La Transición Española a la Democracia
En realidad, el régimen de Franco entró en crisis en 1973, pero su transición hacia la democracia no fue posible hasta su muerte a fines de 1975. La Transición representa una forma original que se realizó con un coste político y social relativamente bajo. En España no hubo, como en otros países, intervención del ejército o guerra, a pesar de que se daban las condiciones para ello. El terrorismo, el nacionalismo periférico y el recuerdo de la Guerra Civil… A pesar de estas dificultades, la transición se produjo sin un colapso económico o el peligro de una dictadura de izquierdas como en el caso de Portugal.
Los factores que explican esto fueron el grado de desarrollo económico y social conseguido con anterioridad, la existencia de una monarquía legítima heredera del régimen anterior, y la voluntad de consenso de la oposición con la clase política del régimen anterior.
La Nueva Monarquía
El rasgo general en Europa tras la muerte de Franco fue la expectación. No hubo grandes políticos europeos en su funeral. El nuevo monarca se identificó con la figura de su padre, de talante liberal.
El rasgo más original de la Transición fue precisamente el papel desempeñado por la monarquía. El Rey Juan Carlos I, a su vez nombrado heredero con Franco y heredero de una tradición histórica liberal, fue, como lo definió José María de Areilza, el motor del cambio.
La prueba de ello está en que el gobierno de Arias Navarro, que parecía de transición, estaba compuesto, por influencia del Monarca, de personajes de procedencia más liberal como Areilza, Fraga y Garrigues. El Monarca influyó también en el nombramiento de Fernández Miranda como Presidente de las Cortes. El semestre presidido por Arias se caracterizó por la desorientación y la falta de rumbo. Sus reformas fueron mínimas, reduciéndose a la derogación de un decreto antiterrorista, y la promulgación de una nueva ley de reunión y manifestación.
La reforma del Código Penal encontró grandes problemas por el temor a la legalización del PC.
Las dificultades del Gobierno nacieron también de la oposición. En enero de 1976 hubo una oleada de conflictos sociales. Los sucesos de Vitoria en marzo de ese mismo año fueron aún más graves.
La crisis económica, la falta de preparación de las fuerzas de orden público en conflictos de este tipo y la brusca politización contribuyeron a los mismos.
A partir de 1976 se celebraron los primeros actos públicos de la oposición. Cuando la oposición se unió en marzo de 1976 mostró su deseo de que el cambio se produjera de acuerdo con los que estaban en el poder.
En verano de 1976 la reforma parecía irrealizable, el Gobierno estaba sin rumbo y crecía la sensación de incertidumbre. El Rey forzó la dimisión de Arias.
La Reforma Política
El resultado de la crisis gubernamental fue sorprendente para los observadores políticos. El Rey nombró a Adolfo Suárez Presidente del Gobierno gracias a su moderación y su capacidad de concordia.
El gobierno de Suárez consiguió en tan solo 3 meses un importante cambio en el ambiente político. En septiembre de 1976 fue redactada la Ley para la Reforma Política en la que quedaba diseñado el cambio institucional:
- Soberanía popular.
- Respeto a los derechos humanos.
- Elección de dos cámaras, Congreso y Senado.
- Encargo a las Cortes de la redacción de una nueva Constitución.
En un referéndum celebrado el 15 de diciembre de 1976 participó el 75% del electorado votando tan solo el 3% en contra del texto de la ley. El grado de unanimidad fue sorprendente.
Voluntariamente, el gobierno de Suárez eludió enfrentarse a la crisis económica en la conciencia de que el problema político y el económico no podían abordarse juntos.
Uno de los problemas más graves fue el del terrorismo, y su momento más álgido fueron los meses de diciembre de 1976 y enero de 1977, cuando un general y el Presidente del Consejo de Estado fueron secuestrados por los GRAPO, y un grupo de abogados fueron asesinados por la extrema derecha.
