Desarrollo de la Transición Española
Tras la muerte de Franco, Juan Carlos I fue proclamado rey el 22 de noviembre de 1975, en un contexto político de gran incertidumbre. Se iniciaba un complejo proceso de transición que llevaría de la dictadura a un sistema democrático. Este proceso de transición se ha convertido, al pasar los años, en un modelo para muchos países por el escaso nivel de violencia que la acompañó.
La distribución de fuerzas políticas la podríamos resumir en:
- Franquistas: se diferenciaban en el llamado «búnker» o inmovilistas, organizado en torno a figuras como Blas Piñar, y los «aperturistas», entre los que había políticos veteranos de la dictadura que estaban convencidos de la necesidad del cambio, como Fraga o Areilza, y jóvenes que no habían vivido la Guerra Civil, como Adolfo Suárez.
- Oposición:
–Derecha liberal: eran muy débiles y se agrupaban en torno a figuras como Ruiz Giménez y Gil Robles o los partidarios de Juan de Borbón, padre del monarca.
–Nacionalistas: centrados en Cataluña, donde nacía una nueva fuerza hegemónica, Convergència Democràtica de Catalunya, dirigida por Jordi Pujol, y el País Vasco, donde el Partido Nacionalista Vasco será la fuerza mayoritaria.
–Izquierda: donde sobresalía el Partido Comunista de España, dirigido por Santiago Carrillo, el partido más organizado y activo al acabar la dictadura. El PSOE había celebrado un congreso en Suresnes (Francia) en 1974 en el que un nuevo grupo dirigente organizado en torno a Felipe González y Alfonso Guerra había llegado al poder. El Partido Socialista Popular de Enrique Tierno Galván era otra fuerza de izquierda que terminó por unirse al PSOE.
–Sindicatos: Comisiones Obreras era el sindicato más poderoso, mientras que la UGT comenzaba a reorganizarse, y la histórica CNT se convirtió en una fuerza meramente simbólica.
Los primeros momentos del reinado de Juan Carlos estuvieron caracterizados por la indefinición. Dos alternativas parecían posibles: el “continuismo”, es decir, que la nueva monarquía fuera una mera continuadora del franquismo sin Franco, y la “ruptura”, es decir, la creación de un gobierno provisional que instaurara las libertades democráticas, legalizara los partidos y convocara elecciones libres. Sin embargo, el nuevo monarca se rodeó de un grupo de asesores, entre los que destacaba Torcuato Fernández Miranda, que diseñaron un plan de cambio político, “la reforma”, es decir, aplicar cambios controlados que garantizaran la intangibilidad de los funcionarios y militares franquistas y que llevaran a un sistema democrático desde las propias leyes franquistas.
Inicialmente se mantendrá al frente del gobierno a Arias Navarro (noviembre 1975-julio 1976) que incluye a algunos reformistas franquistas como Fraga (ministro del Interior), Areilza, Adolfo Suárez o Martín Villa. Sin embargo, el gobierno de Arias fracasó a la hora de implementar un proceso de reformas creíble y respondió con represión a las protestas sociales. Una oleada de huelgas se extendió por el país en enero de 1976. La respuesta represiva culminó con los incidentes de Vitoria, en marzo de 1976, cuando cinco trabajadores murieron a manos de la policía. Ese mismo mes de marzo, toda la oposición se agrupó en la Coordinación Democrática, la “Platajunta”, lo que reforzó las protestas contra el inmovilismo del gobierno de Arias Navarro. Finalmente, el rey, que no había disimulado su descontento con la labor del ejecutivo, acepta la dimisión de Arias Navarro en julio de 1976.
El Gobierno de Adolfo Suárez y la Ley para la Reforma Política
El nombramiento como presidente del gobierno de Adolfo Suárez supondrá el impulso definitivo a la liquidación del franquismo desde las estructuras propias del régimen. Para ello contará con la inestimable ayuda de Torcuato Fernández Miranda, presidente del Consejo del Reino. La “Ley para la Reforma Política”, que con rango de “ley fundamental”, será aprobada por amplia mayoría en las Cortes franquistas, lo que supone su disolución a cambio de inmunidad. También será ratificada mayoritariamente mediante referéndum, donde a pesar de la llamada a la abstención de las fuerzas de oposición, la respuesta había sido contundente: con 77.7% de participación, el 94.1% de los votos habían sido positivos.
A partir de ahora triunfa la idea de la “reforma política”. Se inician los contactos con la “oposición” dirigidos a la legalización de los partidos para cumplir su compromiso de convocatoria de elecciones libres en el plazo de un año de su toma de posesión. Eliminará el Tribunal de Orden Público, disolverá el Movimiento Nacional, procederá a la legalización de sindicatos reconociendo el derecho de huelga, dará una serie de amnistías que liberarán a los presos políticos.
Las Amenazas al Proceso de Reforma
Todo el proceso de reformas estuvo siempre amenazado por dos fuerzas opuestas que se alimentaban mutuamente. Por un lado, las fuerzas de extrema derecha, en las que se agrupaban los residuos del franquismo más duro, grupos terroristas como los Guerrilleros de Cristo Rey, diarios del régimen como *El Alcázar*, o grupos políticos como Fuerza Nueva, que centraron sus esfuerzos en alentar un golpe militar que pusiera fin al proceso democrático. Por otro lado, los grupos terroristas nacionalistas como ETA o de extrema izquierda como el GRAPO, con sus ataques al ejército y las fuerzas policiales alimentaban las posibilidades de un golpe militar. El nombramiento del teniente general Gutiérrez Mellado como vicepresidente del gobierno será clave para controlar el peligro golpista en el ejército.
