La Segunda República Española: Un Recorrido por su Historia Política y Social

Evolución Política y Social en la Segunda República Española (1931-1936)

Los partidos políticos reseñados a continuación se enfrentaron en tres contiendas electorales que marcaron distintos períodos en la evolución política del sistema republicano: en 1931, en 1933 y en 1936.

Antecedentes

El camino hacia la República comienza con la decadencia de la dictadura de Primo de Rivera a partir de 1928, debido a problemas como el aumento de la oposición al régimen, la falta de sintonía con el rey Alfonso XIII, entre otros. Todo esto conduce a la dimisión de Primo de Rivera en enero de 1930. La primera propuesta de gobierno la llevan a cabo el general Berenguer y el almirante Aznar entre 1930 y 1931, sin éxito. Por tanto, será la segunda opción la que se instaure por su propio peso. Así pues, este intento de volver al sistema de la Restauración resultó un fracaso, tanto por el agotamiento y la pérdida de fuerza de los partidos monárquicos como por la revitalización y reorganización de la oposición, que culmina en agosto de 1930 con el Pacto de San Sebastián, con la participación de un amplio abanico de partidos republicanos. El almirante Aznar propondrá la vuelta a la normalidad con la convocatoria de elecciones municipales para el 12 de abril de 1931, donde hubo mayoría de monárquicos frente a republicanos, pero generalmente los resultados de mayoría monárquica se dieron en los pueblos, donde el poder del cacique era muy persuasivo. En definitiva, la monarquía no será derribada por la estrategia calculada de los republicanos, sino por el empuje popular que estalló aprovechando las elecciones municipales.

Desarrollo

El 14 de abril de 1931 se proclama la República y se procede a la creación de un Gobierno Provisional, formado por personalidades de la oposición monárquica, ocupando la presidencia Niceto Alcalá Zamora, del partido republicano conservador. El primer decreto se orientó a legitimar la actuación del gobierno provisional y a establecer sus límites. Este gobierno destacó por su preocupación reformista, sobre todo en el terreno social, pero su principal objetivo era la convocatoria de unas Cortes Constituyentes que dieran contenido a la República. Estas se celebran el 28 de junio, produciéndose una clara victoria de la coalición republicana-socialista (destacando dentro de la coalición el PSOE con 114 escaños), mientras que la derecha, dividida y desorganizada, ocupará una minoría en las Cortes.

La Constitución de 1931

Los principales principios o características de esta Constitución fueron:

  • Definición de Estado como República democrática.
  • El modelo de organización territorial del Estado se constituye en Estado integral, compatible con la autonomía municipal y regional.
  • Extensa declaración de derechos y libertades, entre los que destaca el sufragio universal pleno para mayores de 23 años, entre otros.
  • Radical separación de poderes:
    • Legislativo: en manos de las Cortes, con una sola cámara o Congreso de los Diputados, elegido por 4 años, como poder básico.
    • Ejecutivo: en el gobierno, que saldría del grupo o grupos políticos que tuvieran mayoría en el Congreso.
    • Judicial: totalmente independiente, con un Tribunal de Garantías Constitucionales, cuyos miembros serían elegidos por el Congreso.
  • El presidente de la República será elegido cada 6 años por los diputados y por un número igual de compromisarios elegidos por sufragio universal. Sus objetivos son representar a la nación, promulgar las leyes, firmar decretos refrendados por el ministro correspondiente, nombrar y separar a los ministros junto con el Congreso. Podía disolver el Congreso, dos veces como máximo durante su mandato, y convocar automáticamente nuevas elecciones en 60 días.

El asunto más polémico fue el de la cuestión religiosa, que establecía la disolución de las Congregaciones religiosas y del presupuesto de culto y clero, y proclamaba la libertad de conciencia y cultos.

