La Segunda República Española: De la Monarquía a la Guerra Civil

La Caída de la Monarquía y el Advenimiento de la República

Tras la caída de la monarquía de Alfonso XIII y la proclamación de la Segunda República, tras la dimisión de Primo de Rivera en enero de 1930, Berenguer intentó la vuelta de la Constitución a la normalidad. Sin embargo, buena parte de la opinión pública cuestionaba la Monarquía por el comportamiento del rey durante la dictadura. Los republicanos, junto a los socialistas, aparecían como la única fuerza renovadora.

En el Pacto de San Sebastián (agosto de 1930), republicanos, catalanistas de izquierdas y socialistas llegaron a un acuerdo para instaurar un proceso de reconocimiento del derecho de Cataluña a un Estatuto de Autonomía. Ante la negativa de Berenguer, los republicanos reunieron a las conspiraciones. El 12 de diciembre de 1930, se ejecutó a los capitanes Galán y García Hernández. La insurrección de Jaca fue reprimida violentamente. El 15 de diciembre de 1930, ocuparon el aeródromo de Cuatro Vientos.

El nuevo gobierno del almirante Aznar aceptó elecciones para abril de 1931. El triunfo republicano en algunas ciudades supuso la caída de la monarquía en estas elecciones. En las elecciones se presentaron dos bandos: republicanos y monárquicos. El 13 de abril, multitudes tomaron las calles y se aconsejó al rey salir del país tras la pasividad del ejército y la Guardia Civil. A primeras horas del 14 de abril, el ayuntamiento proclamó la Segunda República en Madrid y al mediodía en Barcelona. Al atardecer, se había extendido a ciudades como Sevilla, Zaragoza, Valencia, las más importantes de España.

El rey Alfonso XIII salió a Cartagena para exiliarse. Los miembros del comité revolucionario se constituyeron como Gobierno Provisional del Estado. Las elecciones de 1931 se hicieron con gran civismo. El partido republicano socialista ganó claramente las elecciones. Hubo una gran participación, con un 70% de la población. Lerroux perdió con 90 escaños y 80 de la derecha.

La Constitución de 1931

Las Cortes elaboraron una Constitución bastante avanzada para su época, lo que llevó a debates sobre la religión y las autonomías. Se aprobó el 9 de diciembre de 1931. Sus puntos más importantes son:

  • Una cámara única.
  • El sufragio universal se amplió a mujeres y soldados.
  • El Estado era integral.
  • Se daba opción a las regiones de acceder a la autonomía.
  • Reconocimiento de derechos individuales.
  • El gobierno podía expropiar bienes de utilidad pública si lo consideraba necesario.

El Bienio Reformista (1931-1933)

El nuevo gobierno emprendió una serie de reformas para separar radicalmente la Iglesia del Estado, reformas que dividieron al país. La religión se hizo laica en una sociedad donde la mayoría era católica, lo que fue el objetivo prioritario de los primeros gobiernos republicanos. Esto creó también muchos conflictos. Se confiscaron las fincas de la Iglesia, se estableció el matrimonio civil, el divorcio y la secularización de los cementerios.

También se llevó a cabo la modernización del ejército. Se quería reducir la función de las fuerzas armadas al exterior. Había que reducir mandos, la burocracia y la división entre el ejército metropolitano y colonial. En 1932, el general Sanjurjo, tras el descontento en estos campos, protagonizó un golpe de estado fracasado. Creó la UME en 1933.

La Descentralización y el Estatuto de Cataluña

La descentralización se dio después de una negociación con el gobierno central. Se reconocía un gobierno autónomo que elaboró un Estatuto aprobado por las Cortes en agosto de 1931.

El gobierno catalán estaba constituido por la Generalitat, con tres instituciones: Parlamento catalán, presidente, Consejo Ejecutivo. El catalán y el castellano eran lenguas oficiales.

Pueblos Prerromanos

Durante el primer milenio a.C., se desarrolla en Andalucía occidental y Portugal la cultura tartésica, que al decaer (siglo VI a.C.) lleva a la aparición del área celtibérica en el norte y centro-oeste, con economía ganadera, y el área ibérica en el norte y sur, con pueblos como los lacetanos y los tudetanos, que poseen moneda propia, lengua no descifrada y organización política estamental.

En el siglo III a.C., llegan a la Península griegos y fenicios, atraídos por los metales y el comercio. Con los tartesos, llega el cultivo de trigo y olivo y comerciaban con Gadir (Cádiz) y Sexi (Almuñécar). La influencia griega fue notable en el arte y la lengua. Cartago entra en el siglo IV a.C., controlando el comercio y los enclaves estratégicos. La ocupación del sur y suroeste lleva, en el siglo III a.C., a los enfrentamientos con Roma.

Al-Ándalus

La economía andalusí se centraba en la agricultura, con nuevos cultivos como el arroz y la caña de azúcar. Había nuevas plantas textiles como el algodón y se desarrolló la regadía con acequias y norias. La artesanía se especializó en la cerámica y el cuero, y comerciaban con el resto del mundo islámico y con Europa. La moneda era el rial. Los impuestos se dividían en varios tipos: parias (todos pagaban), impuestos comerciales para judíos y cristianos, y limosnas (cristianos convertidos al islam). La sociedad estaba compuesta por musulmanes (sirios y árabes), mozárabes, judíos y esclavos.

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