La Segunda República Española: de la Esperanza al Desastre

1. Gobierno Provisional

Los partidos firmantes del Pacto de San Sebastián formaron un gobierno provisional presidido por el republicano conservador Alcalá-Zamora. Entre sus miembros se encontraban representantes del republicanismo, del socialismo y del regionalismo: Manuel Azaña, de Acción Republicana; Alejandro Lerroux, del Partido Radical; Largo Caballero, Indalecio Prieto y Fernando de los Ríos por el PSOE; Nicolás d’Olver por el catalanismo; y Casares Quiroga por la ORGA (Organización Republicana Gallega Autónoma). El Gobierno Provisional estableció dos prioridades:

  • Convocar elecciones a Cortes Constituyentes para configurar el nuevo régimen.
  • Iniciar aquellas reformas que se consideraban más urgentes, es decir, la agraria, la militar y la educativa.

Sin embargo, al mismo tiempo, el Gobierno tuvo que hacer frente a diversos problemas de orden público desde los primeros momentos de su andadura. De especial significado fue el choque con la jerarquía eclesiástica, que se manifestó contraria a la República, y los disturbios anticlericales que se desataron como respuesta en las principales ciudades del país. En junio se celebraron las elecciones a Cortes con una amplia participación (70,14%), aunque todavía sin sufragio femenino. Los republicanos de centro izquierda y los socialistas obtuvieron la victoria. Se formó así un gobierno de coalición entre republicanos y socialistas presidido por Manuel Azaña y se confirmó a Alcalá-Zamora como presidente de la Segunda República Española.

La Constitución de 1931

La principal tarea del Parlamento que surgió de las elecciones de junio fue redactar una nueva Constitución, que se aprobaría en diciembre de 1931. Inspirada en otros textos de su tiempo, como la Constitución de Weimar, la nueva carta magna proponía un nuevo régimen cuyos principales rasgos fueron:

  • El reconocimiento de amplias libertades y derechos: libertad de culto, libertad de expresión, reunión y asociación, de residencia y circulación, inviolabilidad del domicilio y de la correspondencia y derecho al divorcio.
  • Se determinó que la propiedad privada podía llegar a ser expropiada por causa de utilidad pública, lo que en la práctica era abrir la posibilidad de llevar a cabo la ansiada reforma agraria.
  • Sufragio universal: se permitió a las mujeres ser candidatas y votar, derecho que por primera vez ejercerán en las elecciones de 1933.
  • Estado descentralizado, que, respetando la unidad, permitía la constitución de comunidades autónomas.
  • Estado laico: Se declaró la inexistencia de una religión oficial y se retiró el apoyo económico a la Iglesia católica, lo que originó fuertes debates con los sectores católicos. Además, se prohibió a las órdenes religiosas dedicarse a la enseñanza y, poco después, se expulsó a los jesuitas.
  • División de poderes: El poder legislativo residía en las Cortes, representadas por una sola cámara con grandes atribuciones. El poder ejecutivo residía en el Gobierno (formado por los ministros y el presidente del Gobierno) y en el presidente de la República. El poder judicial residía en tribunales y jueces independientes y además surgía el Tribunal de Garantías Constitucionales.

La Constitución presentaba un importante carácter social desde el mismo título preliminar, donde se definía a España como «una República de trabajadores de todas las clases que se organiza en un régimen de libertad y justicia». A su vez, este importante sesgo, sumado al bloqueo que las fuerzas conservadoras sometieron al proceso constituyente, hizo que la carta magna no gozara del respaldo de todos los sectores de la sociedad del momento.

2. Bienio Progresista

El programa del primer gobierno izquierdista (coalición republicana-socialista) de la Segunda República, presidido por Manuel Azaña, quiso abordar los principales déficits políticos, sociales y económicos del Estado liberal en España. Sus principales reformas pueden ser agrupadas en las siguientes:

Reforma militar

Se redujo el número de oficiales, se cerraron academias militares y se creó un cuerpo fiel a la República (Guardia de Asalto). Estas reformas causaron un fuerte descontento en parte del ejército, los llamados africanistas, que ya en 1932 protagonizaron un intento de golpe encabezados por Sanjurjo.

Reforma agraria

Sin duda, una medida “estrella”. Pretendía acabar con la injusta distribución de la propiedad de la tierra y sus perniciosas consecuencias sociales. Esta permite la expropiación sin indemnización de las tierras de los grandes de España y también la expropiación con indemnización de otras propiedades agrícolas. A pesar de las necesidades que existían en el campo, la ley se ejecutó con lentitud debido a la resistencia de los grandes propietarios, lo que incrementó la tensión social, sobre todo en las zonas rurales, y de manera singular en Andalucía. Los enfrentamientos entre la Guardia Civil y los campesinos fueron frecuentes y en ocasiones terminaron con un balance muy sangriento, como sucedió en Castilblanco (diciembre de 1931) y Casas Viejas (enero de 1933).

