Primera Guerra Carlista (1833-1840)
Tras la muerte de Fernando VII en 1833, el infante Carlos reclamó sus derechos al trono, dando inicio a la Primera Guerra Carlista. El conflicto enfrentó a los carlistas, partidarios de Carlos, con los isabelinos, defensores de la reina Isabel II.
El bando isabelino contó con el apoyo de las clases medias urbanas, empleados públicos y grupos dirigentes. El carlismo, por su parte, fue un movimiento heterogéneo que incluía a la Iglesia (especialmente el bajo clero rural), la pequeña nobleza local y sectores del campesinado y el artesanado.
El general Zumalacárregui lideró al ejército carlista del norte, controlando grandes espacios rurales en las provincias vascas y navarras. El general Ramón Cabrera dirigió a los carlistas en la región del Maestrazgo.
Segunda Guerra Carlista (1846-1849)
Tras el fracaso del proyecto matrimonial entre Isabel II y Carlos VI, estalló la Segunda Guerra Carlista. El conflicto se caracterizó por la lucha entre pequeñas partidas carlistas y el ejército central.
La revolución francesa de 1848 reavivó la guerra, con la aparición de partidas progresistas y republicanas. Ramón Cabrera asumió el liderazgo militar carlista, pero tras varias derrotas cruzó la frontera en 1849.
Tercera Guerra Carlista (1872-1876)
La Tercera Guerra Carlista tuvo lugar durante el Sexenio Revolucionario y terminó durante la Restauración. El carlismo se mantuvo militarmente activo a lo largo del siglo XIX, provocando un total de tres conflictos.
Las Grandes Potencias y las Guerras Carlistas
Las grandes potencias europeas tomaron posiciones en el conflicto español. Los países absolutistas (Rusia, Austria, Prusia y Nápoles) apoyaron ideológicamente a Carlos, mientras que los gobiernos liberales de Francia, Gran Bretaña y Portugal ayudaron al bando isabelino.
El Convenio de Vergara (1839)
La Primera Guerra Carlista terminó con la victoria de las tropas isabelinas y la firma del Convenio de Vergara entre Espartero y Maroto. El convenio puso fin a la guerra, aunque algunos combatientes carlistas continuaron luchando hasta 1840.