La Segunda República Española (1931-1936): Reformas y Conflictos

La Segunda República Española 1931-1936

I. El Gobierno Provisional y la Constitución de 1931

El Gobierno Provisional quedó presidido por Niceto Alcalá Zamora, con una composición que reflejaba los acuerdos del Pacto de San Sebastián (miembros de derecha republicana, radicales, socialistas, nacionalistas catalanes y gallegos). Era un gobierno de concentración. Se hicieron las reformas inmediatas.

La miseria agraria:

Se plasmó una legislación para solucionar los problemas agrarios de jornaleros, estableciendo reformas en el campo: el «Decreto de laboreo forzoso» obligaba a los dueños a tener las tierras cultivadas, y el «Decreto de términos municipales», destinado para combatir el paro, obligaba a los dueños a contratar jornaleros del municipio, no extranjeros.

La reforma del ejército:

El ministro de la Guerra, Azaña, acometió la reforma del ejército, atrasado técnicamente e hipertrofiado por la excesiva cantidad de mandos. Con la Ley de Retiro cerca de un 40 % de la oficialidad abandonó el ejército, se suprimió la Academia General de Zaragoza, se derogó la vieja Ley de Jurisdicciones y se redujo a la mitad las capitanías generales. Sus reformas pretendían modernizar el ejército y adecuarlo al nuevo poder civil (democratizarlo).

La cuestión autonómica:

Fue un asunto delicado y urgente. El 14 de abril Macià había proclamado el Estado catalán. El gobierno logró al final un acuerdo, mediante la constitución de la Generalitat provisional, previa a aprobar un Estatuto, con Francesc Macià (Ezquerra Republicana) como presidente.

Otros conflictos:

Por una parte, el gobierno republicano tuvo que enfrentarse con conflictos religiosos, como la descontrolada quema de conventos o la expulsión del cardenal Segura, arzobispo de Toledo, abiertamente antirrepublicano; esto entorpeció las relaciones con el Vaticano. Por otra parte estallaron las primeras grandes huelgas del periodo, convocadas por los anarquistas de la CNT.

2. Constitución de 1931

La nueva Constitución fue largamente debatida y se promulgó en diciembre.

Características:

Configuraba un régimen democrático, parlamentario y laico moderno, descentralizado y en que se recogía la función social de la propiedad.

Poderes:

El origen de la soberanía era explícitamente el pueblo. La primacía la tenía el poder legislativo unicameral, representado por el Congreso de los Diputados. Sometidos a éste se encontraban el poder ejecutivo (con un jefe de gobierno y un presidente de la República) y el Tribunal Supremo. Existiría el Tribunal de Garantías Constitucionales, máximo órgano del poder judicial.

Contenía una amplia declaración de derechos y libertades de los ciudadanos: mediante sufragio universal masculino se elegía a los diputados a Cortes. Una reforma electoral posterior permitió votar a las mujeres (votarán por 1ª vez en 1933). Además de una extensa serie de derechos individuales también se reconocía un conjunto de derechos sociales («seguridad social», derechos del trabajo -condiciones laborales, jornada, salario mínimo, derecho de huelga…-).

La separación Iglesia-Estado:

La afirmación tajante de la separación entre Iglesia y Estado terminaba con el subsidio al clero y prohibía ejercer la enseñanza a las órdenes religiosas. Se disolvía la Compañía de Jesús. Se admitía la posibilidad del divorcio, los cementerios debían ser comunes para todos y se establecía la igualdad de trato.

II. El Bienio Reformista de Azaña

Tras la aprobación de la Constitución, Alcalá-Zamora fue elegido presidente de la República (1931-1936). Azaña ocupó la presidencia del Gobierno hasta 1933, con el apoyo de su partido Acción Republicana (de centro-izquierda), del PSOE y del Partido Radical-Socialista; gran impulso reformista.

Las Medidas Reformistas:

La reforma agraria:

Se busca una redistribución de la propiedad agraria, urgente para satisfacer a los jornaleros sin tierras. Se aprobó en 1932. Los asentamientos se tramitaron con lentitud y en medio de una fuerte resistencia y tensión y tampoco se destinó mucho dinero para poder expropiar tierras. Hubo un total de más de 10.000 asentamientos.

Las reformas socio-laborales:

Promovidas por Largo Caballero (líder de UGT), desde el Ministerio de Trabajo. Así, la Ley de Contratos de Trabajo, la Ley de Jurados Mixtos (que arbitraría soluciones a los conflictos), la Ley de Términos Municipales (obligaba a los patronos agrícolas a emplear a los obreros de su término municipal), la Ley de Laboreo Forzoso (para cultivar adecuadamente las tierras). A estas normas se unieron la de Accidentes de Trabajo en el Campo o la imposición de la jornada laboral de ocho horas.

Reforma Militar:

Adelantadas por Azaña ya en 1931, ahora se profundizan. Se pretendió lograr la fidelidad personal de los militares a la República obligándoles a jurar lealtad al régimen.

Medidas Religiosas:

Se busca un Estado laico independiente de la Iglesia, se realizó a través de la Constitución y de otras medidas complementarias como la Ley de Congregaciones Religiosas (1933), la Ley del Divorcio (1932). La enseñanza religiosa dejó de ser obligatoria.

Hubo grandes problemas de orden público por la oposición de los anarquistas de la CNT, con lo que surgieron huelgas en Cataluña y ocupaciones de fincas en Andalucía. La represión del gobierno causó víctimas en Casas Viejas (Cádiz), la Guardia de Asalto republicana reprimió con excesiva dureza a los peones agrícolas sublevados. La oposición de derechas se reorganizó con lo cual aparece un nuevo partido, la CEDA, dirigida por Gil Robles. Se creó otro partido llamado Falange Española de tipo fascista, fundada por José Antonio Primo de Rivera. En el norte, en Álava y Navarra, se creó la Renovación Tradicionalista, que eran los antiguos carlistas. Azaña dimite y hay nuevas elecciones porque los partidos derechistas le atacan.

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