Aprovechando la crisis de la I República, Cánovas empezó a preparar la vuelta del Príncipe Alfonso, quien firmó el Manifiesto de Sandhurst (Diciembre de 1874), en el que se presentaba como artífice de una reconciliación nacional y expónía los principios del régimen de la Restauración: una Monarquía constitucional e integradora como garantía del funcionamiento del sistema político liberal y de la estabilidad política.
Los acontecimientos se precipitaron por el pronunciamiento del general Martínez Campos, que proclamó rey a Alfonso XII, quien viajó de París a Barcelona y entró en Madrid como rey el 14 de Enero de 1875 con gran cordialidad oficial y ante el entusiasmo de la población. La dinastía borbónica acababa de ser restaurada.
LA CONSTITUCIÓN DE 1876
Las Cortes Constituyentes, son muy conservadora, redactaron la Constitución de 1876, más conservadora que la de 1869 y más avanzada que la de 1845. Las diferencias de opinión entre los dos partidos se solucionaron mediante una redacción flexible.Sus rasgos principales fueron: -Modelo centralista de Estado. -Soberanía compartida entre el rey y las Cortes.
No existía una clara división de poderes;
Poder ejecutivo en manos de la Corona, que tenía potestad ejecutiva (nombraba al Gobierno y podía disolver las Cámaras)
Poder legislativo en unas Cortes bicamerales compuestas por un Congreso elegido por sufragio censitario.
Poder judicial independiente, tenía la potestad de aplicar las leyes y los jueces se elegían por oposición. -Derechos fundamentales, pero la mayoría de ellos se regularon por leyes posteriores, como el derecho de asociación (Ley de Asociaciones de 1887). -Estado confesional católico pero se manténía la tolerancia hacia otros cultos.
El funcionamiento del turno de partidos: el CACIQUISMO
El monarca designaba el candidato a presidente de Gobierno, que debía contar con una mayoría en las Cortes; en caso contrario, disolvía las Cortes y convocaba elecciones:
b. Práxedes Mateo Sagasta líderó el Partido Fusionista, identificado con la izquierda del pensamiento liberal, integrado por sectores demócratas, radicales y republicanos moderados, tuvo el apoyo de los profesionales liberales, comerciantes, banqueros, militares y funcionarios.
1. La manipulación de las elecciones garantizaba que la decisión adoptada por el rey tuviera siempre el apoyo «popular». Cada dirigente movilizaba a sus clientes o amigos políticos, que compraban o presionaban a los electores, falseaban las listas electorales o manipulaban los votos obtenidos.
2. El Ministerio de Gobernación controlaba el proceso electoral a través de los gobernadores civiles y las personalidades locales, y elaboraba el encasillado. Todos los partidos se comprometían a respetar su turno para acceder al poder, por lo que no denunciaban las irregularidades cometidas por sus adversarios.
Los políticos que realizaban estas prácticas fraudulentas eran los caciques, cuya influencia era más eficaz en las áreas rurales que en las urbanas, donde la opinión pública y los votos eran difíciles de controlar. En todo caso, el caciquismo provocó el abstencionismo de las clases populares, marginadas de un sistema considerado como una farsa inútil.
Las fuerzas del SISTEMA y la OPOSICIÓN Las fuerzas del SISTEMA: el bipartidismo: Partido Conservador y Fusionista
Para dar estabilidad al régimen de la Restauración, Cánovas impulsó el bipartidismo inspirado en el modelo inglés: dos fuerzas políticas que aceptaban las reglas del juego y podían alternarse en el Gobierno. No eran partidos de masas, sino partidos de notables cuya cohesión depende de la posibilidad real de conseguir el poder:
a. Antonio Cánovas del Castillo líderó el Partido Conservador, identificado con el moderantismo y el centro político, integrado por personas procedentes del partido
Moderado, la Uníón Liberal y un sector del Progresista, tuvo el apoyo del catolicismo no radical, la aristocracia y los grandes propietarios.
