La Revolución Meiji: La Transformación de Japón
Contexto Histórico
En 1867, el emperador Mutsuhito inauguró la era Meiji («gobierno ilustrado»), nombre por el cual sería conocido póstumamente. Para comprender la importancia de este período en la historia moderna de Japón, debemos remontarnos a finales del siglo XVI. Tras siglos de guerras feudales, Ieyasu Tokugawa unificó el país bajo un único gobierno, el shogunato, en 1616. El emperador, aunque venerado, carecía de poder político real.
El Aislamiento y la Llegada de Perry
Ieyasu Tokugawa, como shôgun, estableció el Edo Bakufu (shogunato de Edo) en la actual Tokio. En 1639, Japón se cerró al mundo exterior, permitiendo el comercio solo con Holanda y China. Esta era de paz, conocida como la era Edo, duró dos siglos y medio, pero estancó el desarrollo del país.
En 1853, el comodoro estadounidense Matthew Calbraith Perry llegó a Japón con una flota moderna, forzando la apertura del país al comercio internacional. Este evento marcó un punto de inflexión, impulsando a Japón a modernizarse para evitar la colonización.
La Restauración Meiji
La llegada de Perry dividió al país entre los partidarios del shogunato y los ishin shishi, quienes abogaban por la restauración del poder imperial. En 1868, la Restauración Meiji puso fin al dominio de los Tokugawa, coincidiendo con la ascensión del emperador Mutsuhito (Meiji). La guerra Boshin (1868-1869) consolidó la victoria de las fuerzas imperiales.
Modernización y Occidentalización
La «restauración imperial» no fue una revolución popular, sino una toma de poder por una élite. El gobierno Meiji implementó reformas drásticas, occidentalizando el país en todos los ámbitos, desde la gastronomía hasta las técnicas militares. El objetivo era «un país rico, un ejército fuerte».
Se abolieron las castas, se implementó el servicio militar obligatorio, se creó una armada moderna, y se enviaron estudiantes al extranjero. Tokio se convirtió en la capital, reemplazando a Edo. La rápida modernización transformó a Japón en una potencia militar en pocas décadas.
Influencias Occidentales
El gobierno Meiji envió misiones a Europa y Estados Unidos para estudiar modelos de estado moderno. El resultado fue una mezcla de influencias: un estado de estilo alemán, un sistema jurídico francés, y una orientación anglosajona en los negocios.
Esta occidentalización generó reacciones, desde la fascinación por lo occidental hasta el rechazo y la defensa de la identidad cultural japonesa.
Impacto de la Restauración Meiji
Desarrollo Económico
El confucianismo influyó en el desarrollo de una economía nacionalista-capitalista. El gobierno Meiji impulsó el crecimiento económico combinando la mentalidad japonesa con las técnicas occidentales. El sector privado, la alta tasa de ahorro y la inversión en tecnología importada fueron claves para la modernización.
Sistema de Educación
La educación obligatoria y homogénea se convirtió en un pilar de la transformación social y económica. El sistema educativo promovió la lealtad al trabajo y la formación de trabajadores estables y directivos.
Configuración del Estado Moderno
Se crearon nuevas instituciones y se reestructuró la administración, manteniendo elementos del período anterior. La Constitución Meiji de 1889 combinó ideas occidentales y japonesas, estableciendo al emperador como monarca absoluto.
Medidas Financieras
Se reorganizó la circulación monetaria, se adoptó el yen, y se implementó un sistema bancario moderno. La reforma del impuesto sobre la tierra en 1873 proporcionó estabilidad financiera a largo plazo.
Reforma Militar
En 1873 se promulgó la ley de reclutamiento obligatorio, la cual abolía la diferencia entre los samurais y la gente común. Todos los varones mayores de veintiún años estaban obligados a prestar 3 años de servicio militar activo y un servicio adicional de 6 años en la reserva. Había excepciones para los jefes de familia, los funcionarios, herederos y determinadas profesiones.
El país se dividió en seis distritos militares. En muy poco tiempo Japón tenía un ejército nacional de reclutamiento forzoso, basado en la técnica militar europea.
Las repercusiones sociales fueron profundas, comenzando por eliminar los privilegios políticos de los samurais, los avances hacia la igualdad social, el compromiso con la seguridad del Estado y la lealtad con el emperador.
Sin embargo, se estableció un especial tratamiento para los antiguos samurais y señores feudales y con el paso del tiempo constituyeron una nueva aristocracia.
En 1869 se implementó la simplificación del sistema de clases: los cortesanos y los señores feudales fueron nombrados nobles, los samurai se clasificaron como pequeña nobleza y las demás clases formaron un conglomerado de ciudadanos comunes.
En 1870 los ciudadanos fueron autorizados a utilizar apellidos y se les concedió libertad para tener residencia. En 1871 el uso de la espada fue declarado discrecional, para ser prohibido definitivamente en 1876. En consecuencia los antiguos samurais perdieron sus empleos, pero conservaron los ingresos hereditarios tales como las pensiones del gobierno.