A pesar de que en ambas Coronas gobernaba la misma dinastía (los Trastámara), el camino hacia la unión matrimonial de 1469 entre Fernando e Isabel fue complicado.
En Castilla se vivió una crisis política constante durante el siglo XV. La sucesión de Enrique IV enfrentó a los partidarios de su hija con los de sus hermanastras. Como consecuencia estalló la guerra de sucesión castellana, de la que Isabel salió victoriosa y heredó la Corona.
En Aragón los problemas entre el rey y la nobleza llevaron a una guerra civil en Cataluña. El rey Juan II de Aragón buscó la alianza con Castilla a través del matrimonio de su hijo Fernando con Isabel.
A finales de la Edad Media la Península estaba dividida en 5 reinos: Castilla, Aragón, Navarra, Portugal y Granada. Los Reyes Católicos llevarán a cabo la unificación de todos, con la excepción de Portugal.
Tras su matrimonio con la Infanta Isabel, Fernando II hereda de su padre el reino de Aragón, fusionando así ambas coronas (1479). Ambos, tras un conjunto de campañas (1481) y (1492) que culminan con la capitulación del rey Boabdil, integran a la Corona de Castilla el último reino musulmán de la Península.
La política de expansión hacia el Atlántico será decisiva para acabar con la resistencia aborigen de Gran Canaria, La Palma y Tenerife.
Ante el aislamiento y para evitar represalias que impedían el comercio los monarcas navarros ceden a los católicos la tutela del reino. Finalmente, tras morir Isabel, Fernando el Católico conquistó Navarra en 1512. En 1515 se declaró la unidad de Navarra a Castilla.
Unión dinástica
La unión dinástica es la unión de varios reinos, Estados, dominios, etc, bajo un mismo soberano o gobernante por derecho dinástico. Este concepto de unión dinástica se aplica al nuevo Estado que englobó las Corona de Castilla y Aragón y que se ha denominado Monarquía Hispánica. Esta monarquía hispánica debe entenderse como mera Unión Dinástica de dos Coronas (Castilla y Aragón) en la que cada Corona sigue rigiéndose por sus leyes, monedas, instituciones y Cortes. Es un Estado plural, no unitario, que sólo tenían en común una misma monarquía.
Características del nuevo Estado
Para ello utilizarán una política de unificación territorial llevada a cabo mediante un ejercicio más autoritario del poder frente a la nobleza y el clero, una nueva organización interna y una política de unificación religiosa y de expansión exterior.
Fortalecimiento del poder real
El objetivo principal de esta unificación territorial es fortalecer el poder real frente a la nobleza y el clero. Pretendían reducir los privilegios políticos de la nobleza reforzando el poder central. Para ello:
- Reforzaron instituciones ya existentes, en Castilla.
- Se reorganizó el Consejo Real de Castilla, principal órgano de gobierno.
- Se reforzó el control de los municipios a través de los corregidores y de otros reinos a través de los virreyes.
- Crearon nuevas Reales Audiencias para la administración de la justicia.
- Formaron un ejército permanente y se creó la Santa Hermandad para el mantenimiento del orden público.
Crean nuevas instituciones:
- Ejército propio permanente.
- Cuerpo de embajadores (para la política exterior).
- Corregidores (para el control de las ciudades).
La Hacienda Real fue el gran problema para mantener todo el entramado administrativo y militar, por lo cual se reforzó.
Frente al clero, llevarán a cabo una política regalista, es decir, un control en el nombramiento de los obispos. Conseguirán la unificación religiosa de los reinos mediante la creación del Santo Oficio, la expulsión de los judíos y la conversión forzosa de los mudéjares.
Unificación religiosa
Se persigue a los que cuestionan la fe católica por medio de la creación del Tribunal de la Santo Oficio o Inquisición.
La uniformidad religiosa se concretó en la expulsión de los judíos decretada en 1492. Afectó a unas 70000 personas, que se exiliaron a Portugal, Marruecos y diversas ciudades europeas. Los judíos sefardíes (judíos descendientes de los judíos españoles desterrados en el s.XV) mantuvieron viva su cultura durante siglos. Otros judíos optaron por convertirse al cristianismo para permanecer en España; sin embargo, se desconfió de la sinceridad de su conversión y fueron vigilados y perseguidos por la Inquisición.
Política exterior
En cuanto a la política exterior, estaba encaminada a consolidar sus dominios en el Mediterráneo (Aragón) y abrir nuevas rutas atlánticas (Castilla).