La Revolución Gloriosa y el Sexenio Democrático (1868-1874)

La caída de Isabel II y el gobierno provisional

Las prácticas dictatoriales de Narváez y González Bravo extendieron la impopularidad del régimen moderado y de la reina Isabel II, que siempre les había apoyado. La crisis económica acrecentó el descontento de la población. Finalmente, la muerte de Narváez en 1868 descabezó al partido que había detentado durante tantos años el poder en España. La muerte de O’Donnell propició el acercamiento de la Unión Liberal, encabezada por el general Serrano, a los progresistas con el propósito cada vez más definido de poner fin al reinado de Isabel de Borbón.

Los progresistas, dirigidos por el general Prim, y los demócratas, partidarios del sufragio universal, habían firmado en 1866 el llamado Pacto de Ostende por el que se comprometían en el objetivo de derrocar a Isabel II. Finalmente, la sublevación estalló en septiembre de 1868, iniciada por Topete en Cádiz. Al pronunciamiento militar se le unieron rápidamente sublevaciones populares en diversas zonas del país. Isabel II huyó a Francia. La que los progresistas vinieron a denominar «Revolución Gloriosa».

Inmediatamente se estableció un gobierno provisional presidido por Serrano, con el general Prim en el ministerio de Guerra. El nuevo gobierno convocó elecciones a Cortes Constituyentes por sufragio universal. Los progresistas vencieron y marcaron con su ideología la nueva constitución.

La Constitución de 1869

Es la más radicalmente liberal de las constituciones del siglo XIX. Estas son sus principales características:

  1. Soberanía nacional.
  2. Sufragio universal directo para los varones mayores de veinticinco años.
  3. Monarquía democrática (limitación de los poderes del rey).
  4. Poder ejecutivo en manos del Consejo de Ministros y el rey.
  5. Poder legislativo en unas Cortes bicamerales. Ambas cámaras son elegidas por el cuerpo electoral.
  6. Poder judicial reservado a los Tribunales.
  7. Amplia declaración de derechos, reconociéndose por primera vez los derechos de reunión y asociación.
  8. Libertad de cultos religiosos.

La búsqueda de un rey y el reinado de Amadeo I (1871-1873)

Tras aprobarse la constitución en la que se establecía la monarquía como forma de gobierno, el general Serrano fue nombrado Regente y Prim pasó a presidir un nuevo gobierno.

Se inició la búsqueda de un candidato adecuado a la Corona entre las familias reales europeas y había 3 candidatos:

  1. Leopoldo de Hohenzollern-Sigmaringen, que no tiene quien le apadrine y deja de ser candidato.
  2. Luis Felipe de Orleans, casado con la hermana de Isabel, que deja la candidatura al hacer unas declaraciones muy críticas sobre Isabel por las que Fernando de Borbón decide retarle y Serrano le obliga a abandonar la candidatura.
  3. Amadeo de Saboya es el favorito de Prim y se convierte en monarca por la retirada de las otras candidaturas.

Es elegido como rey en 1870, pero hasta 1871 no viene a España. Finalmente, las Cortes eligieron como nuevo rey a Amadeo de Saboya, perteneciente a una dinastía con fama de liberal.

El mismo día de la llegada de Amadeo a España fue asesinado el general Prim. Su ausencia debilitó grandemente la posición del nuevo monarca.

Amadeo se encontró inmediatamente con un amplio frente de rechazo. Había grupos enfrentados: los carlistas, todavía activos en el País Vasco y Navarra; los «alfonsinos», partidarios de la vuelta de los Borbones en la figura de Alfonso, hijo de Isabel II; y, finalmente, los republicanos, procedentes del Partido Demócrata, que reclamaba reformas más radicales en lo político, económico y social y se destacaba por un fuerte anticlericalismo.

Mientras, la alianza formada por unionistas, progresistas y demócratas, que había aprobado la constitución y llevado a Amadeo al trono, comenzó rápidamente a resquebrajarse. Los dos años que duró su reinado se caracterizaron por una enorme inestabilidad política, con disensiones entre los partidos.

Impotente y harto ante la situación, Amadeo I abdicó a principios de 1873 y regresó a Italia. Una de las cosas que influyó fue la presión que ejerció sobre él el nuevo jefe del ejército (sustituto de Prim), que le obliga a expulsar del cuerpo a las personas que habían participado en el motín de San Gil. Si Amadeo los expulsa, se pondrán en su contra los progresistas y si no lo hace, dejarán de apoyarle los moderados.

La Primera República (1873-1874)

Sin otra alternativa, era impensable iniciar una nueva búsqueda de un rey entre las dinastías europeas, las Cortes proclamaron la República el 11 de febrero de 1873. La República fue proclamada por unas Cortes en las que no había una mayoría de republicanos. Las ideas republicanas tenían escaso apoyo social y contaban con la oposición de los grupos sociales e instituciones más poderosos.

La alta burguesía, los terratenientes y la jerarquía eclesiástica eran contrarios al nuevo régimen. Los escasos republicanos pertenecían a las clases medias urbanas, mientras que los trabajadores optaron por dar su apoyo al incipiente movimiento obrero anarquista.

La debilidad del régimen republicano provocó una enorme inestabilidad política. Cuatro presidentes de la República se sucedieron en el breve lapso de un año. En este contexto de inestabilidad, los gobiernos republicanos emprendieron una serie de reformas bastante radicales. Las principales medidas adoptadas fueron:

  1. Supresión del impuesto de consumos. La abolición de este impuesto indirecto, reclamada por las clases más populares, agravó el déficit de Hacienda.
  2. Eliminación de las quintas (se suprime el servicio militar obligatorio).
  3. Reducción de la edad de voto a los 21 años.
  4. Separación de la Iglesia y el Estado. Este dejó de subvencionar a la Iglesia.
  5. Reglamentación del trabajo infantil. Prohibición de emplear a niños de menos de diez años.
  6. Abolición de la esclavitud en Cuba y Puerto Rico.
  7. Proyecto constitucional para instaurar una República federal.

Este programa reformista se intentó llevar a cabo en un contexto totalmente adverso. Los gobiernos republicanos tuvieron que hacer frente a un triple desafío bélico:

  • La nueva guerra civil carlista.
  • Las sublevaciones cantonales: Los republicanos más extremistas se lanzaron a proclamar cantones, pequeños estados regionales cuasi independientes en Valencia, Murcia y Andalucía, sublevándose contra el gobierno republicano de Madrid. El ejército consiguió reprimir la insurrección.
  • La guerra de Cuba: En 1868 se inició una insurrección anticolonial que derivó en lo que los cubanos denominan la “Guerra Larga”. Tuvieron que pasar diez años hasta que las autoridades españolas consiguieron pacificar la isla con la firma de la Paz de Zanjón en 1878. Es el general Martínez Campos quien firma la paz y desde este momento a Alfonso XII se le conoce como el pacificador.

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