B) LA OPOSICIÓN AL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN y LOS NACIONALISMOS PERIFÉRICOS
El sistema político de la Restauración se mantuvo muchos años por la debilidad de la oposición, compuesta por:
b.1.) Los movimientos anti dinásticos. Los carlistas se encontraban a la derecha del sistema y, tras su derrota en 1876 (Tercera Guerra Carlista), el pretendiente carlista vio la necesidad de formar un partido político legal, profundamente antiliberal.
Los republicanos se encontraban a la izquierda del sistema y estaban muy desunidos tras la experiencia del Sexenio Democrático. El republicanismo tenía gran influencia entre las clases medias y los trabajadores urbanos.
b.2.) El movimiento obrero. El anarquismo se opónía a la participación política y se encontraba escindido entre los partidarios de sindicatos legales y los que practicaban el terrorismo individual (Cánovas fue asesinado en 1897). El socialismo estaba encarnado por el PSOE, un partido de masas pero aún minúsculo, sin apenas incidencia electoral, pues hasta 1910 no obtendría un escaño en el Congreso, el de Pablo Iglesias.
b.3) Los nacionalismos periféricos. Sus objetivos eran en algunos casos moderados, como la creación de instituciones propias o la autonomía administrativa; y en otros casos más radicales, como la independencia de sus territorios, a los que consideraban auténticas naciones. Entre ellos destacaron el nacionalismo catalán y el vasco. Tras el desastre del 98, la burguésía catalana apoyó posturas más nacionalistas y regeneracionistas, y en 1901 se formó el primer gran partido catalanista, la Lliga Regionalista (1901), partido conservador, católico y burgués, liderado por Enric Prat de la Riba Francesc Cambó.
La cuestión cubana
Tras la Revolución de 1868 en España, comenzó el movimiento de liberación en Cuba, que fue sofocado por España tanto por la vía militar como mediante pactos políticos. El general Martínez Campos logró poner fin a la insurrección y llevar la pacificación a la isla, por la que se concedía a los cubanos los mismos derechos que los españoles. Pero los conflictos a favor de la independencia de Cuba continuaron alimentando el nacionalismo popular en Cuba. La reacción del Gobierno español fue la negación de la autonomía: Los intereses de Estados Unidos, pretendía sustituir a los españoles en el dominio de la isla, y dio su apoyo a los independentistas cubanos.
En este contexto, en Febrero de 1898 tuvo lugar un incidente: la voladura del Maine, un acorazado estadounidense que se encontraba en el puerto de La Habana, en el que murieron más de 250 marinos norteamericanos. Aunque probablemente estalló a causa de un accidente, la prensa y el Gobierno de Estados Unidos, atribuyeron la voladura a un sabotaje español, nunca aclarado.
En estas circunstancias, Estados Unidos se ofrecíó a comprar la isla, pero los políticos de la Restauración (Sagasta era presidente del Gobierno) prefirieron una derrota honrosa antes que una paz comprada. La opinión pública y la prensa española se mostraron muy belicistas y nacionalistas. Estados Unidos declaró la guerra a España.
El impacto del “desastre» del 98
a) Las repercusiones del 98 . En el terreno económico supuso la pérdida del mayor mercado de las manufacturas españolas
En el aspecto militar se puso de manifiesto el resentimiento de los militares hacia los políticos, causado por la derrota y el sentimiento de haber sido utilizados, y conscientes de tener un ejército con un material anticuado y un excesivo número de mandos. Desde el punto de vista político supuso el inicio de una etapa de inestabilidad política caracterizada por la división interna de los partidos del régimen.
El regeneracionismo
El regeneracionismo fue un movimiento intelectual y social crítico con el sistema de la Restauración y sus prácticas políticas, al que consideraba como una lacra para el progreso de España.
El regeneracionismo social y económico tiene como representante más destacado al intelectual y político Joaquín Costa, que luchó contra el caciquismo y propuso una serie de reformas económicas (sobre todo, para el desarrollo agrario) y educativas que se resumen en el lema «despensa y escuela»; y propugnaba un cambio de mentalidad que mirara hacia el futuro: «siete llaves al sepulcro del Cid».
