La Revolución Rusa y el Nacimiento de la URSS: De los Zares a Stalin

La Revolución Rusa y la Formación de la URSS

Un gigante con pies de barro. A comienzos del siglo XX, el absolutismo zarista y la consiguiente falta de libertades frenaban la modernización del país.

Progreso Económico y Atraso Social

El Imperio Ruso era, a comienzos del siglo XX, una de las grandes potencias mundiales. Pero esta fortaleza era solo aparente. Rusia era un país atrasado, muy alejado de las naciones modernas. Socialmente, la diferencia entre la pequeña minoría, dueña de grandes fortunas, y la mayoría de campesinos y obreros industriales, que vivían en condiciones miserables, era radical. Uno de los grandes problemas sociales era la falta de una clase media, una burguesía fuerte, que hubiese podido modernizar el país. A comienzos del siglo XX, en la mayoría de las zonas rurales, la industria se desarrolló tardíamente. Aunque el proletariado industrial creció rápidamente entre finales del siglo XIX y principios del XX, era poco numeroso; el hecho de estar concentrado en grandes fábricas favoreció la extensión de las ideas revolucionarias.

Los Enfrentamientos Políticos

El Imperio Ruso seguía siendo, a comienzos del siglo XX, una anacrónica monarquía absoluta. El zar gozaba de una autoridad sin límites. La nueva clase media de las ciudades deseaba implantar una monarquía parlamentaria. En el campo, el descontento y el deseo de acceder a la propiedad de la tierra aglutinó a la población alrededor del Partido Socialista Revolucionario. Entre los obreros industriales se extendieron las ideas revolucionarias del marxismo, resultando en la creación del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso. En 1903, este partido se dividió entre:

  • Bolcheviques o mayoritarios, dirigidos por Lenin, que representaban a la izquierda marxista.
  • Mencheviques, partidarios de colaborar con los demócratas para derrocar al zarismo.

La Revolución de 1905

La crisis económica de 1902-1903 propició la aparición de huelgas obreras, sublevaciones campesinas y numerosas acciones terroristas. El detonante de la revolución fue la guerra de 1904 entre Rusia y Japón a causa de disputas territoriales. Japón derrotó a Rusia. En enero de 1905, una manifestación pacífica de obreros se dirigió al Palacio de Invierno para presentar al zar sus súplicas para mejorar las condiciones laborales y pedir igualdad y libertad. La manifestación fue disuelta por las armas, provocando centenares de muertos. Este hecho, conocido como el Domingo Sangriento, desencadenó la revolución. Se crearon los primeros sóviets o consejos de representantes obreros. Al no poder acabar con las acciones de protesta, el zar Nicolás II aceptó algunas reformas, aunque poco después las anuló.

La Revolución de 1917

La Revolución de Febrero

En 1914, Rusia entró en la Primera Guerra Mundial junto a Francia y el Reino Unido. A medida que la guerra se prolongaba, el malestar se propagaba entre la población, y el prestigio del zar y de su régimen se venían abajo. Las derrotas y el avance del enemigo hicieron cundir el desaliento. En el invierno de 1916-1917, el descontento en el ejército y en la retaguardia se multiplicó. En febrero de 1917 se produjeron en la capital, Petrogrado, manifestaciones espontáneas de protesta. El gobierno envió al ejército para reprimir la revuelta, pero las tropas actuaron con poca firmeza. Nicolás II respondió clausurando la Duma (parlamento). El 27 de febrero, una parte de las tropas enviadas contra las manifestaciones se unió a las protestas. Al día siguiente, el gobierno dimitió. El vacío creado por la dimisión del gobierno zarista llevó a los diputados liberales de la Duma a formar el llamado Comité Provisional de la Duma. Al mismo tiempo, se creaba el Sóviet de Obreros y Soldados de Petrogrado, controlado por los mencheviques. De esta manera surgieron dos poderes: el de la Duma y el del Sóviet de Petrogrado. Mientras tanto, Nicolás II abdicó en la noche del 2 al 3 de marzo en favor de su hermano, el gran duque Miguel; pero este no aceptó. Rusia se convirtió así, de hecho, en una república.

Los Gobiernos Provisionales (Marzo-Octubre de 1917)

A la desaparición del zarismo siguieron una serie de gobiernos de corta duración. El primer gobierno provisional se planteó como principal objetivo implantar un régimen democrático similar a los existentes en Europa occidental. El gobierno provisional fue aceptado en toda Rusia, pero los grandes problemas quedaron aplazados. Los más importantes eran las mejoras sociales para los trabajadores, el reparto de la tierra y los deseos de autonomía de los pueblos no rusos. A pesar de ello, los sucesivos gobiernos provisionales mantuvieron a Rusia en la guerra. El ejército comenzó a descomponerse y las deserciones crecían día a día. Durante los meses posteriores a la revolución de febrero, los sóviets se implantaron por todo el país. En la práctica, los sóviets se convirtieron en un segundo poder, paralelo al del gobierno. Los gobiernos provisionales se sucedían y las manifestaciones de protesta volvieron a las calles. Finalmente, Kérensky formó un gobierno con mayoría de mencheviques y del Partido Socialista Revolucionario; pero la situación del país no mejoró.

