Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812
Las Cortes de Cádiz se reunieron en 1810, en plena Guerra de Independencia, con el objetivo de resolver los graves problemas que asolaban España y que el gobierno central no había conseguido resolver.
Se reunieron en una Cámara (no por estamentos) una serie de diputados representando cada diputado a 500.000 habitantes. Aunque estaban presentes todos los estamentos, había una gran mayoría de diputados liberales porque muchos diputados no pudieron llegar a Cádiz por la guerra y fueron sustituidos por gaditanos de corte liberal. De ahí que los principios de la Constitución de 1812 fueran la libertad, la igualdad ante la ley y el derecho a la propiedad privada.
Soberanía Nacional y División de Poderes
Para conseguir la igualdad ante la ley, lo primero que hicieron fue declarar la soberanía nacional, es decir, que el poder lo ostentan los ciudadanos pero lo ceden a un representante que ellos eligen. Además, se dividieron los poderes que antes tenía el rey en su totalidad en:
- Legislativo: Las Cortes con el rey.
- Ejecutivo: El Rey y los secretarios.
- Judicial: Los jueces.
Libertad Individual y Supresión de Privilegios
Para conseguir la libertad individual, se suprimió en primer lugar la Inquisición, que desde hacía más de tres siglos actuaba como un freno a la cultura y a las libertades individuales bajo el poder del rey. Además, acabaron con los privilegios fiscales que hacían que nobleza y clero, las clases privilegiadas, pagasen menos impuestos que el resto, lo cual dificultaba sobremanera el mantenimiento económico del Estado.
Relacionado con lo anterior está otra medida como es la supresión del régimen señorial. Esta situación permitía que los señores dispusieran de una serie de privilegios sobre sus siervos o campesinos que se encontraban en una situación de dependencia del señor. La nobleza conservó sus bienes, pero su poder pasó a la Nación.
Otras libertades individuales fueron la libertad de imprenta o la idea de la Primera Enseñanza al alcance de todos.
Medidas Económicas Liberales
Por último, destacamos las medidas económicas para conseguir implantar el liberalismo económico en España. Por un lado, se eliminaron instituciones propias de la Edad Media como los Gremios, que controlaban la producción, el precio y la contratación, y la Mesta, que dificultaba la implantación de mejoras en la agricultura debido a los privilegios de los que disponía. Por otro, se incautaron los bienes de las órdenes militares y los jesuitas, y otros privilegios de la iglesia para conseguir sufragar los gastos de la guerra, aunque el Estado se sigue considerando católico.
Las Cortes de Cádiz son importantes porque significaron que por primera vez en España se planteara la necesidad de llevar a cabo una revolución siguiendo los preceptos ideológicos del liberalismo político. En Cádiz se diseña un nuevo modelo de Estado, el liberal-burgués, que significa acabar con el Antiguo Régimen y los fundamentos jurídicos de la sociedad sobre la que se sustentaba.
El Problema Sucesorio al Final del Reinado de Fernando VII
Los últimos años de reinado de Fernando VII están marcados por el conflicto sucesorio, dado que Fernando VII, que ya tenía más de 45 años, se había casado tres veces y no había tenido descendencia.
En 1829 contrae matrimonio por cuarta vez con su sobrina María Cristina de Borbón. En 1830, cuando nadie esperaba que tuviera descendencia, nace su hija Isabel. Sin embargo, para que esta reine, Fernando debe derogar la Ley Sálica, implantada por Felipe V, que impedía que reinasen las mujeres en España, lo cual hizo mediante la Pragmática Sanción.
El sector más conservador de la sociedad no vio con buenos ojos la aprobación de la Pragmática Sanción. Esta y otras medidas liberales hicieron que estos sectores vieran en el hermano del rey, Carlos María Isidro, la persona que mantendría el absolutismo. Para conseguir que este reine, sus seguidores, los carlistas, consiguieron que el rey, gravemente enfermo, repusiera la Ley Sálica.
Sin embargo, el rey se recupera y restablece la Pragmática Sanción. Su mujer, María Cristina, nombrada regente, ve la necesidad de conseguir el apoyo de los liberales si quiere que su hija reine, para lo cual reabre las universidades y permite la vuelta de los liberales en el exilio.
En 1833, muere Fernando VII y comienza una lucha por la sucesión entre dos bandos que se consideran reyes de España: los carlistas, con Carlos que se proclama como Carlos V, y los liberales, con Isabel II y su madre, la regente María Cristina.
Además de una lucha por la sucesión, es una lucha ideológica entre los carlistas, que eran enemigos del liberalismo y que defendían el poder absoluto del rey de origen divino, frente a los liberales.