y sustituir la monarquía por una república. Los apoyos del dictador se alejaron de él y empezaron a temer que el fin de la dictadura significara también el fin de la monarquía. El 27 de Enero de 1930, Primo de Rivera presentó su dimisión al rey y se marchó al exilio. Alfonso XIII intentó con el nuevo gobierno del general Berenguer (“dictablanda”) volver al régimen constitucional de la restauración. LA DICTADURA DE Primo de Rivera (1923-1930) Y EL FINAL DE LA MONARQUÍA (1930-1931). Con la nueva situación, la oposición republicana organizó el Pacto de San Sebastián (Agosto de 1930) para poner fin a la monarquía al que se unieron el PSOE e intelectuales como Fernando de los Ríos, Ortega y Gasset y Gregorio Marañón: se creó un comité revolucionario, se preparó una huelga general y un pronunciamiento militar, pero todo fueron fracasos. En Febrero de 1931 el almirante Aznar formó nuevo gobierno: convocó elecciones municipales para el 12 de Abril que se convirtieron en un plebiscito sobre la monarquía ganado por los republicanos en las principales capitales de provincia del país. El 14 de Abril de 1931 era proclamada la Segunda República Española y el Comité Revolucionario presidido por Alcalá-Zamora se convirtió en gobierno provisional: el rey abandonó España camino del exilio.
Los resultados de la reforma agraria resultaron reducidos por la falta de presupuesto y las complejidades legales del sistema: a finales de 1933 sólo se habían expropiado 24.000 hectáreas y asentado a poco más de 4.000 campesinos (frente a los 60.000 previstos). Las consecuencias sociales fueron mucho más importantes: por un lado, los grandes y medianos propietarios agrarios se opusieron radicalmente a la ley y pasaron a apoyar aquellos grupos políticos que rechazaron la reforma agraria y la república (todos los partidos de centro y de la derecha);por otro lado, para los campesinos pobres y en particular los jornaleros la ley fue frustrante al no significar más que un alivio muy parcial a sus condiciones de vida y pronto prestaron su apoyo a las organizaciones obreras más revolucionarias que reivindicaban un reparto de tierras real y más rápido. LA REFORMA DEL ESTADO CENTRALISTA.- El gobierno del bienio reformista emprendíó la reforma del estado centralista heredado de la España liberal. La Constitución de 1931 prevéía la posibilidad de dotar de autonomía a algunas regiones con sentimientos nacionalistas. Eso llevó a:la aprobación del Estatuto de Autonomía para Cataluña en Septiembre de 1932 con gobierno y parlamento propios, cooficialidad del catalán y con las primeras elecciones autonómicas ganadas por Esquerra Republicana de Catalunya (ERC); y a la redacción de un proyecto de Estatuto para el País Vasco (Junio de 1931) cuya aprobación fue aplazándose hasta Octubre de 1936. LAS REACCIONES A LAS REFORMAS:
Se llama
BIENIO REFORMISTA al periodo de la Segunda República que va desde la formación de las Cortes Constituyentes (14 de Julio de 1931) hasta la celebración de nuevas elecciones a Cortes del 19 de Noviembre de 1933 que supusieron un cambio de gobierno. El bienio reformista es el periodo de gobierno de republicanos de izquierda y socialistas, presidido por Manuel Azaña, siendo Presidente de la República Alcalá-Zamora, es decir, el gobierno constituido después de aprobada la Constitución de 9 de Diciembre de 1931. El gobierno de este periodo es por lo tanto la prolongación del gobierno que se había constituido al declararse establecida la República española el 14 de Abril de 1931, aunque se descolgaron del mismo los ministros del partido radical y de la derecha republicana liberal. CONTINUACIÓN DE LAS REFORMAS EMPRENDIDAS DURANTE EL GOBIERNO PROVISIONAL.- Durante el bienio reformista se continuó aprobando una nueva Legislación laboral y social (a cargo del ministro socialista Largo Caballero) cuyo objetivo era mejorar las condiciones de trabajo de los obreros y jornaleros y fortalecer las organizaciones obreras (UGT y CNT). Se concretó en las leyes de Contratos de Trabajo (sobre convenios colectivos, jornada laboral o trabajo de mujeres y niños), de Jurados Mixtos (sobre organismos de intermediación en los conflictos laborales) y de Asociaciones Obreras (sobre regulación de los sindicatos obreros) que fueron muy criticadas por las organizaciones patronales del campo y de la industria. También se continuó con la reforma educativa con el objetivo de hacer de la educación un derecho efectivo y universal: además de eliminar la religión católica como asignatura obligatoria y de prohibir el ejercicio de la enseñanza a las Congregaciones Religiosas (Ley de Congregaciones Religiosas), se promovíó un modelo de escuela mixta o única, laica, obligatoria y gratuita con la construcción de escuelas públicas (13.000 construidas) y la dotación de nuevas plazas de maestros (3200 al año) que eran vistos como los difusores de los nuevos ideales de la república. Se prosiguió también la reforma militar (Azaña) con la supresión de los Tribunales de honor, la derogación Ley de Jurisdicciones, el recorte del presupuesto de Defensa y la Ley de Retiro de la Oficialidad con lo que se redujo el número de unidades y oficiales. El objetivo era reducir el tamaño del ejército, modernizarlo y asegurar su obediencia al nuevo poder civil. LA REFORMA AGRARIA.- La Ley de Reforma Agraria (1932) fue el proyecto de reforma de mayor envergadura iniciado por el gobierno del bienio reformista. Sus objetivos fueron: a) crear una clase media rural, propietaria de sus explotaciones, sobre la base de expropiaciones (con o sin indemnización) de tierras de una parte de la nobleza y de tierras cultivadas de forma deficiente que se destinarían a familias campesinas pobres (jornaleros, pequeños arrendatarios, muy pequeños propietarios) a cambio de una renta; y b) crear el Instituto de la Reforma Agraria que se encargaría de las indemnizaciones y de los asentamientos de los campesinos en aplicación de la ley.Los resultados de la reforma agraria resultaron reducidos por la falta de presupuesto y las complejidades legales del sistema: a finales de 1933 sólo se habían expropiado 24.000 hectáreas y asentado a poco más de 4.000 campesinos (frente a los 60.000 previstos). Las consecuencias sociales fueron mucho más importantes: por un lado, los grandes y medianos propietarios agrarios se opusieron radicalmente a la ley y pasaron a apoyar aquellos grupos políticos que rechazaron la reforma agraria y la república (todos los partidos de centro y de la derecha);por otro lado, para los campesinos pobres y en particular los jornaleros la ley fue frustrante al no significar más que un alivio muy parcial a sus condiciones de vida y pronto prestaron su apoyo a las organizaciones obreras más revolucionarias que reivindicaban un reparto de tierras real y más rápido. LA REFORMA DEL ESTADO CENTRALISTA.- El gobierno del bienio reformista emprendíó la reforma del estado centralista heredado de la España liberal. La Constitución de 1931 prevéía la posibilidad de dotar de autonomía a algunas regiones con sentimientos nacionalistas. Eso llevó a:la aprobación del Estatuto de Autonomía para Cataluña en Septiembre de 1932 con gobierno y parlamento propios, cooficialidad del catalán y con las primeras elecciones autonómicas ganadas por Esquerra Republicana de Catalunya (ERC); y a la redacción de un proyecto de Estatuto para el País Vasco (Junio de 1931) cuya aprobación fue aplazándose hasta Octubre de 1936. LAS REACCIONES A LAS REFORMAS: