La Convención
Grupos en la Asamblea
En la Asamblea se distinguen tres grupos:
- Girondinos: Su líder era Brissot, representaba la burguesía liberal moderada y defendía una monarquía constitucional con sufragio censitario.
- Montañeses: En este grupo se integraron los jacobinos, encabezados por Robespierre y defensores de la pequeña burguesía, y los cordeliers, representantes del pueblo llano y cuyos principales líderes fueron Marat y Danton.
- Llanura: Era el grupo más numeroso y sostuvo una postura centrista que le llevó a apoyar a girondinos y montañeses según las circunstancias.
La Convención Girondina
Inicialmente, la Convención fue dominada por los girondinos, que tuvieron que ceder a las presiones jacobinas para someter a juicio al rey. La Convención tuvo que hacer frente a otras dificultades. Así, mientras en el país los problemas económicos se recrudecían, las potencias europeas se reunieron en la Primera Coalición. En el interior, en la comarca de La Vendée, se produjo una revuelta campesina alentada por sectores de la nobleza y el clero contrarios a la revolución. Para proteger la revolución, la Convención formó el Comité de Defensa General. Ante la gravedad de la situación, fue sustituido por el Comité de Salud Pública, a la vez que se instituía el Tribunal Revolucionario.
La Convención Montañesa
Para combatir las amenazas internas y exteriores, el Comité de Salud Pública, dirigido por Robespierre, implantó un gobierno dictatorial conocido como el Terror. Para legitimarse en el poder, los montañeses redactaron una nueva Constitución que ampliaba los derechos democráticos, pero que no entró en vigor. La brutal represión desatada por Robespierre afectó no sólo a grupos contrarios a la revolución, sino también a miles de girondinos e incluso a colaboradores suyos. De este modo, Robespierre consiguió unir a todos sus enemigos, que llevaron a cabo el golpe de estado de Termidor. El líder jacobino y otros significados colaboradores, como Saint-Just, fueron ajusticiados.
La Convención Termidoriana
El nuevo gobierno desplegó la represión contra los jacobinos, conocida como Terror Blanco, y encaminó a la Revolución hacia posturas más moderadas, reflejadas en la Constitución del año 1795 y en la instauración del Directorio.
El Directorio
La Constitución de 1795 sustituyó el sufragio universal masculino por un sistema censitario y, aunque mantuvo la República, la soberanía nacional y la división de poderes, delegó el poder legislativo en el Consejo de los 500 y el Consejo de Ancianos, y el poder ejecutivo en un Directorio compuesto por 5 miembros. La Conspiración de los Iguales, un movimiento encabezado por Babeuf que defendía la abolición de la propiedad y la colectivización de la tierra, fracasó. En el plano internacional, la guerra se decantó a favor de Francia. Rusia y España se retiraron de la contienda tras la firma de la Paz de Basilea. Fue Napoleón quien, en el año 1798, dirigió la expedición francesa a Egipto con el fin de cortar la ruta entre Gran Bretaña y la India. El fracaso de esta empresa motivó la creación de la Segunda Coalición.
El Consulado
Tras su regreso a Francia en noviembre de 1799, Napoleón dio el golpe de Estado del 18 de Brumario, que terminó con el Directorio. Se promulgó una nueva Constitución por la que el Consulado asumió el poder ejecutivo, pero con iniciativa legislativa en la figura del Primer Cónsul. En 1802, una nueva Constitución lo convirtió en Cónsul Vitalicio. Finalmente, en el año 1804, se coronó emperador ante la presencia del Papa en la Catedral parisina de Notre Dame. Napoleón emprendió una profunda reforma de la administración, a la que dotó de un carácter centralista basado en departamentos. Así, en 1801 firmó un Concordato con la Santa Sede, en 1804 promulgó el nuevo Código Civil, en 1807 un Código de Comercio y en 1810 un Código Penal.
