La Segunda República (1930-1936)
El entusiasmo inicial
Paradójicamente, el pueblo español acogió con entusiasmo el nuevo régimen, pese a la primera experiencia republicana. Esta Segunda República demostraba que el pueblo podía regirse por sí mismo.
La crisis económica de 1929
La crisis económica de 1929 afectó a nuestro país con menor intensidad; no obstante, a la larga, haría inviable el régimen republicano.
El gobierno provisional
Después de las elecciones del 12 de abril de 1931, el día 14 se proclamó la II República Española. A su frente se puso un Gobierno provisional. El rey salió para el exilio.
- Presidente: Niceto Alcalá Zamora
- Gobernación: Miguel Maura
- Guerra: Manuel Azaña
La novedad residió en la incorporación de tres ministros socialistas: Prieto, Largo Caballero y Fernández de los Ríos.
En junio se celebraron las elecciones a Cortes Constituyentes, con un aplastante triunfo de la izquierda (más que la realidad del país). La primera tarea de estas Cortes fue redactar una Constitución.
La Constitución de 1931
Intensamente democrática e idealista, se definía al régimen como «una república de trabajadores de todas las clases». Renuncia de la guerra como instrumento de relación internacional. Prohibía la retirada de España de la Sociedad de Naciones. Regulaba los derechos sociales. Daba el voto a la mujer.
El bienio reformista (1931-1933)
En diciembre de 1931, Alcalá Zamora fue elegido Presidente de la República y Azaña, Presidente del Gobierno de alianza entre republicanos y socialistas.
El prestigio de Azaña nació de la reforma del ejército. Su obra más discutida fue el tratamiento del problema religioso: la separación Iglesia-Estado era imprescindible. Esta reforma fue hiriente para los católicos. Consiguió resolver el problema autonómico catalán con un Estatuto aprobado en 1932. Las reformas sociales supusieron una mejora del nivel de vida.
Sus adversarios principales fueron la extrema derecha monárquica y los anarquistas.
El balance del primer bienio debe mirarse desde su óptica reformista, pero quizás fracasó debido a intentar demasiadas reformas a la vez.
El segundo bienio (1933-1936)
Azaña fue derrotado en las elecciones de noviembre de 1933. La derecha católica obtuvo 200 diputados contra 160 del centro y 100 socialistas.
En el nuevo parlamento, la CEDA, dirigida por Gil Robles, fue el partido mayoritario.
En octubre de 1934, la CEDA obtuvo tres carteras en el gabinete, y esto provocó una protesta muy dura de la oposición.
La Revolución de Octubre
Los grupos republicanos se quejaron de la entrada de la CEDA en el poder. La huelga estalló inmediatamente, pero no fue decisiva para evitar el cambio de gobierno. En Cataluña y Asturias, los acontecimientos fueron de enorme gravedad. El Presidente de la Generalitat, Companys, proclamó la República Federal. En la revolución asturiana se produjeron más de 1.000 muertos y 30.000 detenidos.
Esta revolución fue tan injustificable como la del 36.
El balance del segundo bienio fue negativo: hubo una profunda inestabilidad que impidió la labor del gobierno. Hay que culpar tanto a la sublevación de la izquierda como a la negativa a adoptar una posición de centro de la derecha.
Las elecciones del Frente Popular (1936)
Esta fue la última oportunidad para la Segunda República. Gil Robles tuvo tentaciones de dar un golpe de estado en 1935, y el PSOE de Largo Caballero glorificaba la Revolución de Octubre.
En las elecciones de febrero de 1936, el Frente Popular integraba a todas las fuerzas de izquierdas y presuponían una vuelta al primer bienio.
Los resultados fueron de una práctica igualdad entre las derechas y el Frente Popular. Estas elecciones fueron un antecedente de la Guerra Civil, en el sentido de que España se dividía en dos mitades casi iguales. La victoria, no obstante, correspondió al centro reformista de Azaña.
