La Revolución Financiera en Inglaterra (1670-1720)
La Gloriosa Revolución de 1688 marcó un punto de inflexión para Inglaterra, no solo políticamente sino también financieramente. Este periodo vio el surgimiento del Banco de Inglaterra, que desempeñó un papel crucial en el ascenso de Inglaterra al dominio mundial.
El Estado Moderno y las Guerras
El Estado Moderno, construido»a sangre y fueg», hizo endémica la aparición de las guerras. En el siglo XVII, la guerra era una constante, con la mitad de los países en conflicto. El surgimiento del protestantismo y el nombramiento de los reyes como jefes de la iglesia provocaron conflictos religiosos, como la Guerra de los Treinta Años.
Impuestos y el Estado
El porcentaje de impuestos pagados por las familias sobre sus ingresos aumentó gradualmente a lo largo de los años. Esto podría sugerir que el Estado estaba asfixiando a la población para financiar el gasto militar. Sin embargo, la condición de vida en términos reales también aumentó, lo que permitió una mayor recaudación de impuestos.
Francia y Holanda: Tasas Impositivas Contrastadas
Francia mantuvo tasas impositivas bajas (alrededor del 5%) durante la Guerra de los Treinta Años, mientras que Holanda tenía tasas mucho más altas (alrededor del 40%). Esto se debió a la estructura económica de Holanda, con un alto nivel de urbanización y una población integrada en el mercado, lo que generó mayores ingresos fiscales.
La Monarquía Parlamentaria en Inglaterra
Inglaterra adoptó una Monarquía Parlamentaria, donde el monarca estaba controlado por el Parlamento, lo que implicaba una separación de poderes.
Mecanismos de Control del Monarca
- Primer Ministro: Nombrado por el Parlamento, responsable ante él y controlaba el gasto militar.
- Banco de Inglaterra: Pertenecía al Parlamento, independiente del monarca y del primer ministro, proporcionaba estabilidad y credibilidad al sistema económico.
El Banco de Inglaterra y la Deuda
El Banco de Inglaterra financió la deuda mediante la creación de papel moneda y se convirtió en»el banco de los banco». Esto proporcionó estabilidad y credibilidad a la deuda inglesa, que se volvió muy codiciada. El 90% de la deuda se destinó al gasto militar y el 10% restante a la Revolución Industrial.