Alternativas Políticas Tras la Muerte de Franco
El 22 de noviembre de 1975, dos días después del fallecimiento de Franco, Juan Carlos de Borbón fue proclamado Rey. Continuando con el gobierno de Carlos Arias Navarro, el monarca también designó a Torcuato Fernández Miranda como presidente de las Cortes y del Consejo del Reino. Se esperaba que este primer gobierno impulsara reformas hacia la democratización del sistema político español.
Sin embargo, el programa de Arias Navarro, presentado ante las Cortes, evidenció una continuidad con el franquismo y una propuesta reformista insuficiente. Su planteamiento, una reproducción del «espíritu del 12 de febrero», proponía leyes restrictivas sobre el derecho de reunión y asociación, sin contemplar la existencia de partidos políticos. Esto generó decepción entre los demócratas.
La Oposición y la Ruptura Democrática
Para impulsar la alternancia democrática, la oposición, unida en la Coordinación Democrática, definió un programa común. Su propuesta se basaba en la «ruptura democrática»: un proceso constituyente, a través de un gobierno provisional y elecciones generales, que estableciera las bases de un nuevo sistema político.
Además, promovieron movilizaciones populares que reivindicaban libertades democráticas y amnistía para los presos políticos. Los conflictos laborales aumentaron, incluyendo la reivindicación del cambio político. Las movilizaciones del invierno de 1975-1976 alcanzaron una dimensión sin precedentes, con huelgas generales en Cataluña y el País Vasco, y en Madrid.
La respuesta del gobierno fue contundente, como se evidenció en la huelga general de Vitoria en marzo de 1976, con un saldo de cinco muertos y decenas de heridos.
Elaboración y Aprobación de la Constitución de 1978
Las Cortes elegidas el 15 de junio de 1977, aunque no formalmente constituyentes, asumieron la tarea de elaborar una constitución democrática. Se formó una ponencia con diputados de los partidos con representación parlamentaria (conocidos como «padres de la Constitución»), excepto la minoría vasca que renunció.
El Consenso y la Constitución Progresista
La redacción de la Constitución inició la «política de consenso», basada en la negociación y el acuerdo entre las fuerzas políticas. El texto resultante tuvo un carácter progresista, aunque con cierta ambigüedad, permitiendo su desarrollo legislativo tanto por la izquierda como por la derecha democrática.
Tras su aprobación en el Congreso y el Senado el 31 de octubre de 1978, la Constitución fue sometida a referéndum el 6 de diciembre de 1978, obteniendo una amplia mayoría a favor. El Rey Juan Carlos I la sancionó el 27 de diciembre de 1978, entrando en vigor el 29 de diciembre de 1978.
Características Esenciales de la Constitución
- Define a España como un Estado social y democrático de derecho, organizado como una monarquía parlamentaria.
- Establece la no confesionalidad del Estado.
- Abole la pena de muerte.
- Desarrolla una amplia declaración de derechos fundamentales y libertades civiles y políticas.
- Reconoce el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones.
- Establece el castellano como lengua oficial del Estado, junto con las lenguas propias de las comunidades autónomas.
- Instaura el Tribunal Constitucional.
La Constitución de 1978 sentó las bases para la transición de España hacia una democracia moderna y permanece vigente hasta el día de hoy.