El Reinado de los Reyes Católicos: Unificación y Expansión de España
La Guerra de Sucesión en Castilla (1474-1479)
El problema de la sucesión al trono de Castilla surgió cuando una liga nobiliaria exigió a Enrique IV que nombrase heredero a su hermanastro Alfonso, en detrimento de su hija Juana. Aunque el monarca inicialmente cedió, posteriormente se retractó, lo que llevó a los nobles a proclamar rey a Alfonso. Enrique IV se impuso a los rebeldes en la batalla de Olmedo (1467). Tras la muerte de Alfonso al año siguiente, la nobleza rebelde ofreció la Corona a Isabel, quien la rechazó. Finalmente, el monarca nombró heredera a Isabel en el Tratado de los Toros de Guisando (1468), con la condición de que se casara con Alfonso V, rey de Portugal. Sin embargo, al descubrir que Isabel había contraído matrimonio en secreto con Fernando, la desheredó y nombró sucesora a Juana. Tras la muerte de Enrique IV (1474), Isabel se proclamó reina de Castilla en Segovia. Posteriormente, Alfonso V de Portugal invadió Castilla, reivindicando la corona para Juana la Beltraneja, con quien se había comprometido. En 1478 se acordó la paz con Francia, y al año siguiente se firmó el Tratado de Alcaçovas con Portugal, que reconoció a Isabel I como reina de Castilla.
La Unión Dinástica de Castilla y Aragón
La unión dinástica de Castilla y Aragón se consolidó en 1479 tras la muerte de Juan II de Aragón, sucediéndole su hijo Fernando II. El matrimonio de Fernando e Isabel unió las dos coronas, aunque cada reino mantuvo sus propias instituciones, leyes y fronteras, tal como se acordó en la Concordia de Segovia de 1475. Este tratado estableció que Isabel sería la única heredera del reino de Castilla, y a Fernando se le reconoció el título de rey, con derecho a intervenir en la administración y justicia de ambos reinos, aunque por separado. A pesar de gobernar conjuntamente, las diferencias entre ambos reinos eran significativas: Castilla era más grande, rica y poblada, con un comercio en auge, mientras que Aragón enfrentaba una crisis económica. Castilla era un estado centralizado, mientras que Aragón mantenía una estructura más pactista, donde el rey no podía modificar leyes sin el consentimiento de las Cortes.
Limitación del Poder Nobiliario y Control de las Órdenes Militares
La política de los Reyes Católicos respecto a la nobleza fue prudente: limitaron su poder político al apartarla de cargos clave en la Administración, que fueron ocupados por juristas y letrados. Sin embargo, consolidaron su riqueza económica y estatus social. En las Cortes de Toledo de 1480, se acordó devolver a la Corona las tierras y rentas que la nobleza había usurpado desde 1464, aunque la Corona renunció a recuperar las tierras tomadas antes de esa fecha. También se organizó la Hacienda real y se codificaron las leyes con el Ordenamiento de Montalvo. Además, se promovió la presencia de representantes reales en los municipios a través de corregidores, fortaleciendo el control de las ciudades. En cuanto a las Órdenes Militares, que gozaban de grandes riquezas y poder, los Reyes Católicos limitaron su influencia al presionar para que el rey fuera nombrado gran maestre de estas órdenes. Fernando fue designado gran maestre de varias de ellas: Calatrava (1487), Alcántara (1494) y Santiago (1499).
Construcción del Estado Moderno
Los Reyes Católicos transformaron la monarquía feudal en una monarquía autoritaria, con el objetivo de imponer su voluntad por encima de otros grupos sociales y restaurar la paz interna. Para ello, crearon un sistema administrativo centralizado, con una burocracia más especializada y compuesta principalmente por juristas y letrados. Algunas instituciones clave en este proceso fueron:
- Consejo Real de Castilla: Aumentó su poder, convirtiéndose en el órgano de decisión judicial y administrativo, y en símbolo del predominio de Castilla.
- Consejos especializados: Se crearon consejos en áreas específicas, como la Inquisición, las Órdenes y Aragón.
- Secretarios Reales: Actuaban como intermediarios entre los Consejos y la monarquía.
- Santa Hermandad: Fuerza policial creada para pacificar Castilla, combatir el bandolerismo y mantener el orden en el ámbito rural. Fue suprimida en 1498, pero persistieron las hermandades locales con funciones de policía.
- Hacienda: Se reorganizó con la creación de la Contaduría Mayor y la Contaduría General de Cuentas.
- Corregidores: Supervisaban las ciudades, representando a los Reyes y reduciendo la independencia de los concejos municipales.
- Justicia: Se dividió en tres instancias: Corregidores, Audiencias y el Consejo Real de Castilla, con dos Chancillerías en Castilla y Audiencias en Aragón.
A lo largo de este proceso, los Consejos asumieron más funciones legislativas, mientras que las Cortes perdieron influencia, siendo convocadas solo para temas recaudatorios.
Bases Económicas y Sociales
La base económica de la Monarquía Católica se centraba en la agricultura, la ganadería lanar y la exportación de materias primas. Castilla, como potencia industrial y comercial, destacaba por la exportación de productos como lana, vino y aceite. La ganadería trashumante fue especialmente protegida con la ley de Defensa de las Cañadas de 1489, que benefició a la Mesta, y se favoreció a los artesanos mediante el comercio interno. La alta nobleza aumentó su poder económico con los señoríos granadinos y el mayorazgo.
Durante el reinado, la paz social predominó, aunque se produjeron revueltas como la de Fuenteovejuna (1476) y las rebeliones de los payeses de remensa en Aragón. La Sentencia de Guadalupe (1486) resolvió el conflicto remensa, eliminando los malos usos (como la remensa) y estableciendo que los campesinos debían pagar nuevas rentas y compensaciones a los señores, manteniendo el dominio directo de la tierra para los señores y la posesión efectiva para los campesinos sin reducción a servidumbre.
Política Religiosa
Los Reyes Católicos buscaban consolidar su autoridad sobre la Iglesia, estableciendo el Patronato Regio, que les otorgaba el derecho de intervenir en el nombramiento de obispos y arzobispos, así como en la validación de documentos pontificios. Un aspecto clave de esta política fue la unidad religiosa, para la cual se creó el Tribunal de la Inquisición, que se convirtió en una institución común para ambas coronas. La Inquisición, bajo el control directo de la corona, se estableció en 1478 con la bula papal de Sixto IV, permitiendo a los Reyes Católicos nombrar inquisidores y controlar sus finanzas. El primer tribunal se constituyó en Sevilla en 1480, extendiéndose rápidamente por España.
Dentro de este contexto, en 1492, los Reyes Católicos ordenaron la expulsión de los judíos, que debían convertirse al cristianismo o abandonar el país en cuatro meses. Esto resultó en una importante pérdida tanto cuantitativa como cualitativa, ya que los judíos desempeñaban roles clave en la economía. Además, tras la conquista del reino nazarí, se decretó que los musulmanes se convirtieran o abandonaran España (1501-1502), lo que llevó a la conversión de los musulmanes en moriscos, aunque muchos continuaron practicando el islam en secreto, generando un nuevo problema religioso.
Política Internacional y Enlaces Matrimoniales
Los Reyes Católicos reforzaron sus relaciones exteriores mediante una política de enlaces matrimoniales de sus hijos con dos objetivos principales:
- Consolidar la amistad con Portugal y facilitar la incorporación de este reino a la monarquía hispánica. La hija mayor, Isabel, se casó con el heredero de la Corona portuguesa, y tras su muerte, con el rey Manuel I. Si el hijo de Isabel y Manuel, el príncipe Miguel, no hubiera muerto de niño, habría heredado todos los reinos de la Península Ibérica.
- Estrechar relaciones con Inglaterra y el Imperio Romano Germánico para aislar a Francia. Para asegurar la alianza con Inglaterra, casaron a su hija menor, Catalina, con el príncipe heredero de Inglaterra, y luego con Enrique VIII. Con el Imperio, concertaron un doble matrimonio entre Juan y Juana (segundo y tercera hijos) con los hijos del emperador Maximiliano: Margarita de Austria y Felipe el Hermoso.
