REVOLUCIÓN CUBANA
Organizó el 1º régimen de gobierno
Socialista en América Latina. Para EE.UU. significó una amenaza de expansión del comunismo en el continenteamericano.
La economía se basaba en el monocultivo de la caña de azúcar y se exportaba a EE.UU., a cambio se compraban bienes de consumo, petróleo, maquinariase infraestructura de transporte.
El gobierno de Fulgencio Batista, encabezada por estudiantes universitarios, reclamaba la democracia.
En 1953 Fidel Castro,organizó un asalto a la sede del Ejército, el Cuartel Moncada. El intento fracasó y Fidel Castro fue arrestado y se fue hacia México, donde continuó organizando laresistencia. En 1956, Fidel y un grupo de rebeldes llegaron a la Isla con el objetivo de derrocar a Batista, pero no lo lograron, y se refugiaron en SierraMaestra. Allí, junto con el Che Guevara organizaron el Ejército Rebelde e impulsaron acciones militares breves y aisladas, con objetivos precisos. Ésta fue respondidapor las tropas leales al gobierno. Años después, el Ejército Rebelde tomó la Habana y derrocó a Batista.
A partir del nuevo gobierno, EE.UU. respondió con unbloqueo económico que impedía el comercio entre Cuba y los demás países capitalistas.
En contexto de la Guerra Fría, el régimen cubano se acercó a la URSS, que lecompraba el azúcar y le vendía el petróleo.
El nuevo régimen de gobierno impuso limitaciones a las libertades individuales de los habitantes y logró avances en lasalud y la educación. (Para muchos países latinoamericanos, la Revolución Cubana se convirtió en un modelo hacia el Socialismo y para EE.UU. fue una amenaza).
Batlle Berres se propuso renovar las ideas de su tío José Batlle y Ordóñez, quien presidió el país en 1903-1907 y 1911-1915. El modelo instaurado, que pretendió poner en marcha un «desarrollo acelerado», tuvo características similares a las de otros regímenes populistas latinoamericanos de la época (casos de Juan Domingo Perón en Argentina y Gétulio Vargas en Brasil); pero a diferencia de ellos el «neobatllismo» preservó y potenció el sistema democrático y de libertades públicas, según nota Germán D’Elía en «El Uruguay Neobatllista». La era se caracterizó por la extendida industrialización, basada en la sustitución de importaciones, y un mayor dirigismo y participación del Estado en la vida económica y social.
La industrialización se amparó en un régimen proteccionista -mediante elevados aranceles aduaneros que trepaban hasta el 300%- y en el incentivo a las exportaciones. Se redobló la nacionalización y creación de empresas estatales consideradas estratégicas y se incrementaron los beneficios de la seguridad social.
El estatismo y las políticas sociales determinaron que los sectores conservadores le adjudicaran a Batlle Berres y su grupo político el mote de «comunistas chapa quince». El modelo fue cuestionado desde la mayoría del opositor Partido Nacional, liderado entonces por Luis Alberto de Herrera, y también desde la lista 14 y el diario «El Día», rivales de Batlle Berres en la interna del Pdo. Colorado, lo que provocó varias crisis de gabinete y en ocasiones carencia de mayoría parlamentaria.
Se benefició la importación de bienes de capital y restringió la concesión de divisas para la importación de bienes de consumo competitivos con la producción local. Los principales instrumentos utilizados fueron subsidios, devolución de impuestos, control del comercio exterior, política de precios agrícolas y tipo de cambio diferencial. Según Luis Faroppa -en «El desarrollo económico del Uruguay»- entre 1940 y 1955 las importaciones de materias primas pasaron de 36% a 44% del total, los bienes de capital de 14% a 34% y los bienes de consumo de 50% a 22%. Las exportaciones industriales pasaron de 18,9% del total en 1936 a 35,1% en 1955, con claro predominio del rubro textil.
El Estado desempeñó la función de empresario y empleador. Las empresas estatales monopólicas aumentaron sus potestades y se crearon nuevas (OSE; AFE, creada en 1952 después de la adquisición de los ferrocarriles británicos en 1949). En Montevideo se estableció un servicio oficial de transporte (Amdet). El número de funcionarios públicos se multiplicó por tres entre 1941 y 1955. El aumento de los salarios y de los beneficios sociales provocó, por un tiempo, una suba de la demanda interna, que ayudó al crecimiento.
El modelo se vio favorecido durante varios años por los elevados precios que se pagaban por las materias primas uruguayas entre la IIGM (39-45) y la guerra de Corea (50-53). En el período 45-55 el producto bruto interno creció a un ritmo promedio de 8% anual. Pero los excesos distributivos del modelo -unidos a amplios subsidios-, la burocratización e ineficiencia económica, la pequeñez de la demanda interna -los bienes industriales eran caros y poco competitivos para la exportación- y el fin de la favorable coyuntura internacional determinaron el agotamiento del proceso a mediados a mediados de la década del 50 y el ingreso a una larga fase de estancamiento económico. Uruguay padecía entonces un constante déficit en la balanza de pagos, en tanto que la falta de disciplina fiscal dio inicio a la inflación crónica (que se extendería, a través de muchos gobiernos, hasta fines de la década del 90).»