Desamortizaciones en España: Impacto Económico y Social en el Siglo XIX
Desamortización de Mendizábal (1836-1844)
La segunda etapa de la desamortización en España se inició con la desamortización de Mendizábal (1836-1837), impulsada por el ministro de Hacienda, Juan Álvarez Mendizábal. Afectó principalmente al clero regular (conventos y monasterios) y, desde 1841, también al clero secular. Esta operación tenía un doble objetivo:
- Sanear la Hacienda Pública, en crisis por la Primera Guerra Carlista.
- Crear una “copiosa familia de propietarios” partidarios del régimen liberal y de la monarquía isabelina.
Entre 1836 y 1844, se vendieron tierras y casas por valor de 3447 millones de reales, que representaban el 60% de los bienes de la Iglesia en España en 1836. Sin embargo, los resultados no fueron del todo positivos. Aunque el Estado pudo disminuir la deuda pública, dinamizar el mercado de la tierra, afrontar gastos extraordinarios (como la guerra carlista) y consolidar un grupo de propietarios partidarios del liberalismo, la transferencia de propiedades no bastó para sanear las finanzas públicas. Además, la admisión como pago de vales reales o títulos de deuda favoreció a la gran burguesía frente a los campesinos, produciéndose una concentración territorial en manos de una nueva clase de propietarios absentistas.
En 1844, la aplicación de la desamortización al clero secular quedó paralizada por el gobierno moderado de Narváez. En el Concordato de 1851, la Iglesia aceptó la situación creada por la desamortización a cambio de una financiación del Estado.
Desamortización de Madoz (1855)
La tercera etapa se conoce como la desamortización civil o “Ley Madoz” de 1855, impulsada por el ministro de Hacienda Pascual Madoz. Afectó no solo a los bienes de la Iglesia que quedaban (cofradías, instituciones benéficas u órdenes militares) sino también a los bienes municipales y comunales. La venta de estos bienes nacionalizados se prolongó hasta la etapa de la Restauración, pero la mayor parte se vendieron entre 1855 y 1867. El volumen de lo que se puso a la venta en pública subasta superaba ampliamente el de 1836 y pretendía conseguir recursos para la Hacienda e inversiones públicas, sobre todo, la construcción del ferrocarril.
Nuevamente, los mayores beneficiados fueron los que ya eran medianos y grandes propietarios. Los campesinos y pequeños propietarios perdieron el acceso a recursos comunales como pastos y leña, y descendieron los recursos financieros locales, quebrándose la organización rural.
Consecuencias de las Desamortizaciones
Las desamortizaciones tuvieron un impacto profundo en la estructura social y económica de España:
- Incremento del número de grandes terratenientes: Se consolidó una nueva burguesía terrateniente que invirtió su dinero en tierras y casas. Se trataba de sectores de la alta burguesía urbana que invirtió su dinero o sus títulos de deuda pública en la compra de tierras. Sin embargo, no fueron empresarios capitalistas, ya que no transformaron sus propiedades con el fin de obtener una rentabilidad agraria. Fueron más bien terratenientes absentistas que vivían de las rentas de las tierras.
- Consolidación del patrimonio de la nobleza: La nobleza consolidó su patrimonio y permutó los abolidos derechos señoriales por la plena propiedad y las rentas derivadas de ella. Reconvirtió sus posesiones de tipo feudal en propiedades privadas, no perdiendo su base económica, la gran propiedad, ni por tanto su influencia social.
- Ausencia de una verdadera reforma agraria: La venta de los bienes desamortizados no se hizo con un criterio distributivo que hiciese viable una reforma agraria. El fin principal era obtener ingresos para la Hacienda. La tierra cambió de manos, pero no se modificó el tamaño de la propiedad ni se modernizaron las formas de explotación. No hubo como objetivo conseguir una distribución más igualitaria de la propiedad de la tierra y, por ello, la historiografía coincide en que la desamortización fue una “falsa reforma agraria”.
- Aumento de la producción agrícola: Permitió poner en cultivo gran cantidad de tierras abandonadas. La presión demográfica exigía el aumento de tierras cultivadas y de la producción, y la desamortización resolvió en parte el problema endémico de la carestía de alimentos, sobre todo de cereales.
Perjudicados por las Desamortizaciones
- Campesinos: Pasaron de ser usuarios de bienes comunales o tierras de baja renta a pagar rentas más elevadas para su cultivo, dentro de una relación económica propia de la mentalidad capitalista (propietario-arrendatario-jornalero).
- Iglesia: Perdió gran parte de su patrimonio inmobiliario, artístico y documental. La desamortización supuso la destrucción y deterioro de edificios históricos y obras de arte de la Iglesia.
- Municipios: Perdieron su principal fuente de ingresos, al privatizar los bienes de propios, baldíos y comunales.
Los especuladores pujaron cuanto quisieron, derrotando en la subasta a los campesinos que querían pagar a plazos y en efectivo.