La Proclamación de la República y el Bienio Reformista (1931-1933)
La dimisión de Berenguer el 14 de febrero de 1931 llevó al gobierno del almirante Aznar, quien convocó elecciones municipales para el 12 de abril de 1931. Aunque en principio no se les dio gran importancia, las formaciones políticas las consideraron como un plebiscito sobre la monarquía.
Tras la victoria de los partidos republicanos en las principales ciudades de España, Alfonso XIII decidió abdicar momentáneamente y huir del país, sintiendo que había perdido el favor del pueblo. Ante el vacío de poder creado, se proclamó la Segunda República Española el 14 de abril de 1931, liderada por aquellos que firmaron el Pacto de San Sebastián. Ese mismo día se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes.
Se planteó la necesidad de realizar reformas, pero el ambiente social se tensó rápidamente. La CNT promovió huelgas y se produjo un enfrentamiento entre el gobierno provisional y la Iglesia, lo que provocó que esta última se alejara del régimen republicano. En mayo, la tensión llegó a la quema de iglesias por parte de sectores anticlericales.
Las Cortes Constituyentes tenían como objetivo crear una nueva Constitución. La Constitución de 1931 se caracterizaba por la soberanía popular, el Estado español como república democrática de trabajadores de toda clase, el sufragio universal, una extensa declaración de derechos liberales, etc. Tras las primeras elecciones, se dio comienzo al Bienio Reformista (1931-1933).
El gobierno, presidido por Manuel Azaña y con Alcalá Zamora como jefe de Estado, se centró en la reforma agraria. Se presentaron varios proyectos y el elegido fue aprobado en septiembre de 1932. En dicho documento se presentaron hasta 13 categorías de expropiación con indemnización, mientras que las tierras de la nobleza fueron expropiadas sin indemnización alguna. Esto llevó a muchos sectores a la revolución.
Con respecto a la cuestión religiosa, el gobierno pretendía reducir la influencia de la Iglesia Católica. En un periodo de dos años, desapareció el presupuesto destinado a la Iglesia. En el campo de la educación, se prohibió la religión y se buscó la educación mixta. En el terreno laboral, se promovieron diversas reformas laborales, favoreciendo la posición de los trabajadores y sindicatos.
En cuestión autonómica, destacamos que la represión de la dictadura de Primo de Rivera supuso un agravamiento de los asuntos regionalistas, que la República también intentó atajar.
El Bienio Conservador y la Radicalización Política (1933-1936)
El Bienio Reformista tuvo oposición de la derecha tradicional, la izquierda revolucionaria (anarquistas) y el general Sanjurjo. Sin embargo, no fueron los militares quienes hicieron caer al gobierno de Manuel Azaña con su intento de golpe de estado fallido por falta de apoyo, sino unos sucesos posteriores.
En ese momento, hubo levantamientos en muchos pueblos de Andalucía, pero en Casas Viejas fueron muy graves. La sangrienta represión de la Guardia Civil y la Guardia de Asalto contra los anarquistas causó muchas muertes, de lo que la derecha culpó directamente a Azaña. Esto propició el Bienio Conservador (1933-1935).
En las elecciones de 1933, las mujeres votaron por primera vez. La derecha ganó las elecciones y Azaña encargó la formación de gobierno al líder del Partido Radical Republicano. Durante su gobierno, se tomaron diferentes medidas, entre las que podemos destacar la paralización de la reforma agraria, la amnistía a quienes participaron en el golpe de estado protagonizado por Sanjurjo, la detención de la reforma religiosa y el enfrentamiento con los nacionalistas.
La paralización de las reformas y la entrada de tres ministros de la CEDA en el gobierno fue interpretada como un triunfo de la extrema derecha, por lo que las izquierdas convocaron numerosas huelgas. La huelga general revolucionaria contra el gobierno fue un fracaso en Madrid, pero tuvo mucho éxito en Barcelona y Asturias, siendo entendida prácticamente como un golpe de estado.
Como consecuencia, el gobierno radical-cedista endureció su política y aprobó una nueva ley de reforma agraria, pero la izquierda presionó para que el presidente dimitiera. Se convocaron nuevas elecciones en las que la victoria fue para el Frente Popular.
La Guerra Civil Española (1936-1939)
Las medidas del gobierno del Frente Popular, como el alejamiento de los generales sospechosos de golpismo, la amnistía, la autonomía de Cataluña y la reforma agraria, fueron recibidas con hostilidad por la derecha, exacerbando las tensiones existentes.
El asesinato del teniente José Castillo y, posteriormente, del líder derechista José Calvo Sotelo en julio de 1936, desencadenó la conspiración militar dirigida por generales como Francisco Franco, Emilio Mola y José Sanjurjo. Este levantamiento militar, que comenzó en Marruecos el 17 de julio de 1936, marcó el inicio de la Guerra Civil.
Bando Republicano vs. Bando Sublevado
Durante la guerra, España se dividió en dos bandos:
- El bando republicano: Contaba con el apoyo de trabajadores, intelectuales, anarquistas y comunistas. Controlaba las zonas industriales y urbanas del país, así como las reservas del Banco de España.
- El bando sublevado: Respaldado por la aristocracia, terratenientes, la Iglesia, falangistas y monárquicos. Se apoderó de las zonas agrícolas y contó con el apoyo de Alemania, Italia y Portugal.
Fases de la Guerra Civil
La Guerra Civil se desarrolló en varias fases:
- La guerra en torno a Madrid (agosto 1936 – abril 1937): Los republicanos defendieron la capital con el famoso lema «No pasarán», resistiendo los intentos iniciales de los sublevados de tomar la ciudad.
- La guerra del Norte (abril-octubre 1937): Los sublevados avanzaron hacia el norte, bombardeando ciudades como Guernica, y lograron la toma de Bilbao y Santander.
- La guerra del Este (noviembre 1937 – noviembre 1938): Destacó la Batalla del Ebro, la más sangrienta de la guerra, donde los republicanos lanzaron una ofensiva final.
- Conquista de Cataluña y final de la guerra (diciembre 1938 – abril 1939): Franco y sus fuerzas avanzaron hacia el este, capturando Cataluña y llevando al colapso del bando republicano.
Consecuencias de la Guerra Civil
Las consecuencias de la Guerra Civil Española fueron devastadoras:
- Consecuencias demográficas: Se estima que al menos 500,000 personas murieron durante el conflicto y la posguerra, con un gran número de exiliados que abandonaron el país.
- Consecuencias económicas: La guerra causó una enorme destrucción de la infraestructura industrial y económica, dejando a España en una situación precaria durante décadas.
- Consecuencias sociales: Tras la victoria de Franco, se restauró el poder de la oligarquía terrateniente y se revocaron muchos de los derechos laborales y sociales obtenidos durante la República.
- Consecuencias morales: La guerra dividió a la sociedad española y dejó heridas profundas que tardaron décadas en sanar, con un régimen franquista que mantuvo un control autoritario y represivo sobre el país hasta la muerte de Franco en 1975.
En resumen, la Guerra Civil Española fue un conflicto que dejó una huella indeleble en la historia de España, determinando su trayectoria política y social durante gran parte del siglo XX.