Otro momento importante fue la legalización del PC en abril de 1977. La cuestión de su legalización estaba en manos del Tribunal Supremo, pero cuando este se negó a pronunciarse, el gobierno tomó la iniciativa. El ejército protestó disciplinadamente y la decisión provocó la dimisión del Ministro de Marina.
El proceso final de la reforma política fueron las elecciones generales de junio de 1977, que tuvieron en realidad la condición de constituyentes.
En la campaña electoral, el PSOE mostró un dinamismo que le hizo captar el voto del electorado joven.
El gobierno montó una coalición política denominada UCD que realizó una campaña tibia e insuficiente en condiciones normales. Fraga, por su parte, creó un grupo, AP, que acabó por convertirse en el adversario de los demás. Participó el 78% del electorado:
- UCD: 34% y 165 escaños.
- PSOE: 29% y 118 diputados.
- PC: 20 escaños.
- AP: 16 escaños.
El mapa electoral continuó la tradición histórica de los años 30 con una similitud entre el voto del PSOE/Frente Popular y UCD/CEDA. Los españoles, con estos resultados, optaron por el método de reforma, pero con tanta profundidad que equivalía al de ruptura.
El Camino hacia la Constitución
Después de las elecciones, Congreso y Senado tenían papeles imprecisos y poco definidos. Solo en noviembre de 1977 se aprobó una ley que establecía la responsabilidad del gobierno frente a las cámaras.
Otra peculiaridad es la falta de un partido de gobierno. La composición del nuevo gobierno está representada por los dirigentes de los pequeños partidos integrantes de la coalición. Los hombres clave del Presidente fueron:
- Gutiérrez Mellado.
- Fuentes Quintana.
- Abril Martorell.
La unión de las facciones dentro del gobierno favorecieron la formación de UCD como partido en diciembre de 1977.
Otra peculiaridad fue la existencia de reivindicaciones nacionalistas en la periferia. Cuando 62 de los 63 parlamentarios catalanes pidieron la vuelta al Estatuto de Autonomía de 1932, fue preciso darles satisfacción. Tras duras negociaciones, el 30 de septiembre se estableció una Generalitat.
En octubre de 1977 se ofreció una amnistía incluyendo los delitos terroristas, pero no tuvo efecto en ETA. En junio de 1978, diez regiones tenían un régimen preautonómico con grandes tensiones sociales.
En octubre de 1977, con los Pactos de la Moncloa, hicieron posible concentrarse en la tarea política sin peligro de tensiones sociales. Hubo otros dos factores de importancia:
- La situación económica, que era pésima a fines de 1977, con una inflación del 30% y un paro superior al 6%.
- La reproducción insistente de problemas de orden público y de ETA, que asesinó a 11 policías en los meses posteriores a las elecciones.
En noviembre de 1978 hubo la primera manifestación antiterrorista apoyada por los principales partidos políticos. Ese mismo mes se descubrió la Operación Galaxia, una conspiración de la extrema derecha.
El primer borrador de la Constitución se conoció en noviembre de 1977. En octubre de 1978, las Cortes votaron el texto de la Constitución que se sometió a referéndum en diciembre de 1978.
La Constitución de 1978 fue una constitución de consenso. La Constitución consta de 169 artículos ordenados en 11 títulos. En el Título Primero, referente a los derechos fundamentales, solo hubo problemas en cuestiones como la pena de muerte, el aborto y algunas cuestiones educativas.
Sin embargo, no se planteó la confesionalidad de Estado, problema siempre presente en las anteriores constituciones. Los Títulos Tercero y Cuarto hacen referencia a los poderes legislativo y ejecutivo. La Constitución se basa en un bicameralismo muy acentuado. El Congreso es elegido por un sistema proporcional y el Senado por un sistema mayoritario.
La posibilidad de referéndum viene limitada al hecho de que este es siempre consultivo.
El gobierno solo puede ser derribado mediante el voto de censura constructivo.
Las leyes orgánicas necesitan de la mayoría absoluta de la cámara.
El texto utiliza el término “nacionalidades”. A pesar de su imprecisión y de su extensión, tiene la gran ventaja del consenso.