Las Causas de la Revolución Francesa
En 1789, Francia se encontraba en una profunda crisis económica y social. Desde 1760, se venían sucediendo malas cosechas que provocaron el alza del precio de los alimentos y el descontento popular. La burguesía, enriquecida por el crecimiento económico, se mostraba descontenta ante su marginación política. Solo los privilegiados podían ostentar cargos y gozar de reconocimiento social. La burguesía aspiraba a poner fin al absolutismo y a todo el sistema del Antiguo Régimen.
La monarquía se hallaba sumida en una profunda crisis financiera, debida a los elevados gastos del Estado y de la corte, y también al coste de la ayuda francesa a la independencia de Estados Unidos. La solución pasaba por una reforma fiscal que obligase a la aristocracia a pagar impuestos, pero el monarca absoluto temía descontentar a los privilegiados.
La Revolución Francesa
La Revolución Francesa se inició con una revuelta de la aristocracia. Los privilegiados se negaron a pagar impuestos y exigieron a Luis XVI que convocase los Estados Generales. Los Estados Generales se abrieron en 1789, presididos por el rey y formados por los representantes de la nobleza, el clero y el Tercer Estado.
El Tercer Estado exigió la doble representación, la deliberación conjunta y el voto por persona. La idea de Soberanía Nacional, admitir que el conjunto de los diputados de los Estados Generales representaban la voluntad de la nación.
El monarca y parte de la nobleza solo aceptaron la doble representación, y los diputados del Tercer Estado, reunidos en un pabellón de París, se erigieron en Asamblea Nacional.
El Fin del Antiguo Régimen
El pueblo de París respaldó en la calle a los representantes del Tercer Estado, y ante el temor de que las tropas reales detuvieran a los diputados, asaltaron la fortaleza de la Bastilla, tomaron las armas y se dispusieron a defender por la fuerza el proceso revolucionario.
La revolución se extendió también al campo, en forma de una revuelta antiseñorial que comportó la quema de muchas residencias nobiliarias y la destrucción de documentos señoriales.
Las Etapas de la Revolución
La Revolución Francesa atravesó diversas etapas que coincidieron con diferentes propuestas para organizar el Estado y la sociedad dentro del liberalismo:
- La monarquía constitucional (1789-1792): Estaba apoyada por la burguesía conservadora que aspiraba a llegar a un acuerdo con el rey y los privilegiados para abolir el Antiguo Régimen e implantar el liberalismo.
- La república democrática (1792-1794): Fue impulsada por la burguesía radical y los sectores populares, que ambicionaban una transformación más profunda de la sociedad en un sentido democrático e igualitario.
- La república burguesa (1794-1799): Supuso un retorno al poder de la burguesía conservadora, que consagró el predominio de los propietarios.
La Monarquía Constitucional (1789-1792)
El Proceso Reformista
Francia se convirtió en una monarquía constitucional y parlamentaria. En 1791 se promulgó una Constitución que ejemplificó los ideales del liberalismo político (separación de poderes, soberanía nacional e igualdad legal de los ciudadanos). Se estableció el sufragio indirecto y censitario. Finalmente, con el objetivo de solucionar la crisis financiera, se expropiaron los bienes propiedad de la Iglesia, que fueron declarados bienes nacionales y vendidos a particulares. Una Constitución civil del clero separó la Iglesia y el Estado.
Las Diferentes Oposiciones Políticas
Las reformas del periodo 1789-1791 satisfacían a los grupos burgueses, al concederles derechos políticos y libertad económica. El nuevo régimen contaba con muchos opositores: la nobleza, que deseaba recuperar sus privilegios; el clero, descontento ante la desamortización; y la monarquía, que conspiraba para derribar a la Asamblea.
Las Revoluciones Liberales del Siglo XIX
1. Revolución de 1820
En 1820, una serie de levantamientos liberales dirigidos por activistas, sobre todo militares, intentaron en diversos países acabar con el absolutismo y tomar el poder mediante insurrecciones armadas, pero fueron vencidos por la intervención de los ejércitos de la Santa Alianza. Solo en Grecia, donde se unieron los intereses liberales con un fuerte movimiento nacionalista, triunfó una insurrección contra el Imperio turco.
2. Revolución de 1830
En 1830, la segunda oleada revolucionaria se produjo en Europa central y occidental. En esta ocasión tenían apoyo popular y, donde triunfaron, significaron la sustitución del absolutismo por sistemas políticos constitucionales, en los que la burguesía detentó el poder. Se trataba de un liberalismo conservador, en el que el sufragio era censitario y se limitaban las libertades públicas.
El movimiento se inició en Francia, se derrocó al monarca absoluto Carlos X de Borbón, triunfó la revolución y se estableció un sistema liberal.
3. Revolución de 1848
En Europa occidental, la revolución de 1848 significó la aparición de los ideales democráticos: sufragio universal, soberanía popular, igualdad social; y también el surgimiento de los trabajadores como fuerza política. Un levantamiento popular acabó con la monarquía de Luis Felipe de Orleans y se proclamó la república social y el sufragio universal. La lucha fue esencialmente contra los regímenes absolutistas y la dominación imperial austriaca.
La Unificación de Italia
Italia estaba dividida en 6 Estados. El Papa era soberano en uno de ellos, con capital en Roma, y Austria se había anexionado la Lombardía y el Véneto, ricas regiones del norte italiano. Cavour, jefe del gobierno piamontés, inició una guerra contra Austria y consiguió la anexión de la Lombardía.
La Unificación de Alemania
Alemania estaba fraccionada en 36 Estados, y el principal problema para su unidad era la rivalidad entre las dos potencias germánicas: Prusia y Austria. Prusia lideró la unificación y potenció una unión aduanera que agrupaba a los Estados alemanes con la excepción de Austria.