación… aparecían recogidos, pero precisaban de su desarrollo posterior en leyes ordinarias, lo que permitía un tratamiento más o menos restrictivo de acuerdo con la voluntad del gobierno vigente.