El regeneracionismo intelectual y literario estuvo representado, entre otros, por Miguel de Unamuno, Ángel Ganivet y Ramiro de Maeztu, que expresaban un pesimismo y reflexionaron sobre las causas de la decadencia de España como nacíón. Este espíritu impregnó la obra literaria de la «generación del 98». También tuvo conexión con el regeneracionismo la Institución Libre de Enseñanza, propugnó una educación integral y la coeducación.
EL REINADO DE Alfonso XIII Y LAS CRISIS DE 1909 y 1917
El reinado de Alfonso XII (1902-1931) puso de manifiesto que el régimen de la Restauración era incapaz de resolver los grandes problemas de inicios del Siglo XX: el retraso económico, la radicalización del movimiento obrero, el nacionalismo catalán, la Guerra de Marruecos y una alternancia democrática dominada por la corrupción y el caciquismo. Hubo crisis graves: Semana Trágica (1909), revueltas de 1917, desastre de Annual (1921)…, que obligaron al gobierno a depender del ejército. Así, en 1923, el general Miguel Primo de Rivera establecíó una Dictadura que duraría siete años.
2.Crisis de 1909
Entre 1907 y 1912 hubo intentos de regeneración política protagonizados por dos políticos de gran talla:
Antonio Maura, líder conservador, con un programa reformista intentó acabar con el caciquismo, reformar la ley electoral, descentralizar el poder y fomentar la economía. Pero la oposición política, la división interna de su partido y, sobre todo, la «Semana Trágica» de Barcelona (1909), provocaron su caída. Ésta surgíó por la protesta ante el embarque de tropas para la guerra de Marruecos, que derivó en huelga general, quema de conventos y barricadas. La represión fue dura y Maura se vio obligada a dimitir.
José Canalejas, líder de los liberales, acusado por los conservadores de pactar con los partidos no dinásticos para forzar la dimisión de Maura, lo que supuso la ruptura del Pacto de El Pardo, intentó democratizar el régimen y aplicar un programa regeneracionista: Ley de Mancomunidades, el arbitraje del Estado en los conflictos sociales y un programa educativo, que fue interrumpido tras su asesinato por un anarquista en 1912. Por su parte, la izquierda política anti dinástica constituyó la Conjunción Republicano- Socialista, obteniendo Pablo Iglesias un escaño = el movimiento obrero entraba en las Cortes.
La crisis de 1917
La Crisis de 1917 afectó a tres grupos: el militar, el parlamentario y el obrero.La crisis de 1917 se inició con un movimiento militar reivindicativo por el descontento de los oficiales de la
Península ante los mejores sueldos y ascensos rápidos de los destinados en Marruecos, por el que se crearon las Juntas de Defensa, que pedían un criterio de ascenso único basado en la antigüedad y un aumento de sueldo. El Gobierno se plegó a las presiones de los militares y promulgó la Ley del Ejército de 1918.
El Ejército volvía a ser el garante del régimen y del orden social, pero también un elemento activo en la vida política. La vertiente política de la crisis la protagonizó un grupo de parlamentarios descontentos con la política del conservador Eduardo Dato, que manténía cerradas las Cortes por los continuos estados de excepción declarados por la inestabilidad social, y constituyeron en Julio una Asamblea de Parlamentarios en Barcelona que solicitó la convocatoria de Cortes Constituyentes. Las discrepancias internas y la actuación de las fuerzas de orden público acabaron con la Asamblea.
La crisis se acentuó con la primera huelga general de la historia de España, apoyada por la UGT, la CNT, el PSOE y algunos sectores republicanos. La huelga se extendíó por el país, pero la mala dirección y la falta de preparación hicieron que el Ejército la sofocara tras duros enfrentamientos. Entre los miembros del comité de huelga figuraban los socialistas Julián Besteiro y Francisco Largo Caballero, detenidos el segundo día y condenados a cadena perpetua, aunque salieron de la cárcel al año siguiente al ser elegidos diputados.
La descomposición del sistema (1918-1923)
Debido a la crisis de 1917 el régimen de la Restauración se debilitó aún más por: La formación de gobiernos de concentración nacional