7.1La reinstauración de la monarquía borbónica tras la Primera República española (1873-1874) estuvo en manos del unionista Antonio Cánovas del Castillo, quién defendía el ascenso al trono de Alfonso XII, hijo de Isabel ll. El regreso de los Borbones fue posible ya que Cánovas del Castillo consiguó el apoyo de las élites burguesas provenientes de Cuba (indianos), las clases medias, el Ejército en incluso las clases sociales partidarias de la caída monárquica en 1868, debido al fiasco del régimen republicano. Se trataba de un político veterano, puesto que ya había irrumpido en el gobierno español en otras ocasiones: redactó el Manifiesto del Manzanares (1854), a partir del cual propónía la reforma de la política conservadora de la Década Moderada de Narváez (1844-1854); miembro de la Uníón Liberal liderada por Leopoldo O’Donnell y fundó el Partido Alfonsino durante el Sexenio. Además, pensaba que las estructuras sociales españolas no estaban preparadas para adoptar un régimen democrático, por lo que aquella no era la solución para estabilizar el país. Por este motivo, propuso un sistema en el que los derechos y las libertades de los ciudadanos serían regulados por el monarca y las Cortes.Así, irrumpíó en los últimos momentos de la República, los cuales estuvieron protagonizados por el pronunciamiento del general Manuel Pavía. La alternancia de gobiernos durante el gobierno provisional, el reinado de Amadeo de Saboyá y la I República, promovíó la publicación del Manifiesto de Sandhurst. A través de este documento, Cánovas del Castillo presentó los puntos básicos para la reimplantación de la monarquía borbónica, de manera pacífica, a Alfonso XII. Este asumíó el cargo del rey de España bajo el ideario católico, liberal y constitucional propuesto. Sin embargo, el 29 de Diciembre de 1874 el general Martínez Campos protagonizó un pronunciamiento militar en Sagunto que supuso la proclamación inmediata del hijo de Isabel II como rey español.
De este modo, Cánovas del Castillo desarrolló su gobierno siguiendo tres puntos básicos. Por un lado defendía la soberanía compartida entre el monarca y la sCortes. Además, promulgó la Constitución de 1876, aprobada el 30 de Junio del mismo año. Este texto constitucional de carácter oligárquico era herencia de la constitución de 18545, ya que contiene muchos de sus derechos y libertades propios del liberalismo moderado. Propónía una soberanía compartida entre las Cortes y el rey. Este último tenía la capacidad de nombrar ministros, vetar leyes o disolver las Cortes. El poder legislativo recaería en un parlamento bicameral compuesto por el Congreso, elegido por sufragio directo, y el Senado cuyos miembros eran elegidos por el monarca. Además, proclamaba la religión católica como la oficial Española, pero toleraba la práctica de otros cultos en lo privado. Por último, Cánovas del Castillo recurríó al bipartidismo entre el Partido Liberal de Mateo Sagasta y el Partido Conservador del propio Cánovas. Esto supuso una gran estabilidad política, pues ambos bandos se turnaban el poder con el fin de evitar la intervención del Ejército y la movilización de los obreros y nacionalistas. Para asegurarse de que la alternancia de gobiernos se manténía tal como se había establecido, los partidos se repartían los escaños antes de realizar las elecciones (encasillado) o recurrían al fraude electoral (pucherazo) mediante la violencia, el falseamiento del censo o la compra de votos. Además, la figura del cacique, personaje adinerado e influyente en la sociedad rural española, intimidaba a la población con el fin de conseguir los resultados electorales previamente acordados.
Así, el gobierno español estuvo liderado por un constante turno de partidos. Los primeros en acceder al poder fueron los conservadores. Estos abolieron la libertad de imprenta y la libertad de cátedra en la universidades. Además, reimplantaron el sufragio censitario y acabaron con la Tercera Guerra Carlista y la guerra de los Diez Años de Cuba. En 1881 los liberales asumieron el Gobierno, por lo que propusieron reformas librecambistas y limitaron el independentismo cubano a través de concesiones políticas.
Cuatro años más tarde muere Alfonso XII y su esposa María Cristina de Habsburgo sla regencia. Es entonces cuando Cánovas del Castillo propone la firma del Pacto del Pardo entre liberales y conservadores para garantizar el traspaso de poder entre ambas fuerzas, y con ello una mayor estabilidad política. De este modo, se consiguó consolidar el turnismo y realizar grandes reformas. Entre estas se encontraba la aprobación del Código de Comercio, el Código Civil y la Ley de Asociaciones, además de restablecer el sufragio universal masculino y las libertades de cátedra y de prensa.