Ley General de Ferrocarriles (06/06/1855)
Localización: El presente documento analiza un fragmento de la Ley General de Ferrocarriles de 1855, promulgada durante el bienio progresista del reinado de Isabel II. Francisco de Luxan, ministro de fomento, fue el promotor de esta ley con el objetivo de impulsar la red ferroviaria en España. Se trata de un texto legislativo, dividido en artículos, con contenido económico, ya que busca reactivar el sector del transporte. Publicada en la Gaceta de Madrid, su destinatario era el pueblo español.
Análisis
El tema central del texto es el fomento de la implantación del ferrocarril en España. Las ideas principales incluyen el liderazgo del gobierno, las condiciones exigidas y los beneficios que se obtendrían. El artículo 4 establece la liberalización del sector ferroviario, un principio básico del liberalismo. El artículo 6, aunque liberal, requiere el permiso gubernamental. El artículo 8 aborda las diferentes formas de subvención a las empresas. El artículo 19 garantiza la seguridad de los capitales extranjeros, mientras que el artículo 20 detalla las ventajas para las empresas inversoras. Finalmente, el artículo 30 menciona el ancho de vía superior al resto de Europa, que, aunque se justificó por motivos de seguridad, resultó en un aislamiento comercial para España.
Contextualización
Esta ley se publicó durante el bienio progresista (1854-1856), tras una década moderada marcada por la corrupción. El levantamiento militar de Vicálvaro, liderado por el general O’Donnell, llevó al poder a los progresistas, con el general Espartero al frente. Este periodo se caracterizó por su ideario liberal, aunque no se llegó a elaborar una nueva Constitución. En el ámbito económico, se continuó con la desamortización de Madoz y se promulgaron leyes para atraer capital extranjero, como la Ley Bancaria (1856) y la Ley del Ferrocarril (1855). España, un país atrasado por la inestabilidad económica, la falta de tecnología y la escasez de capital, buscaba impulsar su desarrollo a través del ferrocarril.
Aunque en 1848 se inauguró la primera línea de ferrocarril entre Barcelona y Mataró, y en 1851 la segunda entre Madrid y Aranjuez, fue la ley de 1855 la que dio el impulso definitivo. El gobierno pretendía multiplicar las vías para abaratar el transporte y favorecer la industria siderúrgica y el comercio. La construcción se realizó mediante concesiones privadas, a través de subastas públicas, lo que llevó a la construcción de una infraestructura deficiente y a la predominancia de empresas extranjeras, que llegaron a controlar el 80% de la red ferroviaria.
El artículo 3 de la ley especificaba un ancho de vía diferente al del resto de Europa, lo que provocó un aislamiento comercial. Sin embargo, en 1855 también se inauguró la primera línea telegráfica entre Madrid e Irún, marcando el inicio de una amplia red de telecomunicaciones.
Importancia del Texto
La Ley General de Ferrocarriles fue decisiva para la expansión de la red ferroviaria española, facilitando el transporte de personas y materias primas. Sin embargo, la facilidad concedida a las empresas extranjeras impidió que la siderurgia y la minería españolas se beneficiaran plenamente. El trazado de las líneas de este periodo es la base de la red viaria actual.