En este sistema republicano, la alternancia en el poder se establece por un sistema de elecciones libres en el que intervienen un conjunto amplísimo de partidos políticos, los cuales van a ser:

  • Fuerzas políticas de extrema izquierda: se presentan contrarias a la República, que consideran burguesa, y son partidarios de la Revolución, por lo que provocarán sublevaciones contra la República. En este grupo se encuentran los anarquistas (CNT) y los comunistas (PCE).
  • En la izquierda, habría que distinguir entre la proletaria (PSOE), en la que también se distinguen dos sectores: el revolucionario y el reformista; y la republicana (Izquierda Republicana), dirigida por Manuel Azaña y partidaria de reformas profundas a través de más imposición y menos consenso. Son anticlericales y creen en la educación como motor del desarrollo, son doctrinarios.
  • La derecha, entre los que cabe distinguir la parte republicana (Partido Radical y Partido Republicano Progresista), partidarios de las mínimas reformas y de la limpieza democrática, y la monárquica, por tanto, antirrepublicanos (Renovación Española y Carlistas), partidarios de la instauración de la monarquía católica.

En 1932, ante la situación de reformas consideradas excesivamente extremistas, la derecha se reorganiza en un gran partido político, la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), encabezada por Gil Robles, que serán más o menos fieles a la legalidad republicana.

  • Fuerzas políticas de extrema derecha: formado por la Falange Española Tradicionalista y de las JONS, partidarios de la ideología totalitaria fascista y dispuestos a acabar con la República, pero que, al ser un grupo tan minoritario, terminó por ilegalizarse.
  • Entre los partidos nacionalistas y regionalistas se encontrarán el PNV, conservador y católico; el Partido Galleguista, autonomista de izquierda, con Casares Quiroga a su cabeza; la Lliga Catalana, conservador; y Esquerra Republicana de Catalunya, partido de izquierda nacionalista, con figuras muy representativas como Francesc Macià y Lluís Companys.

Primera Legislatura: El Bienio Reformista (1931-1933)

En estas primeras elecciones se produce la victoria de la coalición de republicanos de izquierda y socialistas. Formarán una legislatura de 2 años, el Bienio Reformista, con 3 gobiernos en este periodo, caracterizado por un extraordinario esfuerzo reformista con el objetivo de acabar con los problemas de España. Algunas de estas reformas son:

  • Reforma Militar: llevada a cabo por el propio Azaña, con el objetivo de someter al ejército al poder civil y reducir el número de oficiales para ajustarlo a las necesidades reales.
  • Reformas Laborales: destinadas a la mejora de la situación de los trabajadores y con el fin de crear un “código de trabajo”.
  • Reforma Educativa y Política Cultural: como instrumento para regenerar al pueblo español e inculcarle las libertades y el espíritu cívico. Se declaró la escuela primaria obligatoria, gratuita y mixta.
  • Reforma Agraria: dado los problemas eternos del campo español, se estableció la obligación de los patronos agrícolas de dar trabajo preferentemente a los braceros domiciliados en la finca, jornadas de 8 horas, salarios mínimos diarios, etc. Pero, sin duda, la más importante es la creación de la Ley de la Reforma Agraria, planteada con un triple objetivo:
    • Entregar tierras a los campesinos para así conseguir su apoyo y, además, evitar conflictos sociales en las zonas rurales.
    • Eliminar el poder económico de los grandes terratenientes, en su mayoría monárquicos y enemigos de la República.
    • Incrementar la producción agraria y elevar el nivel de renta del campesinado para aumentar el consumo y, así, las actividades comerciales.

    La aplicación de esta ley y el ritmo de puesta en marcha fueron lentos, se expropiaron pocos terrenos y los asentamientos fueron mínimos.

  • Reforma Religiosa: centrada en la no confesionalidad del Estado, el reconocimiento del divorcio, etc. Por tanto, la Iglesia apoyará cualquier medida encaminada a la destrucción de la República.
  • Aprobación del Estatuto de Autonomía de Cataluña (septiembre de 1932), formando un Parlamento catalán y un gobierno propio, la Generalitat, en manos de Esquerra Republicana, que ganó las elecciones autonómicas.

Problemas del Bienio Reformista

Las reformas fueron elaboradas entre discusiones y tensiones en la coalición de gobierno. Además, este bienio tuvo que hacer frente a numerosos conflictos sociales provocados por la tensión de los acontecimientos políticos (Casas Viejas, 1933) y el intento de golpe de Estado de los sectores más reaccionarios encabezados por Sanjurjo (agosto de 1932). En estas circunstancias, la coalición republicana-socialista entra en una profunda crisis que obligó a disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones.

Segunda Legislatura: El Bienio Contrarreformista (Noviembre 1933 – Febrero 1936)

Se producen unas nuevas elecciones en noviembre de 1933, donde, debido a que socialistas y republicanos de izquierda se presentaron separados y a la abstención de la CNT, la victoria fue para los Radicales de Lerroux y la CEDA de Gil Robles, iniciándose así el Bienio Contrarreformista, que estará marcado por la crisis (10 gobiernos en 3 años) y por la ambigüedad de las acciones, sobre todo de la CEDA. El Partido Radical por sí solo era incapaz de formar gobierno por no tener la fuerza suficiente en número de diputados, por lo que necesita el apoyo de la CEDA, que aparecía como una fuerza política reticente al régimen. Esto supondrá la reconquista del poder de las clases económicamente dominantes y el desmantelamiento de todos los logros sociales obtenidos en el periodo anterior: amnistía para los golpistas de 1932, paralización de la reforma agraria, paralización de la reforma militar, paralización del Estatuto del País Vasco, al considerarlo atentatorio contra la unidad de la patria, encarcelamiento del gobierno catalán con Companys a la cabeza por haber declarado el Estado Catalán; todo lo cual provocará inestabilidad gubernamental y la difícil consolidación de la democracia.

Es entonces cuando se produce la Revolución de Octubre de 1934, bajo la idea de insurrección defensiva, adjudicando así a los socialistas un carácter antisistema. Esta revolución fue sofocada en casi todas partes de España, excepto en Asturias, donde la amplitud del movimiento se multiplicó cuando controlaron la fábrica de armas de la Trubia. La alarma llegó al gobierno, que mandó al ejército a manos de Franco y a las tropas marroquíes de Yagüe. El 20 de octubre la revolución había acabado, con un enorme número de muertos y heridos, con condenas a muerte propias de una represión inimaginablemente terrible. Las consecuencias políticas de octubre de 1934 adquirieron notables dimensiones y reordenaron muchas cuestiones en el discurrir de la República: reestructuración de los partidos republicanos, brecha abierta en el socialismo, búsqueda de una estrategia de unidad en la izquierda, disensiones entre el centro (radicales) y la derecha (CEDA).

De cualquier forma, esta revolución hay que valorarla teniendo en cuenta la difícil consolidación del régimen democrático de la República: por un lado, la derecha, con su actitud intransigente ante la modernización y la aplicación de las reformas; por otro lado, los partidos de izquierda, en cuyo consenso se construyó la República, inician una insurrección, truncan la legalidad de la misma República con el argumento de defenderla. Unos y otros, con sus actitudes, descalificaban las urnas y legitimaban la insurrección. Estas actuaciones, sumadas a numerosos escándalos y corrupciones, además de la política contrarreformista, motivaron la convocatoria de nuevas elecciones para febrero de 1936.

Tercera Legislatura: El Frente Popular (Febrero 1936 – Julio 1936)

La tercera y última confrontación electoral provocó la división de los partidos en dos bloques antagónicos: la derecha, por una parte, y la coalición de todas las izquierdas en el Frente Popular, por otra, quien ganará las elecciones. Pero esta coalición era un pacto electoral y no tanto de gobierno, ya que debían gobernar los partidos republicanos y el resto como apoyo en el Parlamento. Su primer presidente será Manuel Azaña, quien será sustituido, cuando sea elegido Presidente de la República, por Augusto Barcia y, posteriormente, por Casares Quiroga, dada la oposición de cierto sector del PSOE a consolidar la democracia de la República. Su política se basó en solucionar los desastres de la Revolución de 1934, la reconstrucción de la política reformista y la recuperación de los órganos de gobierno de Cataluña.