El Imperio Napoleónico
Una vez consolidado su poder en el interior, Napoleón proyectó una política internacional orientada a extender su dominio por toda Europa. Por ello, en el año 1803 se creó la Tercera Coalición. La excepción era España, aliada con Francia por los Tratados de San Ildefonso y Aranjuez. El 21 de octubre de 1805, la flota franco-española fue derrotada en la batalla de Trafalgar. En el continente, Francia logró imponer su hegemonía. El 2 de diciembre de 1805, derrotó a las tropas austro-rusas en la batalla de Austerlitz, lo que provocó la disolución de la Tercera Coalición y permitió a Napoleón crear la Confederación del Rin como un protectorado francés en el que se abolió el absolutismo. Prusia propició la firma de una Cuarta Coalición, pero Napoleón logró nuevas victorias en Jena y Auerstädt, y en Friedland. Como consecuencia, se disolvió la coalición y se firmaron los Tratados de Presburgo y Tilsit. Con el fin de completar el bloqueo impuesto al Reino Unido, Napoleón planeó la invasión de Portugal. Para ello, firmó el Tratado de Fontainebleau, que otorgaba permiso a las tropas francesas para atravesar España. La presencia del ejército napoleónico aumentó la desconfianza en la población española, que se sublevó en mayo de 1808, dando comienzo a la Guerra de la Independencia. La victoria de las tropas españolas en la batalla de Bailén obligó a Napoleón a reforzar su presencia militar en España. Austria aprovechó para formar la Quinta Coalición y enfrentarse de nuevo a Francia, pero salió derrotada en la batalla de Wagram.
El Declive del Imperio
En 1812, Napoleón invadió Rusia para garantizar el bloqueo del Reino Unido y evitar el ataque ruso a Polonia. Mientras la batalla de los Arapiles decantaba la guerra en España del lado de la coalición hispano-británica, el 7 de septiembre de 1812 la Grande Armée francesa derrotó al ejército ruso en la batalla de Borodino. Pero la llegada del invierno fue catastrófica para el ejército napoleónico, el cual, alejado de sus fuentes de suministro, tuvo que emprender una dura retirada en la que fallecieron decenas de miles de soldados. Con las tropas francesas debilitadas, los enemigos de Napoleón organizaron una Sexta Coalición. En España, el curso de la guerra obligó a Napoleón a firmar el Tratado de Valençay. En octubre de 1813 se libró la batalla de Leipzig. Por el Tratado de Fontainebleau, Napoleón abdicó y fue enviado a la isla de Elba. El descontento ante las pérdidas territoriales impuestas a Francia por los aliados propició el retorno de Napoleón en un periodo conocido como los Cien Días, hasta que fue derrotado en la batalla de Waterloo. Deportado a la isla de Santa Elena, permaneció allí hasta su muerte.
El Congreso de Viena
El Congreso de Viena organizó las relaciones internacionales europeas atendiendo a los siguientes principios políticos:
- Legitimismo: Una vez derogadas las constituciones, se restableció en el trono a las monarquías tradicionales sobre la base de los derechos históricos, sin tener en cuenta la soberanía nacional y sin ningún control político.
- Absolutismo: Se acordó restaurar los principios del Antiguo Régimen en aquellos países en los que habían sido abolidos.
- Equilibrio internacional: Tras la experiencia napoleónica, se intentó evitar que ningún Estado europeo acumulara un poder excesivo. Esta propuesta fue defendida por el Reino Unido, que quería evitar que otra potencia amenazase su hegemonía marítima.
- Intervencionismo: Para garantizar los otros principios, las potencias se reservaron el derecho a intervenir en el plano internacional.
Se estableció el uso de congresos como medio para evitar los enfrentamientos entre potencias. Se determinó discutir las rivalidades políticas en sucesivos congresos.
La Europa de la Restauración
El mapa político de Europa respondió a los principios de la Restauración y del equilibrio de poderes surgido tras la experiencia napoleónica:
- Francia: Perdió todos los territorios conquistados por Napoleón. Se restauró la monarquía borbónica con Luis XVIII.
- Austria: Obtuvo territorios en el norte de Italia y Dalmacia. Además, lideró la Confederación Germánica.
- Prusia: Recibió Prusia Occidental, la región polaca de Poznan y parte de Sajonia, de las provincias del Rin y del hoy desaparecido reino de Westfalia.
- Rusia: Controló Polonia, convertida en reino con el zar Alejandro I como rey.
- Reino Unido: Su dominio de las rutas marítimas lo convirtió en la gran potencia hegemónica durante todo el siglo XIX.
- España: Fernando VII derogó la Constitución de 1812 y estableció los principios del Antiguo Régimen.
- Italia: Se mantuvo dividida. Al sur pervivió el Reino de las Dos Sicilias y en la zona central los Estados Pontificios.