Los Reinos Cristianos en la Península Ibérica

El Reino Astur-Leonés

El Reino Astur fue el sucesor del desaparecido Reino Visigodo, sobre el cual se basó la idea de la Reconquista, una lucha política y religiosa de ocho siglos entre la cristiandad y los musulmanes. La Batalla de Covadonga (722), engrandecida por las crónicas, no debió ser más que una de las muchas escaramuzas que enfrentaban a los pueblos de la montaña con destacamentos musulmanes que trataban de cobrar tributos.

A principios del siglo VIII, aparece Don Pelayo como jefe aglutinador de fuerzas (noble visigodo huido y refugiado en las montañas) que anuncia la nueva formación política. La ascensión de Pelayo estaría vinculada al fortalecimiento de su propia familia y a la creación de comitivas armadas que se aglutinan en torno al jefe por la acumulación de botín y poder. La escaramuza de Covadonga sirvió como factor legitimador del poder al considerarse los herederos del Reino Visigodo.

La frontera se encontraba en el Valle del Duero, poco poblado y con ausencia de poder político tras la huida de la población bereber en el 750, lo que propició una expansión mayor. En este contexto se sitúan las campañas militares de Alfonso I en el valle del Duero y el trasvase de población desde el valle a la montaña. La expansión continúa por la zona galaica, valles del Duero y territorios vascos. La capital se establece en León y se implementan fórmulas de repoblación como las comunidades de aldea y el derecho de aprissio.

Castilla

Castilla era la zona fronteriza del Reino Astur frente a vascos y musulmanes, lo que propició su fortificación con castillos, la concesión de privilegios a la población y mayor poder a los condes que la gobernaban.

Fernán González conseguirá convertirla en condado enfrentándose al rey.

Aragón

Aragón surge como reino independiente muy tarde. Varios condados a principios del siglo IX están bajo la influencia franca, y por pactos matrimoniales acabaría unido a Navarra hasta la muerte de Sancho III el Mayor.

Pamplona

En Pamplona, cuatro grupos de tribus que habían estado luchando por su independencia realizarían expediciones militares. La expansión se iniciará con Sancho III el Mayor de Navarra.

Los Condados Catalanes

Los francos intensificaron la presión sobre los territorios de la antigua Septimania visigoda ante el peligro de las expediciones musulmanas. En la Marca Hispánica, la situación cambia con el nombramiento de Wilfredo el Velloso, conde de Urgel y Cerdaña, como conde de Barcelona y Gerona. En adelante, las funciones condales se transmitirán por herencia y los monarcas francos solo se limitarán a sancionar la transmisión a posteriori.

La España Medieval (Siglos VIII-X)

La España medieval constituye la frontera entre la cristiandad europea y la civilización islámica. Esta característica marcará la evolución y el desarrollo de los estados cristianos españoles. Al mismo tiempo, la frontera sirve como vínculo de transmisión cultural y social. Hubo una sucesión de fronteras, conquistas y situaciones bélicas que establecieron gradaciones internas.

Tras la ocupación musulmana, surgió un creciente movimiento de resistencia e independencia basado en dos factores: la escasa presencia e interés de los musulmanes por ocupar unas tierras montañosas y la aportación de los grupos de refugiados visigodos que completan la cristianización de los territorios del norte.

El Reino de Asturias. El núcleo inicial abarca desde Galicia hasta los confines vascos. En el siglo IX, la crisis interna del Emirato de Córdoba permite una gran expansión. León se convierte en la nueva capital, sustituyendo a Oviedo y dando forma al nuevo Reino Astur-Leonés.

Castilla configura su rango de condado independiente con usos jurídicos y régimen de propiedad diferentes. Se consolidan Navarra, Aragón y los Condados Catalanes que van desarrollando sus instituciones y colonizan tierras nuevas.

La España Medieval (Siglos XI-XII)

El Califato de Córdoba se desintegra políticamente a la muerte de Almanzor y aparecen los Reinos de Taifas de menor identidad política y económica. Sancho III el Mayor de Navarra inicia la reorganización de los territorios cristianos, consiguiendo reunir la mayor parte de los reinos cristianos, y cuya herencia, dividida entre sus hijos, constituye la base de los principales reinos: Castilla, León y Aragón.

Con Alfonso VI se consigue la unificación de Castilla y León. En el año 1085 conquista Toledo, antigua capital visigoda, lo que tendrá hondas repercusiones. Alfonso VI se proclama emperador de Hispania.

Aragón y Navarra: Con Sancho Ramírez, el reciente Reino de Aragón y el de Navarra se unen, iniciándose un periodo de expansión en el valle del Ebro que será completado por Alfonso I el Batallador.

Los Condados Catalanes: Ramón Berenguer III completará la conquista y toma la ciudad de Tarragona en 1118. El progresivo avance de Castilla de la mano de Alfonso VI provocará que las taifas musulmanas, temerosas de su conquista, llamen a los almorávides. Durante este periodo, los reinos cristianos sufren fuertes procesos de crisis internas:

  • Castilla y León cae en un periodo de desintegración política tras el reinado de Alfonso VIII.
  • Portugal, condado autónomo, se separa de Galicia y proclama su independencia.

Tras la muerte de Alfonso I el Batallador se produce una gran crisis política que aprovechará el Reino de Navarra para recuperar su independencia. Su solución será la unión de los Condados Catalanes de Ramón Berenguer a través de un matrimonio dinástico que, a partir de ese momento, se convierte en un potente estado político.

La España Medieval (Siglo XIII)

Este siglo representará el avance de los reinos cristianos en la península.

Castilla y León: Alfonso VIII de Castilla, apoyado por un ejército de cruzados franceses, navarros y aragoneses, derrota al ejército almohade en la Batalla de las Navas de Tolosa (1212), provocando la desintegración política musulmana.

Corona de Aragón: Jaime I el Conquistador ocupa Mallorca y Valencia. El avance aragonés en la península solo se detendrá tras el Tratado de Almizra, suscrito con Castilla por Fernando III. Este hecho será decisivo para la potenciación de los intereses mercantiles catalanes y mallorquines que iniciarán su expansión política y económica por el Mediterráneo.

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