Cuestión religiosa

Uno de los principales ejes de acción social del Gobierno reformista fue limitar la influencia de la Iglesia católica y secularizar la sociedad. Para ello se prohibió a las órdenes religiosas la dedicación a la enseñanza, se les limitó la posesión de bienes y se procedió a la expulsión de los jesuitas. En paralelo, el Gobierno impulsó medidas secularizadoras de profundo calado social, como el matrimonio civil o la secularización de los cementerios, entre otras. Los sectores católicos de la sociedad española interpretaron estas medidas como un ataque a la religión.

Reforma del Estado

Como hemos dicho anteriormente, la Constitución apostó por un modelo de organización territorial descentralizado, lo cual permitirá la aprobación, en 1932, del Estatuto de Autonomía de Cataluña. Las primeras elecciones al Parlamento de Cataluña se celebraron en noviembre de 1932, con la victoria de Esquerra Republicana de Catalunya y con Francesc Maciá como presidente de la Generalitat. El País Vasco y Galicia, también iniciaron el proceso, pero su aprobación sería muy tardía, caso del País Vasco (1936) o fallida (Galicia). En el caso de Andalucía, Blas Infante defendió la necesidad de un Estatuto de Autonomía para Andalucía. En 1933 se redactó en Córdoba un anteproyecto de estatuto, pero la llegada de la derecha al poder paralizó el proceso. Finalmente, este plan no llegó a materializarse por el estallido de la Guerra Civil y el fusilamiento de Blas Infante por los sublevados en agosto de 1936.

Reformas educativas

Fueron una apuesta fuerte del primer gobierno republicano. Entre las medidas educativas llevadas a cabo destacan el aumento del presupuesto para educación en un 50%, la creación de miles de plazas de maestro, la construcción de nuevas escuelas de educación primaria y el fomento de la escuela mixta, laica, obligatoria y gratuita.

Reformas sociales

Capítulo especial merece el desarrollo normativo en materia de derechos femeninos que la República desplegó en sus primeros meses de andadura. Fue Clara Campoamor, diputada electa por el Partido Republicano Radical (PRR), la encargada de defender el sufragio femenino en los debates sobre el artículo 36 del texto constitucional. Este derecho se consagró y pudo ejercerse por primera vez en 1933.

Reformas laborales

Impulsadas desde el Ministerio de Trabajo por el socialista Largo Caballero intentaron solucionar los problemas de la clase obrera y campesina: jornada laboral de ocho horas en el campo, salario mínimo agrícola, semana laboral de 40 horas, creación de jurados mixtos para solventar problemas laborales y Ley de Términos Municipales, que impedía la contratación de trabajadores de otras localidades. A pesar de esta legislación, los problemas sociales continuaron siendo una realidad, especialmente en el campo, donde los enfrentamientos eran continuos.

2.1 Oposición al reformismo y crisis del gobierno

El primer gobierno republicano encontró desde los primeros momentos de su andadura enormes dificultades para abordar su proyecto reformista. Esto se debió a varios factores:

  • Ambición de las reformas que aspiraban a transformaciones de amplio calado.
  • Crisis económica mundial que acabó afectando a España, lastrando su economía y contribuyendo a la inestabilidad social.
  • Falta de recursos económicos para aplicar muchas de las reformas.
  • Oposición de los sectores más radicales de la izquierda, especialmente anarquista, que, contrarios a la república burguesa, practicarán la vía revolucionaria.
  • Al mismo tiempo, en la derecha, los grupos monárquicos, católicos, conservadores y extremistas (como Renovación Española, las JONS o la propia Falange) fueron mejorando su organización a medida que la inestabilidad se apoderaba del régimen. El golpe de Estado del general Sanjurjo de 1932 fue un buen aviso de esta oposición de derechas radicalizada.

Pero el golpe de gracia llegó del flanco menos esperado: la conflictividad social. La lentitud y la escasa profundidad en la aplicación de las reformas produjeron un clima de desafección en el seno de muchos sectores sociales partidarios del Gobierno, como los jornaleros. En el campo fueron en aumento los altercados y las ocupaciones de tierras ante la impaciencia del campesinado. De los sucesos ocurridos destacan los de Casas Viejas (Andalucía), donde se intentó colectivizar la tierra y declarar el comunismo libertario; y las revueltas alentadas por los socialistas en Castilblanco (Extremadura), que concluyeron con derramamientos de sangre. Fue la respuesta del Gobierno a estos sucesos la que desató la crisis interna entre republicanos y socialistas. El presidente Alcalá-Zamora depuso a Azaña en septiembre de 1933. Se convocaron entonces elecciones anticipadas para noviembre.

