A lo largo del siglo XIX comenzó un lento despliegue industrial en España. A diferencia de otros países como Inglaterra, donde el desarrollo agrario fue el motor de la industrialización, la agricultura española no logró una apreciable modernización. En nuestro país, por tanto, podemos decir que no se dio una reforma agraria, pero sí una reforma en el sistema de la propiedad. A pesar de ello, durante el liberalismo, se pusieron en marcha muchos procesos desamortizadores.
¿Qué es la Desamortización?
La desamortización, según Tomás y Valiente, es la incautación por parte del Estado de bienes raíces (tierras) de propiedad colectiva, bien eclesiástica o bien civil, que, tras la correspondiente nacionalización y posterior venta en subasta, pasan a formar una propiedad nueva, privada, con plena libertad de uso y disposición, saneando así la Hacienda.
Antecedentes y Causas de la Desamortización
Esta desamortización tiene unos antecedentes, tales como:
- La crítica durante el reinado de Carlos III a los bienes amortizados.
- La desamortización de Godoy.
- Desamortizaciones durante la Guerra de la Independencia.
- Desamortizaciones en el Trienio Liberal.
Además, tiene unas causas, que son:
- La necesidad de obtener recursos económicos para hacer frente a la guerra carlista.
- El clima anticlerical.
- La presión de los compradores desamortizados en el Trienio Liberal.
La Desamortización de Mendizábal (1836)
Con el objetivo de poder financiar la guerra, así como para poder respaldar las futuras peticiones de préstamos a instituciones extranjeras con las que financiar los proyectos de desarrollo liberales, era necesario disminuir la deuda pública existente. Estos fueron motivos suficientes para que el ministro Mendizábal creara el Decreto Desamortizador en 1836, a través del que se ponían en venta todos los bienes del clero regular.
Como consecuencia de la desamortización se desarrolló en España una nueva clase propietaria, una burguesía agraria, que identificaría sus intereses con el mantenimiento y la estabilidad del nuevo régimen liberal.
En las ventas, aparte de metálico se admitían los títulos de deuda pública por su valor nominal. Esto benefició en gran medida a los compradores, ya que los títulos de deuda se encontraban muy despreciados en el mercado. El campesinado no pudo participar en las subastas debido a su incapacidad económica. Las desamortizaciones fueron suspendidas durante la Década Moderada, aunque se garantizaron las ventas ya realizadas.
La Desamortización de Madoz (1855)
La siguiente desamortización fue la de Madoz a través de la Ley de Desamortización General. Se pusieron en venta los bienes eclesiásticos que no habían sido afectados en la etapa anterior, así como los bienes de los pueblos, los denominados bienes de propios, con cuyo arrendamiento se sufragaban los gastos de los concejos, y los bienes comunales o baldios, que eran aprovechados libremente por los vecinos. Salvo en contadas excepciones, solo se aceptó el pago en metálico, y al pagar los bienes por su valor real, la burguesía no mostró tanto interés como en la desamortización anterior. Además, a partir de 1870, comenzaron a aparecer en España nuevas opciones de inversión que ofrecían intereses más altos a la burguesía. El campesinado participó en mayor medida en las compras, al menos esto es así en las zonas centro y norte peninsular.
Consecuencias de las Desamortizaciones
La desamortización causa dos problemas importantes. Primero, las propiedades se pueden comprar con títulos de deuda, algo que solo tienen las clases más pudientes, y segundo, que se vende tierra pública en subasta, hecho que impide/prohíbe a los campesinos y que favorece la postura de la élite financiera. Además, este proceso tiene unas consecuencias tales como:
- El desmantelamiento casi total de la propiedad de la Iglesia, que deja ser un estamento privilegiado.
- La pérdida de gran parte del patrimonio histórico.
- El reforzamiento de la estructura de la propiedad.
- El hecho de que los campesinos no puedan acceder a la propiedad de la tierra.
Impacto en la Agricultura Española
En la España rural del siglo XIX la expansión agrícola se caracterizó por la ampliación de las superficies dedicadas a los cultivos. Tras la desamortización se llegó a duplicar la superficie total de la tierra trabajada, pero no siempre el aumento de los cultivos estuvo acompañado de un incremento de la productividad.
En cuanto a la producción, el trigo fue uno de los cultivos que más crecieron, amparado por las leyes proteccionistas, que consiguió el abastecimiento pero a costa de utilizar tierras marginales, y de mantener al campesinado en un estado de pobreza casi permanente. El cultivo de la vid también fue importante, extendiéndose hacia tierras del interior y triplicándose en zonas de tradición vitivinícola.
Conclusión
Como conclusión, el alcance y la importancia cualitativa de las desamortizaciones obtuvieron algunos beneficios y se acabó con la estructura económica del Antiguo Régimen, no obstante, no se consiguieron solucionar todos los problemas que albergaba el país.
Bibliografía:
Tomás y Valiente / Jover Zamora