A partir de 1850-1870, la industrialización experimentó un impulso tan novedoso que se llegó a denominar Segunda Revolución Industrial. Algunos países tuvieron un crecimiento económico muy rápido, y hacia 1914, la segunda RI había alcanzado y superado el modelo británico. Los cambios económicos y sociales permitieron que algunas áreas del mundo suplieran muchas de sus carencias, incluso un estado como Japón.
La segunda etapa de la industrialización configuró un nuevo sistema económico conocido como el gran capitalismo, diferente al liberal británico. Sus señas de identidad fueron:
- Nuevas tecnologías y ramas industriales: las nuevas tecnologías surgieron en las escuelas técnicas y laboratorios. Las innovaciones del periodo 1870-1914 tuvieron, en un tiempo relativamente breve, un gran impacto en la vida cotidiana de las personas.
- Desarrollo del sector servicios: comenzó un crecimiento sostenido del sector terciario. En toda Europa aumentaron los puestos de trabajo en oficinas, tiendas, bancos y compañías de seguros. A finales de siglo, comenzaron a surgir nuevas actividades profesionales como las ventas y la publicidad, en las que Estados Unidos se colocó a la cabeza. También crecieron la administración pública y la enseñanza.
- Intervención del estado: se generalizó a partir de 1875. En los casos en que no existía una burguesía comercial que aportara los capitales y las ideas, el estado sustituyó llevando a cabo acciones como promover el ferrocarril, crear la legislación adecuada y fomentar la concentración de empresas.
- Transformaciones en la financiación de las empresas: la industrialización británica se había desarrollado gracias al impulso de empresarios que reinvertían parte de sus beneficios en el negocio familiar. La banca empezó a invertir en empresas industriales. Las sociedades anónimas por acciones son empresas que emitían títulos, acciones, a su vez adquiridos por los inversores que financiaban la empresa a cambio de una parte de los beneficios que obtuviera. La concentración de empresas para lograr varios objetivos, afrontar grandes inversiones que suponían la investigación científica y las grandes plantas industriales.
- Transformaciones en la gestión de empresas: al dejar de ser familiares, las grandes empresas quedaban a manos de gestores, ingenieros y ejecutivos que crearon, a partir de 1880, nuevas formas de organizar la producción. Frederick W. Taylor diseñó un sistema de trabajo destinado a aumentar el rendimiento laboral, y Henry Ford inventó un sistema de producción que se utilizó en las cadenas de montaje de la industria de coches.
Cambios de mentalidad e ideológicos
El liberalismo puro que había impulsado la industrialización británica dejó paso, en el resto de Europa, Estados Unidos y Japón, a un nacionalismo económico que consistía en llevar a cabo políticas, a veces muy agresivas. El nacionalismo económico apoyó las teorías imperialistas y las doctrinas racistas. La oposición a las consecuencias que la industrialización tenía sobre los trabajadores y la necesidad de presionar al estado, animó al socialismo.
Los albores de una economía mundial
La principal consecuencia de la Revolución Industrial fue la formación de un poderoso núcleo de países industrializados. Frente a las zonas menos o más industrializadas, se encontraban extensas áreas del mundo que no industrializaron en esta época, sino que permanecieron en el subdesarrollo. La diferencia económica entre diversos países constituyó su producción y uno de los legados más negativos de la RI. El impulso industrial y capitalista logró crear un mercado mundial o economía mundo. Los países empezaban a especializar su producción y a depender progresivamente unos de otros.
Los transportes
El ferrocarril vino a cambiar, en parte, esta situación a partir de 1860-1870. El nuevo medio de transporte desempeñó un papel fundamental en la creación de mercados nacionales allí donde casi no existía. El ferrocarril comenzó uniendo centros industriales y terminó siendo un medio de transporte internacional y transcontinental. También la navegación marítima mejoró gracias a la máquina de vapor y a numerosos canales, elevando grandes migraciones transcontinentales. El transporte urbano también experimentó un cambio gracias al tranvía y al metropolitano. En esta época también se inició la conquista en el aire con el dirigible y el avión, utilizado por primera vez por los hermanos Wright en 1903. Las transformaciones experimentadas por el transporte, junto con las mejoras técnicas en la conservación de alimentos, lograron, hacia 1880, que fuera posible entrar en los puertos europeos. Esta competencia provocó una crisis agraria durante el siglo XIX.