3. Bienio Conservador

El 18 de noviembre se celebraron las elecciones en medio de una gran tensión social. Las fuerzas de izquierda se presentaron divididas, a diferencia de lo ocurrido en las elecciones de 1931, mientras que la derecha se había agrupado alrededor de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), encabezada por José María Gil Robles. Los resultados castigaron a la coalición de gobierno y pusieron ante el espejo de las dificultades a sus principales figuras. El Partido Socialista entró en una fuerte crisis de identidad y abrazó el activismo insurreccional. Los partidos republicanos se alejaron del centro del debate público y cedieron el espacio a las fuerzas conservadoras, ahora mejor organizadas. Comenzaba el conocido como Bienio Conservador o Bienio de Derechas. Las dos grandes fuerzas vencedoras de las elecciones fueron la CEDA y el Partido Radical. Alejandro Lerroux se convirtió en presidente del Gobierno con el apoyo parlamentario de la CEDA, que no formaría parte del mismo en un principio ante la desconfianza que suscitaba entre las izquierdas y el propio presidente Alcalá-Zamora, que fue reacio a su participación.

  • El nuevo gobierno tuvo un talante fundamentalmente contrarreformista: se paralizó la reforma agraria, se concedió la amnistía a los participantes en la Sanjurjada, se frenó el proceso autonómico, se aprobó un presupuesto de culto y clero.
  • Ante el giro contrarreformista del gobierno radical-cedista las izquierdas, especialmente obreristas, acentuaron su radicalización, apostando por una vía revolucionaria. De hecho, en octubre de 1934, después del anuncio de la entrada de la CEDA en el gobierno, los socialistas ponen en marcha la “revolución social” convocando una huelga general revolucionaria.
  • La huelga sólo triunfó en Asturias, donde los mineros armados se alzaron contra el gobierno y pusieron en jaque al Estado. Paralelamente, en Cataluña, Lluís Companys proclama el Estat Catalá dentro de la República española.
  • El gobierno declaró el estado de guerra y utilizó al ejército para sofocar ambas insurrecciones. Especialmente violento fue el caso de Asturias donde se produjeron casi 2000 muertes en los combates entre mineros y soldados comandados por el general Francisco Franco. Después siguió el encarcelamiento de hasta 30.000 personas acusadas de participar en los levantamientos.
  • El clima sociopolítico del país, después de los sucesos del 34, era de extrema tensión. En 1935 el gobierno de coalición se vio progresivamente debilitado por la cada vez más fuerte oposición a su programa contrarreformista, a lo que se le sumó la aparición de unos escándalos de corrupción que acabaron salpicándolo.
  • Así las cosas, Alcalá Zamora convocó elecciones anticipadas para abril de 1936.

4. Gobierno Frente Popular

Las elecciones del 16 de febrero de 1936 se celebraron en un ambiente de fuerte polarización social. Fueron las elecciones con mayor participación (72,9%). Se formaron dos bloques antagónicos, uno de izquierdas y otro de derechas, que reflejaban la creciente división de la sociedad española.

  • Las fuerzas de izquierdas (republicanos, socialistas y comunistas) integraron el Frente Popular, al estilo de las democracias europeas del entorno que ya habían practicado esta fórmula. Aunque la CNT no formó parte de la coalición, esta vez sí mostró su inclinación por el bloque de izquierdas.
  • Las fuerzas de derechas se agruparon en torno a distintas coaliciones formadas por la CEDA, los monárquicos y los tradicionalistas (Bloque Nacional), incluyéndose en algunas provincias a miembros del Partido Radical y de la Lliga Catalana. Sin embargo, no logró articular una candidatura única para todo el país.
  • El resultado fue un reparto muy equilibrado de votos con una leve ventaja de las izquierdas sobre las derechas, mientras el centro se limitó al 5,3%, pero como el sistema electoral primaba a los ganadores esto se tradujo en una holgada mayoría para la coalición del Frente Popular.
  • Manuel Azaña se convertiría de nuevo en presidente de gobierno, solo formado, esta vez, por fuerzas republicanas. Intentó, entonces, recuperar el impulso reformista del primer bienio, pero en ambiente de creciente tensión sociopolítica dificulta enormemente las labores de gobierno.
  • De la misma forma que ya lo hiciera el PSOE de Largo Caballero durante el gobierno conservador, las fuerzas de derechas vieron radicalizadas sus posturas tras perder las elecciones de 1936. Tanto la CEDA como Falange Española, el partido fascista surgido en 1933, incrementaron su presión en la calle y apostaron por crear un clima de crispación social y política. La violencia callejera aumentó progresivamente al tiempo que lo hacían los grupos contrarios a la República.
  • En la primavera de 1936, el general Emilio Mola comenzó a coordinar en secreto un pronunciamiento militar que debía llevarse a cabo de forma simultánea en todas las guarniciones posibles, incluyendo Madrid y Barcelona. El golpe de Estado, al que acabaría sumándose el general Francisco Franco, acabaría rompiendo la legalidad republicana y abriendo el dramático episodio de la Guerra Civil española.

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