La Revolución Rusa: Del Zarismo al Estado Soviético

Las reformas de Alejandro II

La reforma más importante de Alejandro II fue la abolición de la servidumbre. Sin embargo, los campesinos quedaron decepcionados porque, aunque se les permitía comprar tierras, para la mayoría esto era imposible. Solo los más acomodados se lo pudieron permitir y compraron tierras de campesinos pobres, lo cual originó una nueva burguesía rural. Mientras, otros muchos campesinos cayeron en la miseria y tuvieron que emigrar a las ciudades en busca de trabajo.

Alejandro II también impulsó la industrialización del imperio y la construcción del ferrocarril, un medio de transporte indispensable para comunicar un territorio tan extenso. Pero el capital interior, en manos de la aristocracia rural, no estaba demasiado interesado en la industria. De este modo, se recurrió a las inversiones extranjeras que procedían esencialmente de Francia, Bélgica, Inglaterra y Alemania. Esto provocó una rápida industrialización, concentrada en determinadas zonas de Rusia.

El asesinato de Alejandro II a manos de revolucionarios paralizó las reformas y supuso un retorno a las formas autoritarias tradicionales. En esas circunstancias, las doctrinas revolucionarias arraigaron profundamente entre parte del campesinado y del incipiente proletariado.

La Revolución Rusa y el origen del Estado Soviético

Imperio atrasado y autócrata

A principios del siglo XX reinaba Nicolás II en una extensión de terreno de 20 millones de km² y con poca población, unos 100 millones de habitantes, pero a pesar de ser un vasto imperio era uno de los estados más atrasados de toda Europa.

Políticamente

Rusia era una autocracia: el zar gobernaba el imperio y no estaba sujeto a ninguna Constitución ni tenía que rendir cuentas a ningún Parlamento. Los partidos políticos estaban prohibidos y la policía reprimía cualquier oposición. La Iglesia ortodoxa gozaba de influencia social y constituía uno de los pilares ideológicos del zarismo.

La economía

Se sostenía por una agricultura técnicamente muy atrasada y con una baja producción que no alimentaba a toda la población. La moderna industrialización y el capitalismo solo habían sido introducidos en la parte occidental del Imperio (Moscú, San Petersburgo).

La sociedad

Era de las sociedades más desiguales de toda Europa. En la cúspide estaba la nobleza, que era la propietaria de la mayor parte de la tierra y que hacía exhibición de sus riquezas y de su vida lujosa. En el otro extremo se encontraban los campesinos, que eran la inmensa mayoría de la población, vivían en la pobreza extrema, sometidos a duro trabajo y eran en su mayoría analfabetos. Entre los campesinos y la nobleza estaban los Kulaks, que eran medianos propietarios que se habían enriquecido acumulando tierras. Los obreros vivían en ciudades industriales, muchos de ellos eran antiguos campesinos que habían emigrado huyendo de la miseria rural.

Oposición al zarismo

Comenzó desde el siglo XIX; los primeros fueron los populistas, que propugnaban la destrucción del zarismo y la construcción de un socialismo de base agraria; entre ellos arraigó el anarquismo. Una de sus organizaciones era Tierra y Libertad, que propugnaba el reparto de la tierra entre los campesinos y defendía la acción directa contra la autocracia (asesinato del Zar Alejandro II en 1881).

Después, a principios del siglo XX, se creó el Partido Socialista Revolucionario, que tenía una gran influencia sobre los campesinos porque defendía la necesidad de expropiar la tierra de los terratenientes. El desarrollo del proletariado comportó la difusión del marxismo; en 1898 se fundó el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso. En 1904 este partido se dividió en dos partes: bolcheviques, con Lenin, y mencheviques. Este último era un partido de masas que seguía las directrices de la II Internacional, mientras que los bolcheviques propugnaban un nuevo tipo de partido minoritario, con una organización rígida y centralizada e integrado por una élite de revolucionarios disciplinados dispuestos a tomar el poder por la fuerza.

Revolución de 1905

En enero, un movimiento revolucionario estalló en San Petersburgo, la capital del Imperio. Una gran manifestación ante el Palacio de Invierno, donde residía el zar, protestó contra el despotismo y la injusticia social y demandó mejoras en las condiciones de vida de la población y la celebración de una Asamblea Constituyente elegida por el pueblo. La protesta fue reprimida por el ejército y hubo más de 300 muertos y mil heridos (Domingo Sangriento).

La revolución obligó al zar a emprender algunas reformas económicas y políticas que anunció en el Manifiesto de Octubre, en el que se comprometía a respetar las libertades públicas. Respondiendo a las peticiones populares, el zar convocó una Duma (nombre del parlamento de Rusia) y propuso una reforma agraria con el objetivo de mejorar la producción agrícola. Gracias a esto surgió el Partido Octubrista, que defendía una monarquía constitucional y apoyó las tímidas reformas propuestas por el zar, y el Partido Democrático Constitucional, que representaba a las clases medias y proponía una Asamblea Constituyente elegida por sufragio universal que determinase la forma del Estado Ruso.

Revolución de Febrero de 1917

Reformas insuficientes

Las reformas iniciadas tras la revolución de 1905 quedaron muy lejos del cambio que se quería. El sufragio para elegir a la Duma se estipuló de forma corporativa e indirecta para impedir el auge de las fuerzas opositoras. El poder del Parlamento era escaso y sus ministros no eran responsables ante él. Además, la reforma agraria había favorecido a los kulaks, que habían aumentado sus propiedades a costa de los campesinos más pobres o de las tierras de las comunas rurales.

Pero en 1914 parecía que el zarismo había superado sus problemas. El poder del zar controlaba a la Duma, que era clausurada cuando le interesaba. Rusia mejoraba, ya que la industrialización en las ciudades crecía a buen ritmo y los problemas en el campo parecían apagados. Sin embargo, la participación de Rusia en la Primera Guerra Mundial al lado de las potencias aliadas creó la coyuntura para un nuevo estallido revolucionario de mayor envergadura que el de 1905.

Situación de la guerra

Los campesinos tuvieron que ser reclutados y eso bajó la producción, y por ello los productos de primera necesidad empezaron a escasear y la capacidad adquisitiva de los asalariados disminuyó. La escasez y el hambre se extendieron entre la población; además, la derrota militar ante Alemania provocó manifestaciones contra el nivel de vida. Los complots se sucedían y Rasputín empezó a influir en la familia Romanov y fue asesinado, y esto desató la Revolución de 1917.

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