El gobierno del Frente Popular tuvo grandes dificultades: fueron incapaces de desarticular la conspiración de las derechas. El desorden público, con 300 muertos en febrero de 1936, y el asesinato de Calvo Sotelo fueron el detonante de la Guerra Civil.
El elogio a la Segunda República fue el haber sido el sistema con mayor aproximación al democrático hasta entonces. Las circunstancias no fueron las mejores, con el auge de los fascismos y la crisis económica mundial. De cualquier modo, tanto la CEDA como el INS tan solo fueron semileales al régimen republicano.
La Guerra Civil Española (1936-1939)
La conspiración y el alzamiento
La conspiración fue plural y poco organizada. El más importante de los conspiradores fue el general Mola, en Pamplona. La sublevación se inició en África el 17 de julio de 1936; allí asumió el mando Franco.
El 18 de julio de 1936, el alzamiento se extendió a la península, dependiendo su resultado por regiones:
- Navarra y Castilla la Vieja: los sublevados obtuvieron una fácil victoria gracias a Mola.
- Aragón: vencieron en las capitales de provincia.
- Asturias: siguió dominada por la izquierda.
- Galicia: triunfó la sublevación.
- Andalucía: la victoria de Queipo de Llano en Sevilla fue una sorpresa.
- Madrid: estuvo muy mal organizada y continuó en manos republicanas.
- Barcelona: las fuerzas de orden público cerraron el paso a los sublevados.
- País Vasco: se dividió, Álava a favor y Guipúzcoa y Vizcaya en contra.
- Mallorca e Ibiza se sublevaron, pero no Menorca.
- Valencia: los sublevados fueron derrotados tras muchas dudas.
En resumen, España quedó dividida en dos. Mola había intentado un golpe de violencia muy violento y de corta duración, pero falló su plan y estalló la Guerra Civil.
Balance de fuerzas
La República contaba con:
- Recursos militares
- Reservas de oro
- Capitales más importantes
- Ventaja en aviación y flota
Los Sublevados:
- Los generales más importantes y la oficialidad joven
- El ejército de África
Pero un factor muy importante fue el proceso revolucionario en la zona controlada por el Frente Popular, que trajo consigo la pulverización del poder político. Esta revolución trajo también consecuencias militares, al no existir un mando unificado, e impidió la necesaria unión durante la guerra.
Fases de la guerra
Guerra de columnas (julio-noviembre 1936)
Entre julio y noviembre de 1936, los límites de las zonas no eran precisos. Franco pasó el estrecho y avanzó hasta Sevilla y Madrid. Los éxitos del Frente Popular fueron menores, y su avance desde Cataluña hacia las capitales aragonesas fue detenido. En noviembre de 1936, la guerra se convirtió en un motivo de inestabilidad internacional.
Los dos bandos recibieron ayudas exteriores:
Republicanos: Apoyo de Francia, URSS y Brigadas Internacionales. Esta ayuda fue rápida y poco generosa.
Franco: Recibió ayuda que fue tardíamente pagada, pero, cuando llegó, fue más efectiva. Italia mandó unidades enteras. Alemania, más reducida en número, pero técnicamente muy bien preparada.
La ayuda recibida por los dos bandos fue similar, pero en los momentos resolutivos fue favorable a Franco.
La lucha en torno a Madrid (noviembre 1936-marzo 1937)
Franco intentó tomar la capital con batallas sucesivas en Jarama, Carretera de La Coruña y Guadarrama. Pero la ayuda de los italianos no fue suficiente y concentró sus esfuerzos en el frente norte.
La caída del frente norte. Guernica (marzo-octubre 1937)
Este año fue decisivo para la guerra. Franco tomó Vizcaya, y esto fue decisivo para la caída del frente norte. Los alemanes bombardearon Guernica y Durango. La conquista de Santander fue un paseo militar. La de Asturias, sin embargo, fue muy dura debido a lo escarpado del terreno.
