La Transición Española y la Constitución de 1978

La evolución política tras la muerte de Franco

La Transición Española fue el proceso desde la dictadura a la democracia iniciado tras la muerte de Franco. Muerto Franco el 20 de noviembre de 1975, se proclamó a Don Juan Carlos I rey de España el 22 de noviembre de 1975, quien apostó por la continuidad en el gobierno de Arias Navarro. Arias reaccionó de forma violenta ante la agitación social por la crisis económica y, presionado por el rey, dimitió en julio de 1976.

Juan Carlos I colocó al frente del gobierno a Adolfo Suárez, que formó un gobierno de hombres jóvenes demócrata-cristianos e inició un proceso democratizador, operando siempre el cambio desde la ley. Aprobó la Ley de Amnistía, la Ley para la Reforma Política (establecía el bicameralismo y el sufragio universal), inició un proceso de legalización política de partidos y adoptó medidas como la disolución del sindicato vertical, del Tribunal de Orden Público y del Movimiento Nacional.

Suárez convocó elecciones generales y democráticas el 15 de junio de 1977, y la victoria fue de la Unión de Centro Democrático (UCD), iniciando el segundo gobierno de Suárez y el primero de la UCD.

En esta etapa, se firmaron los Pactos de la Moncloa (octubre de 1977) para reducir la inflación y el déficit presupuestario. Se aprobó la Constitución por las Cortes y luego por los españoles en referéndum de 6 de diciembre de 1978, dando por fin un marco legal a nuestra democracia. Promulgada la Constitución, se buscó desarrollar el Estado de las Autonomías y se disolvieron las Cortes.

La UCD triunfó en las nuevas elecciones generales, pero en las posteriores elecciones municipales, la izquierda triunfó mediante la alianza del PSOE y el PCE. Se inició una crisis política, que llevó a la dimisión de Suárez en 1981, debido al terrorismo de ETA, la inquietud entre militares de extrema derecha, una dura campaña de oposición por parte del PSOE y la crisis interna de UCD. Calvo Sotelo, candidato a la presidencia, no obtuvo mayoría suficiente en una primera votación y se fijó una segunda votación el 23 de febrero de 1981, en la que se produjo un golpe de Estado liderado por el teniente coronel Antonio Tejero. El golpe no fue apoyado unitariamente por el ejército.

Posteriormente, el gobierno de Calvo Sotelo (1981-1982) fue marcado por la descomposición de su propio partido, la aprobación de la Ley del Divorcio y el envenenamiento masivo por aceite de colza. España ingresó en la Organización del Atlántico Norte (OTAN) y Calvo Sotelo convocó elecciones, en las que el PSOE consiguió un triunfo arrollador y la UCD fue sustituida por Alianza Popular, dando la transición por completada con el relevo de la izquierda.

Al final del franquismo hubo varias posiciones. Dentro del Régimen: el Continuismo (pretendía mantener el régimen intacto), el Reformismo continuista (pretendía reformas tímidas, pero conservando el régimen) y el Reformismo (pretendía la democracia como monarquía constitucional parlamentaria). Dentro de la oposición: del rupturismo al posibilismo (inicial oposición frente al régimen franquista, y una posterior posición “posibilista”), y revolucionarios (pretendían traer la revolución leninista violentamente). Ante esta situación, el gran reto de Suárez fue lograr que el franquismo aceptara por sí mismo que debía desaparecer, y convertir a un país acostumbrado a la represión y la arbitrariedad, al juego democrático.

Durante la transición se logró la normalización democrática, los Pactos de la Moncloa para enderezar la economía española, la Constitución de 1978, el Estado de las Autonomías, y la aceptación de Juan Carlos I como rey por parte de la oposición al régimen. Entre las dificultades que encontraron los políticos durante la transición destacan la situación económica española, y el terrorismo de ambos lados. Por parte de la izquierda, representada por la ETA, FRAP y el GRAPO, destacó la semana del 23 al 29 de enero de 1977, con la matanza de cinco abogados laboralistas del PCE en Atocha y una gran manifestación de repulsa en Madrid. Entre la resistencia, destacó la Operación Galaxia, un plan golpista abortado por los servicios de seguridad del Estado, cuya fecha prevista era el viernes 17 de noviembre de 1978. Además del golpe del 23-F de 1981.

La Constitución de 1978. El Estado de las Autonomías

Las Cortes resultantes de las elecciones de 1977 tenían la labor de aprobar una constitución democrática. Para su elaboración se creó una Comisión de Asuntos Constitucionales, encargada de elaborar una constitución consensuada, que luego se propuso para su votación en el Congreso. Los miembros de la Comisión son los “padres de la Constitución” y son los siguientes:

  • Gabriel Cisneros, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón y José Pedro Pérez-Llorca por la UCD
  • Gregorio Peces-Barba Martínez por el PSOE
  • Jordi Solé Tura por el PCE
  • Manuel Fraga Iribarne por AP
  • Miquel Roca i Junyent por las minorías vasca y catalana

Los principios recogidos fueron los siguientes:

  • La Soberanía Nacional reside en el pueblo español
  • Monarquía parlamentaria como forma de gobierno en la que el rey carece de poder ejecutivo (aunque es Jefe de Estado)
  • Extensa declaración de derechos y libertades (inspirada en la Declaración de Derechos Humanos) incluyendo el deber de contribución a los gastos del Estado en función de las rentas
  • División de poderes en legislativo (reside en las Cortes, bicameral con Congreso y Senado, elegidos por sufragio universal directo y secreto cada 4 años), ejecutivo (reside en el gobierno), y judicial (jueces y magistrados sometidos a la ley y en última instancia serán coordinados por el Tribunal Supremo)
  • Creación del Tribunal Constitucional encargado de interpretar el texto constitucional y del Defensor del Pueblo
  • La concepción de España como un estado unitario pero descentralizado (Estado de las Autonomías)

La Constitución de 1978 fue aprobada por las Cortes el 31 de octubre de 1978 y sometida luego a referéndum el 6 de diciembre de 1978, siendo aprobada mayoritariamente.

En su título VIII la Constitución de 1978 trató de unificar la unidad de Estado con las diversas regiones y nacionalidades que lo componen. Los territorios que lo desearan y que cumplieran una serie de requisitos se constituyeron en Comunidades Autónomas teniendo que aprobar un Estatuto de Autonomía en el que se recogieran las competencias que asumían. Los Estatutos de Autonomía deben ser aprobados luego en las Cortes.

La Constitución contemplaba dos vías de acceso a las autonomías: la del artículo 151 para las nacionalidades históricas como Cataluña, País Vasco y Galicia que permitía alcanzar mayor autogobierno, y la del artículo 143 para el resto de regiones, con un techo de competencias menor a excepción de Valencia y Canarias.

Los primeros estatutos en aprobarse fueron los de Cataluña y País Vasco el 25 de octubre de 1979 (ambos). Más tarde, bajo el gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo, se aprobó la LOAPA, a partir de la cual empieza la descentralización del Estado y van surgiendo las Comunidades Autónomas, sus gobiernos y sus Estatutos. Finalmente en 1983, bajo mandato socialista, se aprobaron los Estatutos autonómicos de Extremadura, Madrid, Baleares y Castilla-León. Ceuta y Melilla se constituyeron como Ciudades Autónomas en 1995. España quedó conformada por 17 Comunidades y 2 Ciudades Autónomas, cada una de las comunidades con Asamblea Legislativa y Gobierno propios.

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