La romanización: introducción
La presencia de Roma en la Península Ibérica duró desde finales del siglo III a.C. hasta principios del siglo V d.C. Durante este tiempo, se dio un proceso de romanización. La conquista de la península se divide en 3 etapas:
1) Primera etapa:
(218-197 a.C): comienza con el desembarco romano en Ampurias y termina con la conquista de Numancia.
2) Segunda etapa:
inicio de las guerras cántabras en el 29 a.C.
3) Tercera etapa:
(29-19 a.C) sumisión de la franja cantábrica.
La romanización es la asimilación por parte de los pueblos de la península de las formas políticas, económicas y culturales de Roma. No fue homogéneo, en el este y sur fue más intenso, en la meseta menos profunda y en la zona cantábrica casi inexistente.
Desarrollo: organización y división administrativa
Hispania se dividía en provincias dirigidas por un gobernador (cónsul) y un consejo. Durante la República Hispania se dividió en dos provincias: Citerior y Ulterior; en el Alto Imperio la primera se denominó Tarraconense y la segunda Bética y Lusitania; finalmente, en el Bajo Imperio, de la Tarraconense se separaron tres provincias: Gallaecia, Cartaginense y Baleárica, quedando Hispania dividida en seis provincias.
A partir de la época imperial, existieron dos tipos según su grado de conquista: las senatoriales, controladas por el Senado (la Baetica), y las imperiales controladas por el emperador (la Tarraconensis). Por debajo estaban las ciudades, distinguimos entre:
- libres (sus habitantes tenían los mismos derechos que los ciudadanos romanos)
- colonias (nuevas ciudades creadas por y para los romanos)
- estipendiarias (antiguas ciudades indígenas, las únicas sometidas a estipendio)
- y las federadas (conservaban sus derechos pero estaban obligadas a prestar auxilio a Roma)
Las nuevas ciudades eran de planta ortogonal, orientadas por dos ejes (norte-sur y este-oeste).
Economía
La economía que Roma impuso en Hispania se caracterizaba por una red urbana de ciudades conectadas por calzadas (como la Vía Augusta) y puertos (Carthago), y la utilización de una moneda única. En el sector agrícola se creó la villa, que era la forma de explotación más eficiente. Se trataba de una propiedad latifundista explotada por mano de obra esclava y destinada al cultivo de la triada mediterránea (trigo, vid, olivo). Destacan nuevas técnicas de cultivo como el regadío y el barbecho. En cuanto a la ganadería, predominaban las ovejas y los caballos hispánicos.
Otra actividad económica importante fue la minería. Se obtenía plata de Jaén y Cartagena, oro de Galicia-León, cobre de Huelva… Por último, de las factorías pesqueras, cabe destacar la técnica del salazón para la conservación de los alimentos y el comercio de la salsa de garum.
La organización social
La sociedad romana estaba muy jerarquizada:
- entre la población libre destacaba el orden senatorial, los senadores; el orden ecuestre, los caballeros y dueños de negocios; y el orden decurional: la burguesía urbana; la plebe, los trabajadores.
- Por otro lado, estaba el ejército, que fue un importante vehículo de difusión de la civilización romana.
- Al mismo nivel, solían encontrarse los libertos: esclavos a los que se les había concedido la libertad.
- No todos los hombres libres tenían los mismos derechos: unos estaban en posesión de la plena ciudadanía romana, otros sólo de la ciudadanía latina (menos derechos) y los más eran considerados (súbditos de Roma sin derecho alguno).
- Finalmente a todos los habitantes de Hispania se les concede la ciudadanía latina (Vespasiano, 70 d.C) y posteriormente la romana (Caracalla, 212 d.C).
- Por último, se encontraban los esclavos, considerados propiedad de sus amos.
Arte y cultura
La unificación lingüística se consiguió con la adopción del latín como lengua de comunicación oral y escrita en toda Hispania. El uso del derecho romano cohesionó a la sociedad bajo la misma norma, que versa sobre las instituciones, la familia, las transacciones económicas…
En el ámbito de la religión, la romana se impuso sobre las autóctonas, siendo obligatorio el culto al emperador y a la Triada Capitolina. Posteriormente, se impuso el Cristianismo tras su legalización (Edicto de Milán, 313) y conversión a religión oficial (Edicto de Tesalónica, 380).
Los restos de arte romano en Hispania son bastante abundantes. Se adoptó el urbanismo romano, ciudades en cuadrícula con calles rectas que se cruzan en una plaza central: el foro, donde se levantaron los edificios oficiales, la curia, basílicas y templos.
Crisis
A partir del siglo III el Imperio romano sufrió una crisis que provocó profundos cambios en la sociedad y en la economía:
- El sistema esclavista se mostró incapaz de aumentar la producción.
- La ciudad entró en crisis a causa de las primeras invasiones de pueblos germánicos.
- El comercio se resintió, aumentaron los impuestos, por lo que muchos escaparon al campo para evadirlos, quedando despobladas las ciudades.
- El campo, y la villa empezaron a convertirse en el centro de la economía.
- Se sustituyó a los esclavos por colonos, campesinos libres que ante la presión de los recaudadores de impuestos y la inseguridad general entregan sus tierras a los grandes propietarios a cambio de su protección, como contrapartida el colono le tiene que entregar parte de su cosecha.
- La crisis final llega con la invasión masiva de los pueblos bárbaros durante el siglo V. En el 409, vándalos, suevos, alanos y después llegaron los visigodos, como aliados de Roma.
- Desaparecido el Estado romano, a lo largo del siglo V los visigodos fueron consolidando su dominio de Hispania, consiguiendo finalmente crear un reino independiente.
Conclusión
Hispania fue una de las provincias del imperio más romanizadas, prueba de ello son grandes emperadores que nacieron en la Península (Adriano, Trajano) o escritores (Séneca), también la existencia de ciudades importantes como Tarraco, Corduba, Carthago-nova, Emerita Augusta o Caesaraugusta entre otras.
La conquista y romanización de la Península es un proceso histórico trascendental de 7 siglos, que ha influido profundamente en la historia de España: casi todas las lenguas que hoy se hablan, las formas de vida, las bases del Derecho y la organización social, la red de comunicaciones, etc.