El Frente Popular lanzó ataques, pero poco coordinados; si Brunete y Belchite se hubieran producido a la vez, no habría caído el frente norte.
Teruel y la marcha hacia el Mediterráneo (diciembre 1937-junio 1938)
Para evitar la caída de Madrid, el Frente Popular toma Teruel. Tras una dura batalla, Franco reconquistó la ciudad y avanzó rápidamente hacia Vinaroz, protegió Valencia dejando atrás Cataluña, pero se atascó en el Maestrazgo.
Batalla del Ebro y colapso de Cataluña (julio 1938-febrero 1939)
El Frente Popular toma la iniciativa de nuevo, atravesando el Ebro. Fue una batalla muy dura y, tras tres meses y medio, deben regresar a sus posiciones originales. Franco, en su avance, ocupó Cataluña en febrero de 1939. La guerra civil concluyó con otra guerra civil interna de los comunistas contra el resto de los republicanos. El Frente Popular estaba descompuesto. Franco exigió la rendición y, el 1 de abril de 1939, anunció su completa victoria.
Evolución de los dos bandos
Al producirse el estallido de la guerra, hubo un fenómeno semejante en los dos bandos: la voluntad de exterminar al adversario. Los sublevados asesinaron a políticos adversarios, masones, profesores de universidad. El Frente Popular, a sacerdotes, militares y políticos de derecha.
Es imposible, por el momento, conocer las cifras de ejecutados por ambos bandos. Puede decirse que la represión se produjo, sobre todo, en los primeros momentos de la Guerra Civil.
Una de las consecuencias de la represión fue la adopción, por la Iglesia, de una postura favorable a los sublevados. El catolicismo apoyó a Franco mayoritariamente, aunque existió una división entre los propios católicos, al haber optado los nacionalistas vascos por la causa republicana.
Un factor de importancia para comprender el resultado de la Guerra Civil fue la unidad de los sublevados, debido al sentimiento católico y antirrevolucionario.
La jefatura de Franco no puede considerarse como indisputada desde el primer momento; la facilitó la muerte de Sanjurjo.
En septiembre de 1936, Franco fue nombrado Jefe del Gobierno del Estado, una magistratura imprecisa que Franco convertiría en caudillaje estable.
En primavera de 1937, hubo, en el bando de Franco, graves disidencias internas que concluyeron, en abril de 1937, con la unificación en un partido único de los carlistas y los falangistas.
Junto a Franco, la figura más destacada en su primera etapa fue su cuñado, Serrano Suñer.
El único texto constitucional aprobado fue un Fuero del Trabajo, que era una mera declaración de principios.
El primer gobierno de 1938 demostró la pluralidad de componentes del bando sublevado.
En el Frente Popular, la situación fue diferente, con actitudes antitéticas que se manifestaron hasta el final: había quien quería mantener las instituciones republicanas y los que optaban por la revolución.
En septiembre de 1936, Azaña hubo de nombrar Presidente del Gobierno a Largo Caballero, cuya posición revolucionaria la hacía distar de la República.
Largo, muy pronto, incorporó anarquistas a su gobierno, aunque su política fue menos revolucionaria de lo que cabía esperar.
En mayo de 1937, estalló un conflicto que causó 400 muertos, mucho más grave que cualquier otro parecido en el bando contrario.
El sucesor de Largo Caballero fue Juan Negrín, socialista moderado que trató de unificar.
Al final, Negrín estaba enfrentado con la mayoría de los dirigentes del Frente Popular. Es significativo que la guerra terminara con esta división.
Balance de la Guerra Civil
Punto de vista militar: Conflicto típico de un país pobre que no hizo prever las novedades técnicas de la Segunda Guerra Mundial. El ejército popular desaprovechó las ventajas iniciales. El ejército de Franco tuvo mayor capacidad de maniobra.
Punto de vista político: El factor político fue quizás más decisivo. La guerra fue popular en los dos bandos, pero el vencedor consiguió unificarse más coherentemente que el que acabó siendo derrotado.