La Caída del Zarismo (1905-1917)
A principios del siglo XX, el Zar concentraba el poder supremo del Estado, ejerciéndolo sin límites. Se apoyaba en la nobleza, la Iglesia Ortodoxa y la burocracia. Existía un parlamento, la Duma, que el Zar podía disolver o convocar a su antojo. No había libertades políticas y los opositores eran perseguidos por la policía política, que ejercía una fuerte represión. La economía era principalmente agraria, aunque la industrialización se había iniciado. La instalación de algunas industrias pesadas y el ferrocarril hicieron crecer la población obrera.
En los últimos años del siglo XIX, existían fuerzas políticas opuestas al zarismo. Había partidos burgueses, campesinos (socialrevolucionarios liderados por Kerensky) y partidos obreros revolucionarios: mencheviques (moderados) y bolcheviques (radicales) liderados por Lenin.
En 1905, el ejército zarista fue derrotado por las tropas japonesas en la guerra ruso-japonesa. Esto provocó disturbios y descontento por la derrota y la crisis. La Revolución de 1905 se desencadena el 9 de enero, cuando las masas se dirigieron al Palacio de Invierno para denunciar el mal gobierno. La violenta represión desató una oleada de protestas. Obreros y campesinos se organizaron en soviets (asambleas populares), de vital importancia en el futuro. El Zar se vio obligado a hacer algunas concesiones recogidas en el Manifiesto Imperial de octubre de 1905. La principal fue la elección por sufragio universal de la Duma, pero el Zar incumplió sus promesas.
Con la entrada de Rusia en la Primera Guerra Mundial, las huelgas y manifestaciones fueron reprimidas con dureza. La Revolución de Febrero de 1917 comienza tras la manifestación del 23 de febrero en San Petersburgo, bajo el lema «Paz y Pan». El 25 de febrero se declaró una huelga general. El 26 de febrero, los soldados se amotinaron y se negaron a disparar contra el pueblo. El 27 de febrero se creó un gobierno provisional, con Kerensky como figura más destacada, que quería instaurar un sistema político liberal. El Zar se vio obligado a abdicar.
El gobierno provisional no tenía autoridad en todo el territorio. Se formaron soviets en todo el país, con sus propias milicias armadas (Guardia Roja), que se inclinaban hacia los bolcheviques. Pedían el fin de la guerra, la mejora de las condiciones de vida de los obreros, el reparto de tierras para los campesinos y el reconocimiento de las minorías.
La Revolución Bolchevique (Octubre de 1917)
La guerra continuaba y el gobierno provisional no podía controlarla. Lenin regresó del exilio y en sus Tesis de Abril estableció el programa a seguir: retirada de la guerra, redistribución de la tierra, control de las fábricas por comités de obreros, autonomía para las nacionalidades y entrega del poder a los soviets.
Los bolcheviques prepararon una insurrección popular en julio, que fracasó, y Lenin volvió al exilio. En septiembre, el gobierno provisional se enfrentó a un golpe de Estado del sector más conservador, que no fue apoyado. El 24 de octubre, los soviets se apoderaron de puntos estratégicos de la capital y asaltaron el Palacio de Invierno. Después, con el Tratado de Brest-Litovsk (3 de marzo de 1918), Rusia salió de la guerra.
El país quedó dividido en dos bandos: el contrarrevolucionario (Ejército Blanco) y el bolchevique (Ejército Rojo). Los contrarrevolucionarios contaron con la ayuda de potencias extranjeras. La guerra civil duró tres años y la ganaron los bolcheviques, debido a la labor organizativa de Trotsky.
Para abastecer el frente y las ciudades, se instauró el comunismo de guerra: nacionalización de la industria, colectivización del campo y requisas de grano a los campesinos. Lenin rompió con el modelo de Estado liberal e instauró la dictadura del proletariado. Los demás partidos fueron prohibidos. Estas medidas provocaron descontento popular, huelgas y revueltas. La más grande fue la sublevación de los marineros de Kronstadt en 1921. Fue un periodo duro en el que muchos rusos murieron por la guerra, el hambre y el frío.
Formación del Estado Soviético (1921-1929)
En 1921 se estableció la Nueva Política Económica (NEP) para reconstruir la maltrecha economía. Se permitió a los agricultores cultivar y vender, se restauró el libre comercio y la propiedad privada, aunque el Estado mantuvo el control de los transportes, el comercio exterior, la banca y las grandes empresas. La economía creció y los propietarios industriales y comerciales, así como los campesinos adinerados (kulaks), se enriquecieron. La burguesía resurgió, lo que generó un amplio debate en el partido.
En 1922 nació la URSS, una federación de repúblicas, un Estado plurinacional y multiétnico. En 1923 se elaboró la Constitución: las repúblicas tenían autonomía en política interna y podían abandonar la Unión. El órgano supremo legislativo era el Soviet Supremo, elegido por los soviets de las repúblicas. Este nombraba al Presidium, cuyo presidente era el líder del Estado, y al Consejo de Comisarios del Pueblo, una especie de consejo de ministros. En realidad, la organización política era controlada por el partido único (PCUS), cuyo principal órgano era el Comité Central, dirigido por el Secretario General.
En 1919 se creó la Tercera Internacional para extender la revolución al exterior. Los partidos comunistas siguieron el modelo del PCUS, muy centralizado y poco democrático.
La Dictadura de Stalin
Lenin murió en 1924. Se impuso Stalin, nombrado Secretario General del PCUS en 1922. Stalin defendía el «socialismo en un solo país», dejando de lado la expansión internacional. En 1929 acaparó todos los poderes, instaurando una dictadura basada en:
- El culto a la personalidad.
- El refuerzo del poder del Partido Comunista.
- El terror, ejercido por la NKVD (policía política). Las purgas más fuertes tuvieron lugar entre 1933 y 1939, con los célebres Juicios de Moscú, donde se condenó a antiguos dirigentes del partido. Muchos fueron enviados a campos de concentración en Siberia.
Stalin controló totalmente la cultura. A partir de 1932 persiguió a los artistas de vanguardia, acusándolos de contrarrevolucionarios y burgueses, e impuso el realismo socialista, un estilo tradicional cuyas temáticas ensalzaban la revolución y a sus líderes.
Construcción de una Potencia Económica
Stalin creía que el Estado debía planificar la economía. Se creó el Gosplan, encargado del diseño y preparación de los planes quinquenales, que establecían objetivos y los recursos para lograrlos. Desapareció la propiedad privada. El primer plan se centró en la colectivización de la tierra, que pasó a ser propiedad del Estado. Los kulaks se resistieron, lo que provocó el terror y un descenso de la productividad. La colectivización se organizó a través de dos tipos de explotaciones: koljoses (grandes granjas que funcionaban en régimen cooperativo) y sovjoses (granjas estatales que usaban mano de obra asalariada). En ambas se utilizaron máquinas y técnicas agrícolas avanzadas.
Se dio prioridad a la industria pesada y la producción de energía. La producción de carbón, petróleo y electricidad se duplicó. Los resultados fueron impresionantes y la URSS se convirtió en una potencia industrial. Sin embargo, se descuidaron los bienes de consumo básicos, lo que repercutió en un bajo nivel de vida de la población.