La Revolución de Octubre

Lo que comenzó en febrero como una sublevación contra el absolutismo zarista, acabó, a los pocos meses, en la primera revolución socialista del mundo. Los bolcheviques formaban, a comienzos de 1917, un partido con pocos militantes, pero muy activos. Un mes después del derrocamiento del zar, Lenin había regresado a Rusia desde su exilio en Suiza. Lenin resumió en las llamadas Tesis de Abril sus ideas sobre el futuro de Rusia: paz inmediata e instauración de un gobierno de los sóviets. El gobierno provisional acabó persiguiendo a los bolcheviques. Lenin huyó a Finlandia. Durante el verano de 1917, el partido bolchevique presentó su programa, claramente revolucionario. Al final del verano, el comandante en jefe del ejército, el general Kornílov, intentó un golpe de fuerza. Kérensky tuvo que reunir todas las fuerzas revolucionarias para derrotar la sublevación. La ayuda de los bolcheviques fue decisiva. Lenin regresó clandestinamente del exilio y convenció al Comité Central de su partido de la oportunidad de una insurrección armada para derrocar a Kérensky y tomar el poder. En la noche del 24 al 25 de octubre de 1917 (según el calendario juliano vigente en Rusia), las tropas y las milicias bolcheviques ocuparon los puntos neurálgicos de Petrogrado. Los ministros fueron arrestados. Se ofreció el poder al II Congreso de los Sóviets de Rusia. Los mencheviques y los miembros del Partido Socialista Revolucionario abandonaron el congreso en protesta. El Congreso de los Sóviets eligió el nuevo gobierno, denominado Consejo de Comisarios del Pueblo, con Lenin como su presidente. La revolución bolchevique había triunfado.

El Nacimiento de la URSS

El Nuevo Régimen: Las Primeras Medidas

El Consejo de Comisarios del Pueblo promulgó una serie de decretos que pretendían satisfacer las principales reivindicaciones de las clases populares y conseguir su adhesión:

  • Decreto sobre la Paz: Proponía una paz inmediata sin anexiones ni indemnizaciones.
  • Decreto sobre la Tierra: Expropiaba las grandes propiedades sin indemnización y las entregaba a los sóviets de campesinos.
  • Decreto sobre el Control Obrero: Ponía las fábricas bajo el control de comités de obreros y empleados.
  • Declaración de los Derechos de los Pueblos de Rusia: Declaraba el derecho de los pueblos del antiguo imperio a la autodeterminación, incluida la separación.

El poder soviético y la dictadura del proletariado se convertían en los pilares básicos de la Rusia bolchevique. Poco a poco, la oposición fue silenciada. El primer objetivo del nuevo gobierno fue apartar al país de su participación en la Primera Guerra Mundial. En diciembre de 1917 se firmó un armisticio con Alemania y Austria-Hungría, y se abrieron negociaciones sobre la paz. Sin embargo, la facción más radical dentro del partido, con Trotsky a la cabeza inicialmente, se pronunciaba a favor de la continuación de la guerra revolucionaria. Finalmente, ante el avance alemán, la paz se firmó en la ciudad de Brest-Litovsk el 3 de marzo de 1918. Rusia perdía enormes territorios (aproximadamente 800.000 km²), incluyendo Ucrania, Finlandia, Polonia y las provincias bálticas, así como una cuarta parte de su población y gran parte de su industria y recursos.

La Guerra Civil y el Comunismo de Guerra

Entre 1918 y 1921, el nuevo régimen se enfrentó a una sangrienta Guerra Civil que asoló el país. Los ejércitos antirrevolucionarios, conocidos como los Blancos (apoyados por potencias extranjeras como Reino Unido, Francia, EE.UU. y Japón), se enfrentaron a los revolucionarios del Ejército Rojo. El Ejército Rojo, organizado y dirigido eficazmente por León Trotsky, acabó derrotando a los ejércitos Blancos a finales de 1920 y principios de 1921. La consolidación del poder soviético se vio reforzada por la creación, en diciembre de 1922, de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). La caótica situación económica de Rusia antes de la revolución se agravó durante la Guerra Civil. El principal problema que tuvo que afrontar el gobierno comunista fue el del abastecimiento de las ciudades y del ejército. Para ello, se implantó una política económica conocida como Comunismo de Guerra, que implicó la nacionalización de toda la industria, la militarización del trabajo y la requisición forzosa de productos agrarios a los campesinos. Estas medidas crearon un ambiente de violencia en las zonas rurales, pero lograron asegurar el suministro mínimo para ganar la guerra.

