La transición política es el proceso de desmantelamiento de la dictadura que se desencadenó a la muerte de Franco, en noviembre de 1975, y la subida al trono del rey Juan Carlos I, y que culminó con el establecimiento de un régimen democrático en 1982, con la llegada al poder del PSOE, uno de los partidos de la oposición al franquismo. La Constitución de 1978 es la expresión jurídica de este cambio político.
Primeros Pasos hacia la Democracia
Dos días después de la muerte de Franco, el 22 de noviembre, Juan Carlos I fue proclamado rey. A la muerte de Franco, el Jefe de Gobierno, Carlos Arias Navarro (sucesor de Carrero Blanco tras su asesinato), fue confirmado por el rey en su cargo y procedió a la formación de un nuevo gabinete, con Fraga Iribarne y el monárquico José María de Areilza. Al mismo tiempo, el monarca colocó a Torcuato Fernández Miranda, su antiguo profesor de Derecho, en la Presidencia de las Cortes y en el Consejo del Reino.
Arias Navarro propuso algunas reformas políticas limitadas, lo cual provocó movilizaciones reivindicativas impulsadas por la oposición democrática, que defendían la llamada ruptura democrática y la unión de todas las fuerzas antifranquistas. Dicha unión se hizo realidad con el nacimiento de Coordinación Democrática tras la muerte de Franco (alianza de la Junta Democrática y la Platajunta).
En el año 1976 hubo una gran conflictividad social, que debilitó al gobierno de Arias Navarro. Coordinación Democrática exigió como condición inexcusable para cualquier proceso de reforma democrática la liberalización de los presos políticos del franquismo. La amnistía por decreto-ley no llegó hasta el 17 de marzo de 1977. Los conflictos laborales surgidos por la congelación salarial eran de contenido político. Uno de los más graves tuvo lugar en Vitoria, con un saldo de cinco muertos y decenas de heridos, o el choque en el monte navarro de Montejurra, que se saldó con otros dos muertos.
Reformistas vs. Inmovilistas
Ante la situación, una parte de los herederos del franquismo, los llamados inmovilistas (búnker), no aceptaban otra opción que la de reprimir por la fuerza las movilizaciones sociales. Pero los reformistas se esforzaron en desplazar del gobierno a los inmovilistas. Sin embargo, la oposición exigía una ruptura democrática, mientras que los reformistas defendían un cambio a partir de las leyes vigentes y sin ruptura.
El Gobierno de Adolfo Suárez
En julio de 1976, el rey nombra Jefe de Gobierno a Adolfo Suárez. Al parecer, el rey se fijó en él por haber estado al frente de RTVE. De la estrategia de la ruptura democrática se fue pasando a la estrategia de la ruptura pactada.
Suárez estableció contactos con Felipe González, el líder del todavía ilegal PSOE, e incluso con Santiago Carrillo, el principal dirigente del Partido Comunista, y con CC.OO. para preparar la reforma sindical. Suárez incorporó al gobierno al general Gutiérrez Mellado, un militar liberal que desempeñaría un papel fundamental en la reforma de las Fuerzas Armadas.
La Ley para la Reforma Política
En septiembre de 1976 presentó al país por televisión el proyecto de Ley para la Reforma Política, ideado por Fernández Miranda, que debía modificar el sistema político existente y regular la convocatoria de las deseadas elecciones. Una amplia mayoría la aprobó el 18 de noviembre de 1976. De esta forma el franquismo autorizaba legalmente la transición hacia la democracia.
El 15 de diciembre, la ley fue definitivamente aprobada por el pueblo en un referéndum que contó con una participación del 77%, siendo un 94% los votos afirmativos. La Ley de Reforma Política proclamaba la democracia y reclamaba la soberanía popular. Preveía la transformación de las Cortes existentes en un Congreso de los Diputados y un Senado elegido por sufragio universal. Anunciaba unas futuras elecciones democráticas con el concurso de partidos políticos. Fue la ley que supuso el desmantelamiento del franquismo.
El apoyo recibido por los franquistas reformistas se explica porque la ley fue acompañada de ciertas concesiones:
- No exigir responsabilidades a los implicados en la dictadura.
- Mantener la ilegalidad de la izquierda comunista.
Legalización de Partidos y Sindicatos
En los meses siguientes, se fueron legalizando los partidos políticos y sindicatos. Todo ello provocó acciones de violencia ultra (enero 1977 – asesinatos de Atocha), actividad terrorista de grupos como ETA o el GRAPO. Adolfo Suárez recogió las manifestaciones del pueblo y declaró legalizado el PCE el 9 de abril de 1977.
Las Primeras Elecciones Democráticas
Las primeras elecciones democráticas desde 1936 se celebraron en junio de 1977. Para presentarse a ellas, alrededor de Suárez se constituyó Unión de Centro Democrático (UCD), que reunía diferentes tendencias procedentes del reformismo franquista y los demócratas cristianos. La derecha franquista fundó Alianza Popular (AP) con Fraga Iribarne y López Rodó como figuras importantes. El PSOE se definió como la opción de un socialismo democrático con Felipe González y Alfonso Guerra como líderes.