La Radicalización de la Revolución: La Convención Girondina
La Revolución Francesa, con el nacimiento de la Convención Nacional, abolió la monarquía. Este comienzo de la República marcó una fase radical y popular. Los Girondinos, republicanos moderados, inicialmente controlaron la asamblea, mientras que los Jacobinos representaban una facción más radical.
La Convención juzgó y condenó a Luis XVI, un acto que provocó la guerra del resto de las potencias europeas contra Francia, radicalizando aún más la Revolución.
La Convención Montañesa
El temor a la derrota de la Revolución provocó un golpe de Estado de los sans-culottes contra los Girondinos en 1793. Los Montañeses, dirigidos por Robespierre, tomaron el poder.
Los Montañeses aprobaron una Constitución democrática en 1793 que reconocía la soberanía popular y el sufragio universal masculino. Sin embargo, Robespierre, frente a la amenaza militar externa y el deseo de frenar a los contrarrevolucionarios en el interior, asumió poderes dictatoriales e implantó el Terror. Durante este período, cualquier persona sospechosa de no apoyar a la República podía ser condenada a la guillotina.
Robespierre intentó frenar la crisis económica con precios máximos para los artículos de primera necesidad y limitando los salarios. Sin embargo, estas medidas le hicieron perder apoyo y en 1794 fue guillotinado.
El Directorio y el Fin de la Revolución (1795-1799)
Para evitar una nueva dictadura, se instauró un Gobierno moderado que aprobó la Constitución de 1795. Esta establecía la soberanía nacional, el sufragio censitario y la separación de poderes:
- Legislativo: Ejercido por dos cámaras, el Consejo de los Quinientos y el Consejo de los Ancianos.
- Ejecutivo: Representado por un Directorio integrado por cinco miembros.
La Era Napoleónica
El Consulado
El Consulado representó un régimen personalista donde Napoleón Bonaparte acaparó el poder, reflejado en la Constitución del año VIII. No existía una verdadera división de poderes y en 1799 fue nombrado Primer Cónsul, proclamándose Cónsul Vitalicio en 1802.
Para modernizar Francia, Napoleón:
- Elaboró un Código Civil que simplificó las leyes.
- Creó el Banco de Francia.
- Regularizó las relaciones con la Iglesia mediante la firma de un Concordato con la Santa Sede.
El Imperio Napoleónico
En 1804, Napoleón se proclamó Emperador de Francia. Desarrolló una política expansionista y mantuvo continuas guerras contra otros países europeos. A pesar de ser derrotado por los británicos en Trafalgar, obtuvo victorias importantes como Austerlitz y Jena.
Napoleón impuso el Bloqueo Continental para evitar el comercio británico con Europa. Portugal se negó a acatarlo, lo que llevó a Napoleón a invadirlo. Aprovechando su paso hacia Portugal, también ocupó España.
Rusia, desafiando el bloqueo, comenzó a comerciar con Reino Unido. En 1812, Napoleón intentó invadir Rusia, pero fue derrotado. En 1813, una coalición lo venció en la batalla de Leipzig. Ese mismo año, también fue derrotado en España. Finalmente, en 1814, tras un breve retorno al poder (los Cien Días), fue derrotado definitivamente en Waterloo y exiliado a la isla de Santa Elena.
La Restauración
Vuelta al Antiguo Régimen
Tras la derrota de Napoleón, se inició en Europa la Restauración, basada en los siguientes principios:
- Legitimidad monárquica: Se creía que la paz solo era posible con un monarca al frente de los estados. Los monarcas volvieron al poder como si la Revolución Francesa no hubiera sucedido.
- Responsabilidad internacional: Las grandes potencias se arrogaban el derecho de intervenir en otros países si una monarquía legítima estaba amenazada.
- Sistema de Congresos: Se establecieron reuniones periódicas de las grandes potencias para resolver los problemas internacionales.
El Congreso de Viena (1814-1815)
El Congreso de Viena tuvo como objetivo garantizar una paz duradera y evitar nuevas revoluciones. Se remodeló el mapa de Europa, pero se crearon nuevos problemas, como la forzada unión de Noruega y Suecia. Además, no se resolvieron los nacionalismos de países como Polonia, Italia o Alemania.
Las Alianzas Internacionales contra la Revolución
Las potencias europeas trataron de consolidar la Restauración mediante alianzas, formando dos bloques principales:
- La Santa Alianza: Formada por Prusia, Rusia y Austria.
- La Cuádruple Alianza: Compuesta por Reino Unido, Austria, Prusia y Rusia. En 1818, Francia se unió a la alianza, que pasó a llamarse Quíntuple Alianza. Esta alianza tenía un carácter militar y sus miembros se comprometían a mantener en el trono de Francia a Luis XVIII y a defender el orden creado en el Congreso de Viena.
Nuevas Oleadas Revolucionarias
Fundamentos de las Revoluciones
El intento de volver al Antiguo Régimen no tuvo éxito. Surgieron nuevas revoluciones impulsadas por:
- La afirmación de los sentimientos nacionales.
- La defensa del liberalismo.
Las Revoluciones de 1820 y 1830
La primera oleada revolucionaria de este periodo se produjo en España en 1820. En 1821, los griegos se sublevaron contra el Imperio Otomano. En 1830, una segunda oleada revolucionaria comenzó en Francia.
Las Revoluciones de 1848
Las revoluciones de 1848 afectaron a numerosos países. Además de los ideales liberales y nacionalistas, tuvieron importancia las demandas sociales de las clases populares. Se reivindicó el sufragio universal masculino. La crisis estalló en Francia, donde se convocaron elecciones y triunfó Luis Napoleón Bonaparte, sobrino de Napoleón. A pesar de su extensión, las revoluciones de 1848 fracasaron en su objetivo de cambiar el orden establecido.