Las Desamortizaciones Eclesiásticas en España
Desamortización de Mendizábal (1835-1836)
Mendizábal, un liberal progresista conocido por su habilidad en la gestión política y económica, llegó al poder en un momento crítico para España. Para afrontar la difícil situación, recurrió a la incautación de los bienes de la Iglesia a través de tres decretos consecutivos entre 1835 y 1836:
- Se suprimieron todas las órdenes religiosas en España, excepto aquellas dedicadas a la beneficencia pública.
- Se declararon todos los bienes muebles e inmuebles de estas órdenes como propiedad del Estado.
- Todos los bienes fueron sacados a subasta pública.
Esta medida supuso una revolución en la estructura de la propiedad en España. El clero regular (monjas, frailes) prácticamente dejó de existir, mientras que el clero secular (los curas) pasó a recibir un modesto sueldo del Estado para subsistir, renunciando a sus bienes personales.
Aunque se esperaba que los bienes de la Iglesia fueran más cuantiosos (se calcula que representaban alrededor del 8% de las tierras cultivadas), la urgencia por obtener ingresos llevó al Estado a rematar las subastas a bajos precios. Esto benefició a particulares que se hicieron con grandes propiedades en condiciones muy ventajosas, con plazos de pago de hasta 16 años y la posibilidad de utilizar bonos de deuda del Estado.
Como resultado, la Hacienda pública no se recuperó como se esperaba y la guerra civil no pudo ser sofocada. Las tierras, ahora desvinculadas, podían comprarse y venderse libremente, pero no se produjo un aumento significativo en la circulación. Tampoco mejoró la productividad agrícola.
El Estado, en lugar de repartir la tierra, la subastó en grandes lotes, que fueron a parar a manos de la gente adinerada y grandes propietarios, acentuando la concentración de la propiedad. Los nuevos dueños impusieron condiciones aún más duras a los campesinos arrendatarios, lo que llevó a muchos a abandonar las tierras y convertirse en jornaleros.
Esta nueva clase de propietarios, consciente de que su riqueza provenía del régimen liberal, se convirtió en su más firme apoyo. La desamortización también tuvo un impacto significativo en la moral de un país católico como España, generando una situación comprometida para el gobierno y los compradores hasta la firma del Concordato en 1851.
Desamortización de Madoz (1855)
Pascual Madoz, ministro de Hacienda durante el segundo gobierno de Espartero, llevó a cabo una nueva desamortización en 1855. Esta vez, la operación se ejecutó con mayor control que la de Mendizábal y alcanzó un volumen de ventas muy superior, recaudando unos 8.000 millones de reales, el doble que su predecesora.
Los fondos obtenidos se destinaron a cubrir las deudas del Estado, a obras públicas y al mantenimiento de las iglesias del país (se reservaron 30 millones de reales anuales para este fin).
La desamortización de Madoz afectó a un amplio abanico de propiedades, incluyendo:
- Bienes de la Iglesia (30%)
- Bienes de la beneficencia (20%)
- Bienes de los municipios (50%)
- Bienes de las Órdenes Militares
- Bienes de las Cofradías
- Bienes de las Obras Pías
- Bienes de los Santuarios
- Bienes propios y comunes de los municipios
- Bienes de Don Carlos
Consecuencias de las Desamortizaciones
Las desamortizaciones de Mendizábal y Madoz tuvieron un profundo impacto en la sociedad española del siglo XIX. Algunas de sus consecuencias más destacadas fueron:
Económicas:
- Se pusieron en cultivo nuevas tierras, aunque no en la medida esperada.
- Se incrementó la oferta de tierras en el mercado.
- Se enriqueció la burguesía urbana, principal compradora de las tierras subastadas.
- Los ayuntamientos se empobrecieron al perder su autonomía económica.
- Los nuevos propietarios aumentaron las rentas, perjudicando a los campesinos.
- Se produjo un éxodo rural hacia zonas industrializadas o América.
- Se sanearon las finanzas públicas.
Sociales:
- Se debilitó el poder económico de la Iglesia.
- No se facilitó el acceso a la propiedad de la tierra a los campesinos.
- Se consolidó el régimen liberal gracias al apoyo de los nuevos propietarios.
Culturales:
- Muchos antiguos edificios religiosos cambiaron de uso, transformándose en edificios públicos, pasando a manos privadas, manteniéndose como templos parroquiales, quedando abandonados o siendo demolidos.