1977: Un Año Clave
El año de 1977 será vital. Su inicio no puede ser más desfavorable, en enero se produce la muerte de un estudiante en una manifestación pro-amnistía, el asesinato de cinco abogados en Madrid, “la matanza de Atocha”, por miembros de la ultraderecha y los secuestros protagonizados por el GRAPO de personalidades relevantes. La respuesta popular fue una gran manifestación de repulsa en Madrid que se desarrolló pacíficamente y que mostró claramente la voluntad general de continuar los cambios de forma pacífica.
Suárez logrará ir sorteando los obstáculos procediendo a la legalización del PCE el Sábado Santo, pese a la dimisión del ministro de Marina, tras la aceptación por Santiago Carrillo de la monarquía y se concede la amnistía que libera a los presos políticos.
Las Primeras Elecciones Democráticas de 1977
Las primeras elecciones democráticas se realizan en junio de 1977, en un contexto de libertades y que se traduce en el triunfo del partido creado por Adolfo Suárez, Unión de Centro Democrático, con el 35% de los votos y que aglutina a aperturistas del franquismo, liberales, socialdemócratas y democristianos. Le seguirá el PSOE, Partido Socialista Obrero Español de Felipe González que con casi el 30% de los votos se convierte en el principal referente de la izquierda muy por delante del PCE, Partido Comunista de España, de Santiago Carrillo que con el 9% de los votos queda muy lejos de sus expectativas y de AP, Alianza Popular, de Manuel Fraga con carácter conservador representa a los herederos del franquismo y alcanza el 8% de los votos. También obtendrán una importante representación los partidos centristas catalanes de Jordi Pujol y Miquel Roca, y el PNV, Partido Nacionalista Vasco, quedando sin representación tanto la ultraderecha como la ultraizquierda.
Los Pactos de la Moncloa
El siguiente paso, una vez normalizada la representatividad política, será lograr la estabilidad social que detuviera la conflictividad laboral que originaba la crisis económica: crecimiento del paro, elevada inflación, caída de la inversión y fuga de capitales. Para ello mediante la concertación social, partidos, sindicatos, patronal y gobierno firman los Pactos de la Moncloa, septiembre de 1977, destinados a reducir la inflación, propiciar la inversión, garantizar las prestaciones sociales y realizar la reforma fiscal que dotase al Estado de los recursos imprescindibles.
El Proceso Preautonómico
Simultáneamente comienza el proceso preautonómico. Ante el deseo de autogobierno de vascos y catalanes, expresado de forma contundente el 11 de septiembre cuando millón y medio de catalanes se manifiestan por la autonomía en Barcelona, el gobierno de Suárez inicia el proceso antes de la aprobación de la Constitución. Se restablece la *Generalitat*, en septiembre de 1977, y en el País Vasco en diciembre se crea el Consejo General Vasco, como régimen preautonómico para la región. A principios de 1978, Cataluña y País Vasco eran regiones preautonómicas. Entonces triunfa la opción del «café para todos» que prefigura el futuro constitucional de la estructura territorial de España, impulsando la generalización del principio de autonomía regional, hasta configurar las 17 comunidades autónomas.
La Constitución de 1978
Finalmente se aborda la principal tarea pendiente: la elaboración de una constitución que garantice el régimen democrático. Para ello se nombra una ponencia de 7 miembros del Congreso que representan a los diferentes partidos mayoritarios (Gabriel Cisneros, J. Pedro Pérez Llorca y Miguel Herrero por la UCD, Miquel Roca por los nacionalistas catalanes, Manuel Fraga por AP, Gregorio Peces-Barba por el PSOE y Jordi Solé Tura por el PCE), el PNV quedará fuera y mantendrá una posición abstencionista.
La principal clave de su redacción fue el consenso, tratando de lograrse un texto lo suficientemente abierto y ambiguo para posibilitar que derecha e izquierda pudieran gobernar sin necesidad de caer en la reforma. Será definitivamente aprobada en referéndum el 6 de diciembre 1978.
Características de la Constitución
La Constitución de 1978 se organiza en 10 títulos que contienen 169 artículos y varias disposiciones adicionales. Se diferencian 2 partes, una dogmática: en el título preliminar se contienen los principios fundamentales de la Constitución: se define a España como un Estado social y democrático de derecho, se proclama que la soberanía nacional reside en el pueblo y se define la forma política del Estado como una monarquía parlamentaria. Mientras, en el título I se establecen los principios básicos y los derechos y libertades de los españoles. El resto lo podemos definir como parte orgánica donde se organiza el funcionamiento de los poderes del Estado (ejecutivo, legislativo y judicial) así como la reforma de la Constitución.
Entre sus características destacan:
- Establece una amplia declaración de derechos, incluidos los sociales y económicos, y libertades, quedando abolida la pena de muerte.
- Reconoce la soberanía nacional expresada mediante sufragio universal.
- El Estado se define como social y democrático organizado como monarquía parlamentaria.
- Reconoce el derecho de autogobierno para las nacionalidades y regiones, reconociendo como lenguas oficiales junto al castellano a las demás lenguas españolas.
- Declara la no confesionalidad de Estado.
- Establece un parlamento bicameral con el Congreso de los Diputados y el Senado
Una vez aprobada, las Cortes que habían actuado como asamblea constituyente, serán disueltas convocándose nuevas elecciones que den un parlamento constitucional. Son las elecciones de marzo de 1979 donde la UCD obtiene una nueva victoria quedándose a 7 escaños de la mayoría absoluta, y confirmando al PSOE como la alternativa de gobierno.