La Nueva Política Económica (NEP)

Entre 1921 y 1928, la Nueva Política Económica (NEP) significó un giro radical en la política económica y social de la URSS. La idea fundamental de la NEP, impulsada por Lenin ante el descontento popular y el hundimiento económico, era reinstaurar, por un tiempo limitado, un capitalismo controlado con el fin de reconstruir la economía. La economía se liberalizó en parte: se restableció la libertad de comercio interior, los campesinos podían vender libremente sus excedentes tras pagar un impuesto en especie, se permitió la existencia de pequeñas empresas privadas en la industria y los servicios, y se autorizó la entrada de capital extranjero. La revitalización de la economía fue inmediata. Pero la NEP trajo consigo el resurgimiento de desigualdades sociales, con la aparición de una burguesía enriquecida (los *nepmen* en las ciudades y los *kulaks* en el campo), lo que dividió al Partido Comunista. A pesar de ello, el balance de la NEP fue positivo en términos económicos, ya que restableció las bases productivas y mejoró las condiciones de vida de la población tras la devastación de la guerra.

La Sucesión de Lenin

Lenin se retiró del poder a causa de una enfermedad en 1923 y murió poco después, en enero de 1924. Quedó en manos del Comité Central del Partido Comunista la elección de su sucesor. Los candidatos mejor situados eran León Trotsky, el brillante organizador del Ejército Rojo y figura prominente de la revolución, y Iósif Stalin, quien había acumulado un gran poder burocrático como Secretario General del Partido desde 1922. En la lucha por el poder que siguió, Stalin se impuso gradualmente. Frente al pensamiento de Trotsky, que insistía en la idea de la «revolución permanente» y la necesidad de exportar la revolución a otros países, Stalin defendía la tesis del «socialismo en un solo país», concentrando los esfuerzos en construir una sociedad socialista fuerte en la URSS. La posición de Trotsky se fue debilitando. Perdió los cargos que acumulaba, fue expulsado del partido, detenido y deportado a Kazajistán, y, finalmente, fue expulsado de la URSS en 1929. Acabó sus días exiliado en México, donde fue asesinado en 1940 por Ramón Mercader, un agente español al servicio de Stalin.

Socialización y Planificación Forzosa

Una vez consolidado su poder, Stalin abandonó la NEP e impuso un modelo de industrialización acelerada y colectivización forzosa de la agricultura. El Primer Plan Quinquenal se inició el 1 de octubre de 1928. Sus principales objetivos eran la desaparición del sector privado, la autofinanciación de las grandes inversiones industriales mediante la extracción de recursos del campo, la formación de técnicos y mano de obra especializada, y el desarrollo prioritario de la industria pesada (siderurgia, energía, maquinaria), así como la construcción de gigantescas obras públicas, que debían permitir a la URSS superar su atraso histórico. Para alcanzar estos objetivos, enormemente ambiciosos, se movilizó a la población de forma casi militar, utilizando la propaganda y la coerción. Se obtuvieron unos resultados espectaculares en términos de crecimiento industrial. En el campo, la colectivización forzosa supuso la eliminación de la propiedad privada y la agrupación de los campesinos en granjas colectivas (koljós) o estatales (sovjós). Los campesinos más prósperos, los kulaks, que se resistieron a la colectivización, fueron reprimidos brutalmente («liquidación de los kulaks como clase»). La colectivización acabó con los kulaks, pero con un coste humano enorme: millones de campesinos murieron de hambre (especialmente en Ucrania, en el Holodomor) o en deportaciones inhumanas; la producción ganadera se hundió temporalmente.

El Segundo Plan Quinquenal se llevó a cabo en el periodo de 1933 a 1937. Su balance final fue igualmente espectacular en cuanto a industrialización, aunque se puso más énfasis en la producción de bienes de consumo. El Tercer Plan Quinquenal (iniciado en 1938) tuvo que ser modificado para atender las crecientes necesidades militares ante la inminencia de la Segunda Guerra Mundial.

La Dictadura Estalinista

Stalin instauró un régimen dictatorial totalitario mediante el empleo de métodos brutales y la eliminación física de toda oposición real o imaginaria. A partir de 1934, y especialmente entre 1936 y 1938 (periodo conocido como la Gran Purga o el Gran Terror), se llevaron a cabo depuraciones masivas dentro del Partido Comunista, el ejército, la intelectualidad y la sociedad en general, motivadas por la enfermiza obsesión del dictador, que creía ver continuas conspiraciones contra él. Las dos primeras grandes purgas, en 1933 y 1934, afectaron principalmente al partido. Posteriormente, los tristemente célebres Procesos de Moscú (1936-1938) sirvieron para eliminar a la vieja guardia bolchevique, incluidos antiguos compañeros de Lenin como Zinóviev, Kámenev y Bujarin, así como a altos mandos militares. Millones de personas fueron ejecutadas o enviadas a campos de trabajo forzado (el Gulag). Como consecuencia de estas medidas represoras, surgió un nuevo Partido Comunista, totalmente sometido a la voluntad de Stalin. La sociedad soviética en 1939 era muy diferente a la de 1917. El poder soviético se había consolidado férreamente. La URSS se había convertido en una gran potencia industrial y militar, pero a costa de un inmenso sufrimiento humano y la supresión de las libertades. A pesar del terror, un amplio sector de la población, beneficiado por la movilidad social ascendente o convencido por la propaganda, apoyaba al régimen estalinista.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *