TEMAS DE HISTORIA DE ESPAÑA 2º BACHILLERATO CURSO 2013/14
TEMA 1: HISPANIA ROMANA Y LA MONARQUÍA VISIGODA
1. HISPANIA ROMANA:
Nombre dado por los romanos a la Península Ibérica.
La conquista romana de Hispania comenzó en el 218 a. c., se consolidó en su
primera fase tras finalizar la
II Guerra Púnica en el 201 a. c., y se extendió a los dos siglos
siguientes hasta culminar con el sometimiento de las regiones de la cornisa
cantábrica el 19 a.
c. Fue la primera provincia romana fuera
de la península italiana. En el año 197 a. c. los romanos dividieron el territorio
peninsular conquistado en dos provincias:
Citerior,
“Hispania más cercana”, que comprendía el valle del Ebro y el litoral
levantino, con capital en Tarraco, aunque en los primeros años parece probable
que la capital fuese Cartago Nova y
Ulterior, “Hispania más lejana”, a la que correspondía el sur peninsular,
con capital en Córdoba; estas provincias se fueron extendiendo hacia el
interior mediante la conquista romana. Para gobernar esas áreas se nombraron
dos pretores
Pese a su expansión durante esos siglos. Roma seguía siendo jurídicamente una ciudad-estado de formas políticas republicanas y ese modelo fue el aplicado en Hispania, cuyas estructuras de gobierno fueron una prolongación de las magistraturas de la ciudad de Roma.
Para consolidar la conquista y facilitar la romanización (asimilación de las formas de vida y cultura romanas), Roma estableció en Hispania a numerosos colonos. Poco a poco, la población hispana fue adoptando la lengua latina, así como sus formas de vida y su cultura. De esta manera, la población indígena de la península Ibérica se convirtió en hispanorromana. No obstante, la romanización no fue ni rápida ni sencilla.
La economía se basaba en la agricultura, ganadería y minería (explotación de minas de mercurio, cobre…). También hay que destacar la existencia de una importante red de calzadas, que comunicaba que comunicaba las principales ciudades de la Península.
En
el año 27 a.
c. Augusto dividió la
Provincia Ulterior en dos nuevas provincias;
Lusitania con capital en Emérita Augusta y Baética con capital en Córdoba. Por su
parte la provincia Citerior fue denominada
Tarraconense, con capital en Tarraco (Tarragona).Augusto dividió las
provincias en “senatoriales” e “imperiales”. Las primeras eran provincias
pacificadas, sin ejército y dependían del Senado romano que nombraba un
procónsul para su gobierno. Las provincias imperiales o no pacificadas tenían
un ejército de legionarios, dependían directamente del emperador quien nombraba
un legado para la administración. A la primera categoría pertenecía la Bética, por su alto grado
de romanización; y a la segunda la
Lusitania y Tarraconense. Cada provincia se dividió en
circunscripciones jurídicas o conventos que más tarde adquirirían un valor
administrativo. No se produce ningún cambio sustancial hasta el reinado de
Caracalla, a comienzos del siglo III, cuando creó Gallaecia con capital en
Bracara, separándola de la Tarraconense. Sería Diocleciano, en el contexto
del Bajo Imperio, quién creó dos provincias más, Cartaginense y la Mauritania Tingitanaen el norte de África. Finalmente, a
finales del siglo IV desgajada de la Cartaginensese
creó la provincia Baleárica
La Hispania romana, sufrió incursiones bárbaras en el siglo III y en el siglo V los romanos perdieron la península ante los Visigodos.
1. MONARQUÍA VISIGODA :
Al igual que los restantes territorios del Imperio
romano de Occidente; Hispania fue víctima de las invasiones de los pueblos
denominados bárbaros. Uno de esos
pueblos, el visigodo, fundó en tierras hispánicas un reino, llamado de Toledo
por la ciudad donde se situó su centro político, que perduró hasta comienzos
del siglo VIII. Los visigodos penetran en la Península como aliados
de Roma, estableciéndose definitivamente a partir del año 476 d. c. Tras la
derrota de los visigodos arrianos a manos de Clodoveo, rey de los francos, en
el 507, desapareció el reino independiente de Tolosa, obligando a este pueblo a
penetrar completamente a lo largo de la Península. El nuevo
reino, a manos de Leovigildo, consolidó la capital en Toledo a mediados del
siglo VI. Se inicia así por parte de los visigodos una política unitaria que se
hizo patente en la lucha contra suevos, bizantinos y vascones, así como en la
intención de unir a visigodos e hispanorromanos bajo una religión común. Los
visigodos, a pesar de contar con poder político, eran una minoría social en
comparación con la mayoría de la población hispano-romana. Ambos grupos, en un
principio, se regían por normas diferentes. La conversión de los visigodos al
catolicismo en el 587 durante el III Concilio de Toledo marcó el triunfo de unidad
en el aspecto religioso. El intento de uniformidad jurídica se dio con
Recesvinto y la promulgación del Liber Iudiciorum (654), que recogió una buena
parte del derecho romano. En el aspecto socio-económico se produce la
ruralización de la sociedad hispana en detrimento del mundo urbano. La base de
la economía será la agricultura, debilitándose gravemente las relaciones
comerciales entre Hispania y las otras tierras del antiguo imperio romano. La
monarquía era de carácter no
hereditario, lo que suscitaba constantes luchas entre las altas familias de la
nobleza por el control del poder. Las luchas entre el último rey visigodo,
Rodrigo, y los hijos de Vitiza acabaron favoreciendo la invasión musulmana en
el 711 al pedir éstos últimos su auxilio en las luchas intestinas del reino.
TEMA 2: AL ANDALUS Y SUS PRINCIPALES ETAPAS
A comienzos del siglo VIII la península ibérica fue conquistada por los musulmanes. La historia de Al Andalus, nombre que designaba al territorio peninsular dominado por los musulmanes, se inicia en el año 711 y concluye en 1492.
Durante tres siglos Al-Andalus mantuvo una superioridad indiscutible sobre los pequeños núcleos cristianos septentrionales, tanto en el terreno político, como en el económico y en el cultural. Pero en las primeras décadas del siglo XI se produjo la ruina del Califato y con ello empezó el declive del poder islámico en la península.
1.- La conquista de la península ibérica por los musulmanes
La invasión de la península por los musulmanes estuvo relacionada con la extensión de su poder por el norte de África. En abril del 711, en pleno califato omeya y aprovechando las disputas internas existentes en el reino visigodo por el trono, un contingente de tropas integradas básicamente por beréberes cruzó el estrecho de Gibraltar y desembarcó en las costas andaluzas. Iban mandadas pros Tarik, lugarteniente de Musa, emir del norte de África, que derrotó al rey visigodo Rodrigo en la batalla de Guadalete. En los tres años siguientes, sin apenas resistencia, prácticamente todo el territorio había sido ocupado, debido a que una buena parte de la nobleza visigoda pactó la sumisión y el pago de tributos a los invasores, a cambio de la conservación de sus tierras, y al respeto manifestado por los musulmanes hacia cristianos y judíos.
2.- Evolución política
Podemos diferenciar varias etapas
1.Tras la conquista se inicia la etapa denominada Emirato o valiato (provincia) dependiente
de Damasco (711-756), caracterizada por la obediencia al Califa de Damasco,
que era la máxima autoridad política y religiosa del Imperio islámico. La
capital, establecida inicialmente en Sevilla, fue trasladada muy pronto a
Córdoba. Fue una época de extrema turbulencia, se sucedieron numerosos emires.
La diversidad étnica de los musulmanes (árabes y beréberes) establecidos en la
península fue una de las causas principales de esa situación. La población
berebere protagonizó revueltas, motivadas por la discriminación que sufrían por
parte de los árabes.
2.A mediados del siglo
VIII, la familia Omeya que gobernaba el Imperio islámico fue aniquilada por la
dinastía abasí, desplazando el centro de poder de Damasco a Bagdad. Pero un
miembro de los Omeya, Abderramán I, consiguió escapar y dominar Al- Ándalus. En
el año 756 se proclamó emir, declarándose políticamente independiente, aunque
respetuoso con la jefatura religiosa del califa de Bagdad. Comenzaba así, el Emirato independiente (756-929), etapa
en la que se consolidó la fortaleza del Islam peninsular y se impulsó la
islamización de Al-Andalus.
3.En el año 929, el entonces emir de Al-Ándalus, el
Omeya Abderramán III, decidió
autoproclamarse califa. Con esa decisión los Omeyas lograban la autonomía
religiosa respecto a los califas Abasíes de Bagdad. Comenzaba una nueva etapa, El Califato de
Córdoba que duró poco más de un siglo (929-1031)
, fue la etapa más brillante de la historia de
Al-Ándalus. Los motivos que impulsaron a Abderramán III a adoptar el título de
califa o, lo que es lo mismo, a proclamarse
“príncipe de los creyentes”, tenían que ver, al parecer, con los éxitos
que tuvo al lograr la pacificación interna de Al-Ándalus, pero sobre todo con
la intención de detener el peligroso avance de los Fatimíes por el norte de
África. Abderramán III consiguió frenar el avance de los cristianos por la
cuenca del Duero. Desde el punto de vista interno, su gobierno se caracterizó
por el autoritarismo. A su muerte ocupó el Califato su hijo Al-Hakam II (961-976). La faceta más
destacada de este califa fue su decidido apoyo a las letras y las artes. Las
relaciones de Al- Hakam II con los cristianos no sólo fueron pacíficas, sino
que éstos solían enviar embajadas a Córdoba para rendir pleitesía al califa
Omeya. Le sucederá Hisham II
(976-1013?), débil califa que dejó las riendas en manos del hachib Ibn Abí
Amir, llamado Almanzor por los cristianos. El gobierno de Almanzor, que basaba
su poder en el ejército, integrado por beréberes, daba la imagen de una
dictadura militar. Lo más llamativo de su mandato fueron las terroríficas
campañas militares contra los cristianos del norte de la Península. Cuando
Almanzor muere (1002), el califato está agotado. La inestabilidad política
subsiguiente fue tal que entre 1009-1031 hubo diez califas. Estallaron guerras
civiles y en el año 1031 los
notables de Córdoba acordaron abolir el Califato. Al-Ándalus se fragmentó en
núcleos políticos independiente, llamados reinos
de Taifas.
4.Al desaparecer el Califato de Córdoba en el año 1031,
Al-Ándalus se fracciona en numerosos núcleos independientes, en torno a unos
veintisiete, llamados Reinos de Taifas,
palabra que significa bando o facción. Las facciones o partidos que dieron
lugar a estos reinos se formaron a partir de los distintos grupos étnicos que
componían la sociedad musulmana. Los más poderosos (Zaragoza, Toledo, Badajoz o
Sevilla) estaban gobernados por árabes. Otros quedaron en manos de los eslavos
(Tortosa, Valencia…) y en algunos, como el de Granada, los beréberes se
hicieron con el poder. Estos reinos guerrearon
contra los cristianos, pero lucharon también entre sí debilitando el poder islámico y
facilitando así el avance de la conquista. Muchos de ellos para evitar su
desaparición, aceptaron el pago de tributos a las monarquías cristianas, las
parias, en señal de sumisión y vasallaje. Los primeros reinos de Taifas
sobrevivieron hasta la llegada de los almorávides, que penetraron en la Península reclamados por
los monarcas de Badajoz, Sevilla y Granada tras la caída de Toledo en manos de
Alfonso VI de Castilla en 1085. Desde el punto de vista cultural Al-Ándalus vivió un periodo de gran
esplendor. Tras el hundimiento del Imperio Almorávide aparecen los segundos
reinos de taifas, pero su existencia fue
muy efímera, pues a los pocos años invadieron los almohades la Península
y se apoderaron de los diversos taifas (1147). La desaparición del imperio
almohade en 1212 dio pie a la constitución de nuevos reinos, que irían cayendo
bajo el poder cristiano, a excepción del reino
nazarí de Granada que logró sobrevivir hasta 1492, en que fue conquistado por los Reyes Católicos.
TEMA 3: LOS REINOS CRISTIANOS DE LA RECONQUISTA
Tras la desaparición del reino visigodo de España, solo las zonas montañosas del norte de la Península Ibérica se mantuvieron libres de la dominación musulmana. Y fue allí donde surgieron los primeros núcleos de resistencia.
1.La formación de los reinos cristianos
El
primer reino que surgió en la cordillera cantábrica fue el de Asturias:
entre los años 718 y 722, un
jefe local llamado Pelayo (probablemente astur, cántabro o incluso de origen
visigodo) derrotó a los musulmanes en Covadonga. Sus sucesores, que adoptaron
el título de rey, extendieron sus dominios por el oeste, hacia las tierras de
Galicia, y por el este, hacia el País Vasco. La expansión territorial hacia el
sur desplazó la sede o capital de la monarquía astur, primero desde Cangas de
Onís a Oviedo y posteriormente a León (914). Mientras, todo el territorio
oriental del reino fue encomendado a diversos nobles para su defensa en calidad
de comes o condes; con uno de estos nobles, Fernán González, el título acabó
siendo hereditario a mediados del siglo X, lo que dio paso, en el siglo
siguiente, al nacimiento de Castilla como reino independiente.
En la zona oriental de la Península nacen los núcleos pirenaicos en el siglo IX.
El Reino de Pamplona surge en torno a los vascones en el siglo IX. Durante el siglo X está gobernado por la Dinastía Jimena que se expansiona por La Rioja y Aragón.
El Condado de Aragón surge en el siglo IX en torno a Jaca pero a mediados del siglo X se incorpora al reino de Pamplona.
A finales del siglo VIII los francos intervienen en la Península y las comarcas del Pirineo catalán quedaron bajo su control, el Imperio carolingio convirtió esta zona en la denominada Marca Hispánica. Los francos organizaron el territorio en condados. . El más importante de estos condados fue el de Barcelona y la figura más destacada el conde Vifredo (873-898), quien logró unificar en su persona diversos condados. La independencia total con respecto a los francos se produjo en el siglo XI.
2.La expansión de los reinos cristianos
El proceso de expansión de los
reinos cristianos peninsulares se ha denominado Reconquista.
Para algunos autores, la Reconquista se inició
en el siglo VIII (cuando empezaban a formarse los primeros núcleos cristianos);
para otros, en el siglo XI, cuando los monarcas cristianos comenzaron a
conquistar los territorios dominados por los musulmanes. Muchos historiadores
afirman que el término Reconquista tiene escaso rigor histórico, pues los reyes
cristianos no tenían el propósito de restaurar la situación anterior al año
711, por lo que el avance de los reinos cristianos fue una verdadera conquista,
y no una restauración.
Se
suelen distinguir tres etapas.
La
primera, entre los siglos VIII y XI,
se caracteriza por la inferioridad de los cristianos, no hubo reconquista, ya
que debido al predominio musulmán, los cristianos se limitaron a defenderse y
ocupar las tierras deshabitadas del valle de Duero, Galicia y del piedemonte de
los Pirineos.
La segunda se
desarrolla entre los siglos XI y XIII ,
los cristianos pasaron a la ofensiva militar, fueron los siglos de la
reconquista propiamente dicha como consecuencia de la cual los musulmanes
quedaron reducidos al reino de Granada. La reconquista se fue produciendo en
torno a la ocupación de los valles del Tajo, Ebro, Guadalquivir y el dominio de las Baleares y Levante. Entre
las figuras más relevantes tenemos que citar
Alfonso VI de Castilla y León
(1072-1109), que extendió la frontera de Castilla hasta el Tajo y conquistó el
reino de Taifa de Toledo en 1085 y Alfonso
VIII de Castilla (1158-1214)
que, junto a sus aliados, derrotó a los almohades en las Navas de Tolosa en 1212. A partir de esta batalla la superioridad cristiana
fue clara en toda la
Península Ibérica. Alfonso
IX de León avanzó por la actual Extremadura, ocupando Cáceres (1277) y
Badajoz (1230). Casi por las mismas fechas Jaime I de Aragón (1213-1276)
Conquistó las islas Baleares y el reino de
Valencia (1232)
Por su parte el
rey castellano Fernando III el Santo (1217-1252)
dirigió las campañas
militares contra la
Andalucía Bética, cuyas principales ciudades fueron cayendo
en poder cristiano:
Córdoba (1236
, Jaén (1246), Sevilla (1248). A partir de la segunda mitad del siglo XIII, tercera etapa, sólo queda en la Península un estado musulmán, vasallo de Castilla, el reino nazarí de Granada, que fue conquistado por los Reyes Católicos en 1492, hecho que puso fin a la reconquista.
La conquista militar de Al-Andalus fue acompañada de la repoblación de las tierras ocupadas, lo cual influyó en la posterior estructura de la propiedad. Proceso que consistió en la ocupación pacífica de territorios que, como consecuencia de la reconquista, se iban incorporando a los reinos cristianos La repoblación no consistió en la simple llegada de nuevos pobladores, sino también en la organización administrativa de la zona realizada por el rey en colaboración con los nobles y la Iglesia. El proceso repoblador tuvo diferentes etapas. La primera fase, desarrollada a lo largo de los siglos IX y X, se caracterizó por la ocupación de zonas más o menos deshabitadas (cuenca del Duero, gran parte de Galicia, algunas comarcas del alto Ebro…). El sistema utilizado para la repoblación de esos territorios se denomina presura, en el ámbito del reino astur-leonés y aprisió, en Cataluña y dio lugar a la aparición de campesinos libres y pequeños propietarios. La segunda fase se denomina concejil y se desarrolló entre los siglos XI y XII. Fueron territorios en los que predominó la mediana propiedad y la abundancia de tierras comunales. La tercera fase se desarrolló en el siglo XIII, época que conoció espectaculares avances de los reinos cristianos sobre Al- Andalus y se basó en el sistema de repartimiento (Andalucía, Valencia y Murcia…), que establecía una distribución muy desigual de la propiedad, especialmente favorable a la nobleza y la Iglesia. En el resto de los ámbitos conquistados, el control del territorio pasó generalmente a las órdenes militares, destacándose las de Santiago, Calatrava o San Juan.
TEMA 4: LA FORMACIÓN DEL ESTADO ESPAÑOL:LA MONARQUÍA DE LOS REYES CATÓLICOS
1.Introducción
Los Reyes Católicos (1474-1516) fueron el primer ejemplo de monarquía autoritaria en los reinos hispánicos, crearon órganos de gobierno que dependían de la Corona y, además intentaron someter a la nobleza y el clero, estamentos que durante la Edad Media se habían opuesto a la consolidación del poder real
2.La unión dinástica
Isabel de Castilla se casó con Fernando, heredero de la Corona de Aragón, en 1469. A la muerte de su hermano Enrique IV, Isabel se proclama reina de Castilla el 12 de diciembre de 1474. En la guerra civil, que se desencadenó a continuación, y en la que Portugal se puso del lado de Juana, Aragón apoyó a Isabel, quien al final será reconocida como reina. En 1479 subía al trono de Aragón Fernando, con lo que queda establecida la unión dinástica de las coronas de Aragón y Castilla; basada en el respeto a las diferencias de instituciones, normas jurídicas y sistema monetario, por lo que se conformó un Estado plural, integrado por unos territorios que solo tenían en común una misma monarquía. Los Reyes Católicos –título recibido del Papa Alejandro VI en 1496- van a ser los iniciadores del Estado Moderno. Si bien las instituciones y el funcionamiento de cada reino siguieron siendo diferentes, la dirección política fue común a ambos, lo que permitió obtener grandes logros políticos tanto en el interior como en el exterior.
3.La política exterior
Unidas las coronas, los Reyes Católicos acometen rápidamente una política expansiva en la península, en Europa y en el mundo hasta convertirse en una de las primeras potencias de la Cristiandad. Su política pretendía:
La unificación de la península Ibérica
Para ello, acometieron la conquista de reino nazarí de Granada, último reducto musulmán. Las hostilidades se iniciaron en 1482 y se prolongaron hasta 1492, fecha de su conquista. El segundo paso fue la anexión de Navarra, que fue conquistada en 1512. Por último, la política hacia Portugal fue la de acercamiento mediante enlaces matrimoniales.
La continuidad de la expansión hacia el Mediterráneo (Aragón) y hacia el Atlántico (Castilla
. En el Mediterráneo se apoderaron de varias plazas del norte de África y en el Atlántico conquistaron las islas Canarias. La política atlántica culminó con el descubrimiento de América en 1492 y la incorporación de todas estas tierras a la Corona de Castilla.
4.La política interior
La política
interior de los Reyes Católicos tenía como objetivo fortalecer el poder regio
Para ello perfeccionaron las instituciones políticas existentes y crearon nuevos organismos, como la Santa Hermandad (1476), que actuó en Castilla. Su finalidad era mantener el orden en el medio rural.
Importante fue
la política encaminada a lograr la unidad religiosa. Para lo cual someten a la Iglesia a su autoridad,
revitalizando las regalías, que
afirmaba el derecho de los reyes a intervenir en la Iglesia. Logran el
establecimiento en 1478 del Tribunal de la Inquisiciónen
España, cuyo Inquisidor General era nombrado por el monarca. Sus funciones eran
perseguir herejías y vigilar la unidad
de la fe.
Para obtener este objetivo los Reyes Católicos obligaron a los
mudéjares y judíos a convertirse o emigrar. En 1492 fueron expulsados los
judíos sefardíes y los mudéjares en 1502, que
no aceptaron convertirse al catolicismo.. La autenticidad de los
conversos era objetivo de la
Inquisición. El Consejo de Suprema Inquisición vigilaba la
unidad de la fe y tenía jurisdicción en Castilla y Aragón.
5.La formación de un Estado Moderno
Su reinado tuvo como objetivo el fortalecimiento de la
autoridad y del poder regio, con el consiguiente debilitamiento de la nobleza
Reforzaron los organismos que favorecían el poder real, que estaban más presentes en Castilla, por su concepción autoritaria de la monarquía, que en Aragón por el carácter pactista de la misma. Así reordenaron la política interna mediante el control de la nobleza, el clero, la burguesía y los municipios. Todos perderán poder político a favor de los monarcas, pero conservaran el económico. Junto a ello aparece una nueva estructura estatal caracterizada por: se reformó el Consejo Real en Castilla y aparecen nuevos consejos. Además se crean nuevos cargos (los secretarios reales).Se reorganizó la Audiencia de Valladolid y se crearon otras nuevas, en Granada, máximos órganos de justicia.
Otras medidas fueron reorganizar la hacienda; el establecimiento de una red diplomática permanente, que permitirá reforzar la labor en política exterior y el nombramiento de corregidores en las ciudades castellanas. Las Cortes castellanas perdieron importancia y fueron convocadas en pocas ocasiones.
En Aragón, al ser una monarquía pactista, cada uno de los reinos que componían la corona tenía sus propias Cortes e instituciones de gobierno. No obstante, Fernando II impulsó dos nuevas instituciones: el virrey o delegado real en cada uno de los reinos y el Consejo de Aragón.
TEMA 5: EL SIGLO XVI
LA ESPAÑA DE CARLOS I Y FELIPE II
Con la llegada al trono de Carlos I, que también fue emperador de Alemania con el nombre de Carlos V, comenzó la dinastía de la casa de Austria o de Habsburgo, que reinó hasta 1700.
Debido a la política matrimonial de sus antepasados, Carlos I llegó a reunir una de las herencias más extensas hasta entonces conocida.
Los reinados de Carlos I y de su hijo Felipe II, que cubren la mayor parte del siglo XVI, dirigieron su peso político a la defensa de sus intereses dinásticos-los de la familia Habsburgo- y también en la defensa del catolicismo, en una Europa desgarrado por enfrentamientos religiosos.
Los territorios gobernados se caracterizaban por su diversidad y por la distancia entre ellos. Se trataba de un conglomerado de reinos, cada uno de los cuales mantuvo sus leyes e instituciones de gobierno, si bien los unía un mismo soberano. Pero tanto Carlos I como Felipe II intentaron crear una monarquía fuerte y autoritaria mediante la creación de consejos especializados en asuntos concretos (régimen polisinodial), la introducción de los secretarios reales e incremento de la diplomacia.
Paralelamente, en América, con Carlos I culmina la conquista y se avanza en su administración; con Felipe II tiene lugar la colonización de las Filipinas, así nombrada en su honor, descubiertas durante el reinado de Carlos I y ocupadas ahora por Felipe II.
1. El reinado de Carlos I (1517-1556)
Carlos I de España y V de Alemania nace y se educa en Gante (1500), muere en Yuste (1558). Era hijo de Felipe el Hermoso y de Juana la Loca. La muerte de su padre y la incapacidad de su madre dejaron en sus manos un considerable número de territorios que lo convirtieron en el monarca más poderoso de su tiempo
En
1516 fue proclamado rey de Castilla y un año después llegó a España procedente
de los Países Bajos.
Nieto de los Reyes
Católicos, heredó de ellos el trono español que incluía las Coronas de Castilla,
Navarra, además de todos los restantes territorios que poseían en Italia, en el norte de África y América; y de su abuelo
paterno, el Emperador del Sacro Imperio Germánico, obtuvo el título de
Emperador y las posesiones de su familia paterna en Alemania, Países Bajos y
Francia. Como emperador recibió el nombre de Carlos V.
1.1Política interior
El contacto entre Carlos I y sus súbditos españoles a su llegada en 1517 fue desastroso. El monarca sólo hablaba francés llegó con una corte de consejeros flamencos e italianos que únicamente veían en los dominios hispanos una fuente de aprovisionamiento de dinero para sus propias empresas.
En 1519, tras la muerte del emperador alemán, Maximiliano de Austria, abuelo de Carlos, el trono imperial quedó vacante. El oro que comenzaba a llegar de América y el aumento de la presión fiscal sobre Castilla garantizaron los fondos que Carlos necesitaba para su sueño imperial, que consiguió en 1519 al ser elegido emperador del Sacro Imperio Germánico con el nombre de Carlos V. El descontento por las consecuencias que tenía la política imperial en la carga fiscal y en la vida de los súbditos españoles generó pronto una serie de revueltas:
a)La más grave fue la Rebelión de las Comunidades
de Castilla.
Movimiento insurreccional que estalló en las principales
ciudades castellanas en 1520, cuyos protagonistas fueron gentes de las
ciudades, especialmente de Salamanca, Segovia y Toledo, en protesta contra la política centralista y
europeísta del emperador Carlos V. Nació como un movimiento burgués al que se
sumaron levantamientos campesinos. Los
Comuneros fueron derrotados Villalar en abril de 1521 y sus tres jefes, Padilla, Bravo y Maldonado, decapitados.
b)El Conflicto de las Germanías se desarrolló en el Reino de Valencia como eco del conflicto de las Comunidades de Castilla. Sin embargo fue una rebelión antiseñorial. Al igual que ocurrió en las Comunidades, los agermanados fueron derrotados por los señores y las tropas del rey en 1523, y sus cabecillas duramente castiga
1.2Política exterior
La política de Carlos I fue encaminada a conseguir dos objetivos fundamentales: la consolidación del Imperio y el mantenimiento de la unidad católica en Europa, que le llevó a enfrentamientos con Francia, con el Imperio otomano y con los luteranos en Alemania.
Carlos
V mantuvo cuatro guerras contra
Francisco I y Enrique II de Francia.
Carlos V consiguió frenar la expansión turca que amenazaba Viena, sin embargo, fracasó al intentar tomar Túnez (1535) y así solucionar el problema de los piratas berberiscos.
Probablemente
el más grave por sus repercusiones fue el conflicto religioso en Alemania.
En 1517 Lutero inició su Reforma y pronto fue apoyado por algunos
príncipes alemanes que veían en ello una manera de desafiar el poder
autoritario de los Habsburgo en el Imperio. En principio, Carlos V intentó una
solución de compromiso con Lutero en las Dietas de Worms (1521), pero fracasó. Los
príncipes protestantes alemanes formaron
una alianza denominada la Liga de Smalkalda, que fue derrotada enla Batalla
de Mühlberg (1547). Pero el acuerdo no llegó hasta la Paz de Augsburgo (1555)
que concedió la libertad religiosa a los príncipes y supuso el fracaso
definitivo de la idea de unidad religiosa en el continente. Tras el fracaso el
emperador decidió abdicar (1556) y
dividir el imperio entre su hijo Felipe y su hermano Fernando. Después se
retiró al monasterio de Yuste, donde murió en 1558
2.La Monarquía Hispánica de Felipe II. La unidad ibérica
Felipe II comenzó su reinado en 1556. Tras su retorno de Flandes en 1559 no volvió a salir de España. Fijó su corte en Madrid (1561).
Al contrario que su padre no fue un jefe militar en campaña sino un burócrata que controló al detalle los asuntos de la administración del reino.
Hijo de Isabel de Portugal, a la muerte del rey de Portugal sin descendencia hereda de corona (1580).
La monarquía de Felipe II fue considerada por sus contemporáneos como una monarquía hispánica. Esta afirmación puede darse como cierta en la medida que Castilla fue el motor financiero y militar del conjunto de su herencia, también desde donde dirigió sus estados. Pero los reinos seguían siendo diferentes, además, más que beneficiarse soportaron las consecuencias de la política dinástica del rey que sacrificó los intereses de Castilla y Aragón para conservar sus dominios europeos.
Defensor a ultranza del catolicismo, se puso al frente de la contrarreforma y alentó la actuación de la Inquisición, imponiendo un rígido control sobre la iglesia hispana y sobre sus súbditos
2.1 Política interior
A pesar del enorme poder que poseyó, Felipe II tuvo que hacer frente a varias rebeliones importantes.
En 1568 se produjo la Rebelión de los moriscos de las Alpujarras (Granada). Los moriscos eran cristianos sólo de nombre, pues se sospechaba que practicaban la religión y cultura islámicas. Felipe II les acusó de ser posibles colaboradores de la expansión turca por el Mediterráneo, aunque la verdadera razón del conflicto era la necesidad de establecer una auténtica uniformidad religiosa en el Reino. Los moriscos se rebelaron contra el trato vejatorio de las autoridades y de los cristianos viejos. Sometidos por el ejército de Don Juan de Austria fueron expulsados y dispersados por el resto de España.
Felipe II llevó el autoritarismo monárquico a sus extremos, es decir, practicó una política absolutista. Esto supuso algunos conflictos con la Corona de Aragón de tradición pactista. La excusa del conflicto fue el caso de Antonio Pérez. Éste era el secretario aragonés de Felipe II que fue acusado de asesinar al secretario de Don Juan de Austria. Tras once años de prisión, Antonio Pérez huyó a Aragón y se colocó bajo la protección de sus fueros y del Justicia de Aragón (1591). Entonces Felipe II recurrió a la Inquisición tras acusarle de herejía. Esta maniobra fue juzgada como un atentado a los fueros y derechos de Aragón y provocó una rebelión que el rey tuvo que reprimir por la fuerza
3.2 Política exterior
El compromiso más importante de
la política heredada fue la terminación de la guerra contra Francia. En la Batalla de San
Quintín de 1557 Felipe II derrotó a los franceses. Esta batalla forzó la
paz definitiva entre los dos países (Paz de Cateau-Cambresis
1559).
Hacia
1570, la ofensiva turca en el Mediterráneo se hizo especialmente virulenta. Los
turcos arrebataron Chipre a Venecia y ésta pidió ayuda a España. Venecia,
España y el Papado formaron la
Liga Santacomandada por Don Juan de Austria.
Éste derrotó a los turcos en la
Batalla de Lepanto (1571). La victoria de
Lepanto frenó el avance turco en el Mediterráneo, sin embargo, no consiguió
terminar con los piratas berberiscos el Norte de África.
Lucha casi cuarenta años contra los independentistas de los Países Bajos
A partir de los años 80 Inglaterra se sumó a los enemigos de Felipe II. Por un lado, la Inglaterra Isabelina desafiaba el poder marítimo de España en el Atlántico y el monopolio del comercio con América. Además, había un problema religioso. Inglaterra era una potencia protestante y ayudaba a los rebeldes holandeses contra los tercios españoles. Este doble desafío provocó la respuesta militar de Felipe II: la Armada Invencible(1588), que fracasó en su intento de invadir Inglaterra. Esta derrota supuso la pérdida de la hegemonía marítima española en el Atlántico.
TEMA 6: EL SIGLO XVII
LA CRISIS DELA MONARQUÍA DE LOS AUSTRIAS
El siglo XVII estuvo marcado por el reinado de los llamados Austrias menores: Felipe III (1598-1621), Felipe IV (1621-1665) y Carlos II (1665-1700).
Comenzó con una situación de crisis económica y de creciente pérdida de hegemonía de la monarquía hispánica, que se encontraba muy endeudada tras las guerras del reinado de Felipe II (1556-1598).
La monarquía continuó siendo un conjunto de reinos con instituciones y leyes diferentes, a los que la Corona daba cohesión. La principal novedad fue la introducción del valido, figura similar a la de otros reinos europeos de la época. El valido era un personaje, casi siempre miembro de la aristocracia, en el que el rey depositaba su absoluta confianza, entregándole las decisiones de reino. Muchos de ellos gobernaron en su propio provecho.
El reinado de FELIPE III: 1598-1621
Felipe
III heredó un enorme imperio con una hacienda en bancarrota y en conflicto con
Inglaterra y los Países Bajos, así como unas malas relaciones con Francia. El
nuevo rey no era un guerrero como su abuelo, ni un burócrata como su padre,
sino un rey cortesano que inauguró la costumbre de dejar la dirección efectiva
del Estado a una persona de su absoluta confianza, el valido o privado, que no
ostenta título institucional concreto pero que se encarga de todas las tareas
de gobierno en nombre del rey. El primero de ellos fue el duque de Lerma, que
en 1618 será sustituido por el duque de Uceda. Lerma, hombre ambicioso que
acumuló una enorme fortuna, trasladó la Corte a Valladolid en 1601, supuestamente para
estar más cerca de sus dominios en Lerma (Burgos), aunque en 1606 volvió a
Madrid. Pero sin duda el hecho más importante de la política interior fue la
expulsión de los moriscos, decretada en 1609.
Salieron de España unos 300.000, lo que tuvo repercusiones económicas
negativas, sobre todo en el reino de Valencia. Una de las principales razones
fue que colaboraban con la piratería turca y bereber en el Mediterráneo,
facilitando los saqueos.
En cuanto a la política exterior, frente al belicismo de los reinados
anteriores, el de Felipe III será un periodo pacifista. En primer lugar, tras
la muerte de Isabel de Inglaterra, se firma la paz con la nueva dinastía de los
Estuardo (1604).
En los Países Bajos
se firmó, con las provincias rebeldes, la Tregua de los Doce Años (1609). Y en cuanto a
Francia, tras la muerte de Enrique IV mejorarán las relaciones, hasta el punto
de que los hijos de Felipe III se casarán con los del monarca francés: Ana de
Austria se casó con Luis XIII y el futuro Felipe IV, con Isabel de Borbón. Pero
en 1618 estalló en Europa la Guerra
de los Treinta Años y la alianza dinástica de los reyes de España con los
emperadores de la Casa
de Austria llevó a Felipe III a entrar en ella, poniendo fin a este periodo de paz.
El reinado FELIPE IV: 1621-1665
Felipe IV fue un monarca especialmente preocupado por la cultura y ejerció una importante labor de mecenazgo. Entregó el poder a su valido, el conde-duque de Olivares, cuyo programa político combinó la recuperación del prestigio exterior de la Monarquía Hispánica y la reforma interior. Para ello, puso en marcha una serie de reformas, entre ellas una reforma fiscal y la creación de un ejército al que tenían que contribuir los distintos reinos (la Unión de Armas), pues hasta ahora el peso militar recaía en Castilla. El aumento de la presión fiscal para mantener la participación española en la Guerra de los Treinta Años y las demás reformas de Olivares provocaron un malestar en los diferentes reinos que desembocó en las revueltas de Portugal y Cataluña en 1640. El duque de Braganza, descendiente ilegítimo de los monarcas portugueses, se proclamó rey de Portugal, rompiendo definitivamente su unión con España. Por su parte, la rebelión catalana, que reconoció Luis XIII de Francia como conde de Barcelona, fue sofocada. Olivares caerá en 1643 y será sustituido por don Luis Méndez de Haro.
La recuperación del
prestigio internacional llevó a
intervenir a España en la
Guerra de los Treinta Años, lo que provocó el desgaste de los
ejércitos y la imposibilidad de sofocar la revuelta portuguesa o la tardanza en
atajar la catalana. La Paz
de Westfalia (1648)
Pone fin a la
hegemonía de los Habsburgo en Europa y supone el reconocimiento de la
independencia de los Países Bajos (aunque España conserva Bélgica). Pero la
guerra entre España y Francia continuó hasta 1659, cuando se firmó la Paz de los Pirineos. Justo
cien años después de la paz de Cateau-Cambresis, que confirmó la hegemonía
española en 1559, comenzaba ahora la hegemonía francesa.
El reinado CARLOS II: 1665-1700
El reinado de Carlos II, un monarca débil y crónicamente enfermo durante toda su vida, se caracterizó por la sensación general de desgobierno, por las constantes luchas por el poder, la pérdida definitiva del prestigio internacional de España en beneficio de Francia y la preocupación por la cuestión sucesoria.
Carlos II, llamado el Hechizado accede al trono con tan sólo 4 años. El poder fue encomendado a su madre, Mariana de Austria, y se desarrollará bajo la influencia de los sucesivos validos del rey: Nithard, Valenzuela, don Juan José de Austria, el duque de Medinaceli y el conde de Oropesa.
El problema de la sucesión se plantea al no tener el monarca ningún hijo, a pesar de haberse casado dos veces. Existen tres candidaturas: la francesa, la austriaca y la bávara. El candidato ideal era el hijo del elector de Baviera, pero murió en 1699. Así, cuando el rey muere, en 1700, sólo quedan el archiduque Carlos de Austria, hijo del emperador, y Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia.
El testamento de Carlos II prohibía cualquier reparto de la herencia y dejaba el trono a Felipe V, considerando que el francés, al ser el más fuerte, sería el único capaz de mantenerla unida. La falta de acuerdo, al no aceptar el candidato austriaco la decisión, desemboca en la guerra de Sucesión española (1700-1713), que fue al tiempo, una guerra civil y una guerra europea.
TEMA 7: EL SIGLO XVIII: EL REFORMISMO BORBÓNICO Y LA ILUSTRACIÓN
La España del siglo XVIII se caracterizó por la pervivencia del Antiguo Régimen, definido básicamente por la monarquía absoluta y la sociedad estamental. Sin embargo, a lo largo del siglo, la centralización del Estado, una cierta movilidad social y el crecimiento económico crearon dinámicas de cambio.
El
siglo XVIII fue la época del reformismo ilustrado, que perseguía la
modernización y prosperidad mediante reformas prudentes que fortalecieran el
Estado. A esta tarea se dedicaron los secretarios de los cuatro reinados que
ocuparon el siglo:
Felipe V (1700-1746), Luis I (1724), Fernando VI (1746-1759), Carlos III (1759-1788) y Carlos IV (1788-1808)
1.LA GUERRA DE SUCESIÓN (1700-1714)
El siglo XVIII en España comienza con la Guerra de Sucesión al trono tras la muerte sin hijos en 1700 del rey Carlos II, último representante de la dinastía de los Habsburgo, que en su testamento había nombrado sucesor a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV, rey de Francia.
Esta guerra presenta una doble dimensión. Por una parte, se trató de un conflicto internacional que enfrentó a Francia con un grupo de estados aliados: gran Bretaña, Holanda, Austria y Portugal.
Por otro lado, fue una guerra civil española entre el bando felipista-Castilla, Navarra y vascongadas apoyaban al Borbón- y el bando habsburguista-Aragón, Cataluña y Valencia-, fiel al archiduque Carlos, pretendiente austriaco al trono español.
Cuando el archiduque Carlos se convierte en emperador de Austria, en 1711, los ingleses y holandeses manifestaron su interés en acabar la guerra, para evitar la hegemonía de la casa de Austria en Europa, y reconocer a Felipe V como monarca de España previa renuncia a sus derechos a la corona francesa. En los tratados de Utrecht (1713) y Rastadt (1714), se firmó la paz a cambio de importantes concesiones a Austria, que se quedó con el Milanesado, Flandes, Nápoles y Cerdeña, y a Gran Bretaña, que recibió Gibraltar y Menorca, junto con monopolio del tráfico de esclavos (asiento de negros) y comerciar con América (navío de permiso).
2.EL ABSOLUTISMO MONARQUICO Y CENTRALIZACIÓN
La dinastía de los Borbones supuso la implantación de una monarquía absoluta y centralizadora. Felipe V implantó en España el absolutismo regio según el modelo francés de Luis XIV. El objetivo era reforzar el poder real, para ello era necesario unificar y reorganizar los diferentes reinos peninsulares. Ello significó la pérdida de la soberanía, esencialmente, de los territorios de la corona de Aragón, que pasó a ser integrada en un modelo uniformizador y centralista.
Felipe V, mediante los decretos de Nueva Planta (Valencia 1707, Aragón 1711, Mallorca 1715 y Cataluña 1716) impuso medidas legislativas de carácter centralizador y unificador. Con estas innovadoras leyes se pretendía reorganizar la administración territorial de la monarquía española e imponer la asimilación de Aragón, Valencia, Cataluña y Mallorca a los usos y modos de Castilla. Mediante los Decretos de Nueva Planta quedaron suprimidos todos los fueros, los privilegios y las instituciones representativas de autogobierno (Virrey, Cortes y Generalitat). Entre los motivos que explicaron la aprobación de estos decretos, encontramos el deseo de fortalecer el poder financiero y militar regio, la imitación de los modelos centralistas característicos de la monarquía absoluta borbónica francesa y el castigo contra unos territorios que habían apoyado al bando antifelipista durante la Guerra de Sucesión al trono español (1700-1713).
Además se reformaron leyes como la sucesión al trono, implantándose la Ley Sálica (1713), derecho preferente de todos los varones de estirpe real. Se crearon las Secretarias de Estado y de Despacho origen de los actuales ministerios; el rey los nombraba directamente. Respecto al Ejercito y la Armada se implantó el reclutamiento obligatorio por sorteo, por uno de cada cinco hombres útiles (por eso se les llamo “las quintas”) y reclutamiento forzoso a vagabundos, vagos y ociosos. El regimiento sustituirá a los Tercios. El Regalismo (limitar la influencia de la Iglesia), el rey podría designar los altos cargos eclesiásticos y recaudar las rentas de las sedes obispales vacantes.
3.LA POLÍTICA EXTERIOR DE LOS BORBONES
El reinado de los Borbones se inició con una importante pérdida de poder de influencia de la Corona española en el contexto internacional. Tras el final de la Guerra de Sucesión, los tratados de Utrecht y Rastadt permitieron a Felipe V salvar el trono, pero a cambio de ceder todas las posesiones en Europa.
Fue un siglo de relativa paz y estabilidad. La defensa de los intereses en Italia llevó a mantener conflictos con algunas potencias europeas, especialmente con Austria. En busca de aliados, Felipe V firmó una serie de pactos con Francia (Pactos de Familia) que ligaron a lo largo del siglo XVIII los intereses franceses y los españoles.
La llegada al trono de Fernando VI, partidario de acabar con las actitudes belicistas, inauguró una época de neutralidad en la política exterior española. Con Carlos III, España intervendrá en la guerra de los Siete Años al lado de Francia (Tercer Pacto de Familia 1761), contra Inglaterra, perdiendo las posesiones americanas de la Florida.
4.LA ILUSTRACIÓN EN ESPAÑA
La Ilustración fue un movimiento intelectual e ideológico surgido en la Europa del siglo XVIII y basado en el racionalismo (confianza en el poder de la razón y del conocimiento humano como instrumentos capaces de transformar y mejorar la realidad social), en el utilitarismo, en la defensa de la educación y en la difusión de los conocimientos científicos, así como del progreso técnico.
En España el
movimiento ilustrado alcanzó su mayor apogeo durante el reinado de Carlos III
(1759-1788). La política de este monarca, ejemplo de despotismo ilustrado,
coincidió con una generación de ilustrados que desde el poder intentaron
reformar múltiples aspectos, es el momento en que política y pensamiento se
fundieron en personajes de indudable valía: Olavide, Campomanes, Jovellanos,
Cabarrús, etc. Además de centrar sus esfuerzos en la regeneración del país, los
ilustrados españoles comprendieron que si querían mejorar la sociedad era
imprescindible mejorar la economía. Para ello, aplicando el espíritu racional y
critico propio de la
Ilustración, pusieron su empeño en aumentar los recursos del
Estado proponiendo la reforma destinada a resolver la crisis de la agricultura,
la reestructuración del ordenamiento comercial y el fomento de la industria. La
política reformista de Carlos III generó revueltas populares como El motín de Esquilache en 1766.
Algunos ilustrados participaron en las más altas instituciones de gobierno, otros, en cambio cultivaron distintas disciplinas científicas en las Academias y en las Sociedades Económicas de Amigos del País, así como en tertulias y salones.
5.LA ILUSTRACIÓN EN CASTILLA-LA MANCHA
En lo que respecta al ámbito castellano-manchego comienza el siglo volviendo al primerísimo lugar de la política nacional al producirse en su seno dos importantes y decisivos hechos de armas: la batalla de Almansa (Albacete), en 1707, y las de Brihuega y Villaviciosa (Guadalajara), en 1710, las cuales cambian, en favor de la nueva dinastía de los Borbones, el signo de la internacionalizada Guerra de Sucesión Española.
Superado este episodio bélico, la población creció (de los tres cuartos al casi millón de habitantes) En cuanto a la economía, la agricultura siguió siendo el sector dominante y determinante; aún así, los métodos agrícolas y ganaderos no variaron sustancialmente respecto a los modos tradicionales (cereal, vid, olivo y cabañas trashumantes). La industria textil conoció serios avances, sobre todo con la iniciativa estatal de la Real Fábrica de Paños de Guadalajara. El comercio se benefició de la mejora de las comunicaciones, especialmente con Madrid y Andalucía (habilitación del puerto de Despeñaperros).
En el ámbito administrativo, se avanzó en la identidad de toda esta zona al crearse la gran provincia de La Mancha en 1718.
Por último, en el aspecto cultural han de ser mencionadas las Sociedades Económicas de Amigos del País, verdaderos clubes patrióticos de fomento de la riqueza que sirvieron de correa de transmisión de los ideales reformistas del gobierno y que fueron sostenidos por los elementos más activos y comprometidos de la sociedad (profesionales liberales, funcionarios, clérigos ilustrados, burgueses, etc.), y que surgieron por doquier, derivando muchos de ellas en Juntas de Caridad y Beneficencia que pervivieron largo tiempo. En todo caso, toda la vida cultural podría resumirse en la actuación del cardenal Francisco Antonio de Lorenzana (arzobispo primado de Toledo, 1772-1800), cuya labor fue ingente: instituciones sociobenéficas, revitalización litúrgica (rito mozárabe), impulso universitario, amplio programa constructivo, levantamiento germen de la Biblioteca Regional de Castilla-La Mancha.