Sin embargo, el gobierno del Frente Popular se tuvo que enfrentar a numerosos problemas: gran desempleo, numerosas huelgas de la CNT y del sector revolucionario de la UGT, oposición de la derecha al gobierno, aumento del terrorismo entre la extrema izquierda y la extrema derecha, etc. Pero, sobre todo, la profunda crisis económica juega un papel muy importante en la inestabilidad de la República. El paro constituyó el problema clave del país y una de las causas principales de la permanente conflictividad de la Segunda República.

El Camino hacia el Golpe

En efecto, el triunfo del Frente Popular (febrero de 1936) hizo que se precipitaran los preparativos de la insurrección armada antirrepublicana. En el periodo entre este triunfo y la Guerra Civil, la estrategia de los que no ganaron en las urnas consistía en provocar desórdenes al Gobierno y así justificar la sublevación. Es paradójico que para frenar esa violencia y desorden público se provocara un enfrentamiento de 3 años con miles de muertos. El “clima de guerra civil” se proyectó después de haber empezado, como buscando una lógica que explicara el enfrentamiento.

Así, desde el triunfo del Frente Popular, importantes sectores de la derecha aseguraron que la única salida para evitar la posible revolución comunista era el golpe militar. El primer intento, previsto para el 20 de abril, fracasó por la descoordinación de los golpistas. Es entonces cuando los militares toman el mando de la conspiración, bajo el nombre de el Director, desde su destino en la Comandancia militar de Pamplona, a donde había sido destinado en marzo, alejado de la capital. Esta medida tuvo su correlativo en otros militares sospechosos de dudosa lealtad al Estado republicano, como Franco, destinado a Canarias, o Goded, destinado a Baleares. Con esta medida de alejarlos de Madrid, en lugar de haberlos mantenido juntos, controlados y vigilados, el gobierno republicano, con gran ingenuidad, creía que evitaba los preparativos de cualquier sublevación.

Las dificultades fueron muchas, no tanto para organizar la sublevación militar, sino para poner de acuerdo a los apoyos civiles, porque cada sector de la derecha aspiraba a un modelo distinto de gobierno tras el golpe; solo les unía el rechazo al Frente Popular.

El golpe militar, ya muy avanzados los preparativos al inicio del verano, se precipitará a raíz del asesinato, el 12 de julio, de un oficial de la guardia de asalto, de conocidas simpatías izquierdistas, el teniente Castillo, y con el asesinato del líder del Bloque Nacional, José Calvo Sotelo. El jefe de gobierno, Casares Quiroga, permaneció inactivo entre los rumores de sublevación, incluso cuando se produjo la rebelión de Marruecos el 17 de julio, donde participó Franco, creyendo que era un simple intento destinado al fracaso. Dos días después, la Guerra Civil era un hecho.

Conclusión

En definitiva, todo el recorrido de la Segunda República estuvo jalonado de profundas dificultades, tanto por la convulsa situación política, con el tradicional elemento de crisis y la pésima coyuntura económica en la que se desenvolvió, como por el mal endémico de la sociedad política española, es decir, la falta de entendimiento, de colaboración y de consenso entre las distintas fuerzas políticas y sociales, que conducirá a un enfrentamiento de resultados catastróficos en 1936, una Guerra Civil, tras la cual se impuso una dictadura franquista que no dudó en lanzar todo tipo de invectivas al régimen republicano, de manera que todo el afán de modernización y transformación de España se quiso presentar como todo lo contrario en una burda maquinación.

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