Esta política matrimonial determinó la evolución de la monarquía hispánica, pues el hijo de Juana, que también era nieto de Maximiliano, heredó tierras y derechos del Imperio alemán.
Política Expansionista: Anexión de Granada y Navarra
La conquista del reino nazarí de Granada se preparó como una cruzada contra los infieles, y en 1482 el papa Sixto IV otorgó gracias especiales a quienes financiaran o participaran en la campaña. La guerra, que duró de 1482 a 1492, fue un esfuerzo conjunto de la Corona, la Iglesia y la nobleza, que aportó la mayor parte de las tropas. La victoria final se facilitó por las luchas internas en Granada entre bandos rivales, incluidos miembros de la familia real. La guerra consistió principalmente en asedios, con la ciudad de Málaga pagando por su resistencia. El asedio de Granada duró casi un año, y Boabdil negoció secretamente la rendición con unas generosas capitulaciones. El 2 de enero de 1492, los Reyes Católicos tomaron la Alhambra y completaron la reconquista.
En cuanto al reino de Navarra, bajo una dinastía francesa y dividido entre partidarios de la monarquía y los que favorecían una unión con Castilla, Fernando aprovechó una supuesta conspiración contra Castilla como pretexto para ocupar militarmente Navarra. En las Cortes de Burgos de 1515, Navarra fue incorporada a la Corona de Castilla, manteniendo sus instituciones y fueros.
Expansión Mediterránea: Italia y Norte de África
En el contexto de las guerras franco-españolas en Italia, el principal objetivo era el Reino de Nápoles, que había sido conquistado por Alfonso V en 1443, pero se separó de la Corona Aragonesa tras su muerte. Fernando el Católico derrotó las pretensiones francesas y recuperó para la Corona de Aragón los condados catalanes del Rosellón y Cerdaña, además del Reino de Nápoles, que se integró en 1503.
La expansión hacia el Magreb surgió tras la conquista de Granada para frenar la piratería. Sin embargo, la ocupación española del norte de África se limitó a algunas plazas fuertes en la costa (Melilla, Orán, Bugía, Trípoli), cuya efectividad contra la piratería fue casi nula.
Expansión Atlántica: Canarias y América
Antes del acceso de los Reyes Católicos al trono, las islas de Lanzarote, Fuerteventura, La Gomera y El Hierro ya formaban parte de la Corona de Castilla. Bajo su reinado, se conquistaron las islas restantes: Gran Canaria, La Palma y Tenerife, mediante un sistema de capitulaciones, en el que capitanes y eclesiásticos se encargaban de la conquista y evangelización en nombre de la monarquía. Estas islas fueron tierras de realengo, bajo control directo de la Corona, y la población nativa asimiló rápidamente la cultura de los nuevos pobladores.
En cuanto a la ruta hacia América, fue resultado del acuerdo con Colón, firmado en las Capitulaciones de Santa Fe. Colón llegó a las Antillas el 12 de octubre de 1492. En el Atlántico, el principal competidor era Portugal, pero, según el Tratado de Alcaçovas, Alfonso V de Portugal reconoció los derechos castellanos sobre las Canarias y las costas africanas frente a estas islas, mientras que los Reyes Católicos renunciaron a otros derechos en la costa africana y las islas Azores, Madeira y Cabo Verde.
Conclusión
Con los Reyes Católicos comienza la Edad Moderna en España, al crear un Estado Moderno con el objetivo de centralizar el poder y aumentar la autoridad real. Las reformas institucionales, la limitación del poder de la nobleza y la política de unidad religiosa reflejan su interés por consolidar la unidad en la monarquía hispánica. Además, la proyección exterior hacia el Mediterráneo y el Atlántico, junto con su política matrimonial, extendieron este modelo, que se consolidaría con el reinado de su descendiente, Carlos, quien llegaría a ser emperador.