Características de las Monarquías Modernas
Con el fortalecimiento de la monarquía se transformó la organización y la administración de los estados modernos. Entre los principales cambios se encontraban:
- La burocracia: Las monarquías organizaron un cuerpo de funcionarios, la burocracia, capaz de hacer cumplir las leyes, de administrar justicia y de cobrar impuestos en nombre del rey. Los cargos de mayor jerarquía en la burocracia estaban ocupados por los nobles y por los burgueses más ricos.
- El sistema diplomático: La organización del territorio de los estados modernos obligó a establecer las fronteras con otros monarcas. Muchas veces esta demarcación se hizo por medio de guerras, pero también mediante la diplomacia. Los reyes nombraban embajadores en otros reinos. Su actividad más importante era acordar alianzas entre reyes de distintos estados para mantener o acrecentar el territorio de un reino por medios pacíficos.
- El ejército permanente: Las monarquías organizaron ejércitos propios para no depender de la lealtad personal de señores y vasallos. En estos ejércitos, el cuerpo más importante era la infantería (soldados de a pie) y no la caballería, como en la época feudal. Los ejércitos reales estaban formados por soldados mercenarios, es decir, pagos. Esto permitía a los reyes utilizarlos tanto en la guerra con otros estados como en la represión dentro del reino (guerras contra señores feudales o rebeliones campesinas).
- Símbolos de unión nacional: Los reyes adoptaron escudos y banderas que representaban la unión del país en torno a su figura. Estos símbolos estaban identificados con cada estado o con la dinastía o familia reinante.
Aspecto Económico: Tiempos de Recuperación
A partir de la segunda mitad del siglo XV, el occidente europeo comenzó a reponerse de las secuelas de la crisis. Aparecieron numerosos signos de expansión, entre ellos el aumento de la población, el incremento y la diversificación de las actividades agrícolas, el desarrollo artesanal, el crecimiento del comercio, la ampliación de los mercados y la apertura de nuevas rutas mercantiles. A esto se le suman los descubrimientos geográficos y científicos; y las innovaciones técnicas y artísticas. Un mundo nuevo dejará atrás la Edad Media para inaugurar la época de la Modernidad.
Crecimiento Demográfico
El aumento de la población europea se inició en las tres últimas décadas del siglo XV y continuó durante todo el siglo siguiente. También se produjeron intensos movimientos migratorios. Algunos se trasladaban a las ciudades en busca de mejores oportunidades de trabajo o para huir de las cargas serviles que padecían en los señoríos rurales. En algunas zonas, el crecimiento demográfico provocó hambre, ya que el aumento de población superaba el límite de los alimentos disponibles. Se trata de un fenómeno positivo: al existir una población mayor que la que las actividades tradicionales podían absorber, se desarrollaron otras nuevas y se emprendieron viajes hacia territorios desconocidos.
La Producción Rural
Durante los siglos XV y XVI, se produjo una reactivación en las actividades del campo. La producción de cereales aumentó en todas las regiones, con excepción de España e Inglaterra. Los restantes países europeos incorporaron nuevas tierras a la agricultura mediante la desecación de pantanos, el talado de bosques y la construcción de diques. Todo ello se efectuó sin grandes adelantos técnicos, con la excepción del perfeccionamiento del arado y de los sistemas de desagüe e irrigación. La extensión de las áreas cultivadas hizo crecer el volumen y la calidad de los productos. Con la multiplicación de los viajes a América, se comenzó a cultivar la papa y el maíz como forraje. Otra característica fundamental agrícola fue que se realizó con campesinos siervos de un señor para el cual trabajaban a cambio de protección y aprovechamiento de una pequeña parcela de tierra. Fue importante el hecho de que burgueses enriquecidos con el comercio destinaron parte de su dinero a la tierra. Los burgueses aplicaron en el campo los mismos criterios organizativos de sus negocios en la ciudad. Esto afectó la mano de obra campesina: motivó la expulsión de muchos campesinos, ya que al organizarse de un modo más eficiente la explotación de la tierra, hizo falta menos mano de obra.
La Industria Rural Domiciliaria
Se denominó así a una nueva forma del trabajo artesanal. Tradicionalmente, la producción de tejidos, ropa, utensilios o armas se realizaba en talleres artesanales instalados en las ciudades. El propietario era el maestro y los trabajadores se organizaban en una escala jerárquica descendente. A su vez, los talleres pertenecientes a una rama pertenecían a una corporación que encuadraba el trabajo de formas muy rígidas. El trabajo domiciliado lo realizaba la familia campesina, permitía al campesino completar sus ingresos. Cierto es que lo alejaba cada vez más de la tierra, convirtiéndolo en comerciante. Segundo, como este producto no era de lujo, sino destinado a consumidores medios y pobres, se abrieron mercados duraderos.
El Comercio
Desde fines del siglo XV, Europa fue escenario de un enorme crecimiento del intercambio mercantil. No se trató solo de los productos que llegaban desde Asia, África y América, se produjeron, entonces, una ampliación del mercado interno consumidor y una división del trabajo europeo. Esta división supuso un reforzamiento del trabajo servil en países como Polonia, mientras que los del oeste se mezclaron hacia una economía de otro tipo, capitalista. Fuera del Viejo Continente, Asia, África y América proporcionaban especias, metales preciosos y esclavos.
Mercaderes y Banqueros
Durante esta época, la actividad comercial estaba estrechamente relacionada con la financiera. Estos hombres de negocios se organizaban de acuerdo con una mentalidad que tendía a calcular beneficios a largo plazo. Eran personajes muy influyentes. El otorgamiento de créditos y el comercio progresaron de tal modo que, con el tiempo, se fue haciendo imprescindible reunir capitales cada vez mayores. Surgieron, entonces, asociaciones de todo tipo que se formaban para tal fin. En ellas abundaban los apellidos alemanes, italianos, holandeses y también de ciertas regiones de Francia, España y Portugal. También se crearon compañías para intercambios difíciles o peligrosos. Un ejemplo del primer tipo fue la asociación de alemanes e italianos en la ciudad de Lisboa para controlar el negocio de la pimienta. En el segundo, la compañía inglesa llamada «Comerciantes Aventureros».
La Sociedad Europea Moderna
En el siglo XV se fueron diferenciando diversos grupos. La posición de cada persona estaba determinada por su nacimiento y conservaba su estatus hasta su muerte y lo transmitía a sus hijos. Además de los señores y los campesinos, se afirmaron nuevos grupos sociales dedicados al comercio.
La Nobleza
En la Europa moderna, la nobleza fue el grupo privilegiado de la sociedad. Ser noble significaba estar exento de impuestos y gozar de ciertos beneficios. Por lo general, muchos de estos nobles pertenecían a la familia del rey y habían adquirido su condición de nobles en los primeros tiempos feudales. Por otra parte, existía una nobleza provinciana y rural que, por lo general, estaba a cargo del gobierno local. La condición de noble se transmitía a través de la sangre, de padres a hijos y de generación en generación. Sin embargo, fue posible comprar un título de nobleza. Estos títulos eran vendidos por los monarcas cuando necesitaban obtener recursos y, en su mayoría, eran comprados por grandes mercaderes y banqueros. Los nobles fueron perdiendo el poder político, militar y jurídico que habían tenido en tiempos medievales.
Los Campesinos
De su trabajo dependía el sostenimiento del conjunto de la sociedad. Entre los campesinos existían diferencias. Un grupo de campesinos ricos que solo poseía parcelas muy pequeñas de rendimiento limitado. La situación de los campesinos era diferente según las distintas regiones europeas. En Inglaterra, un grupo de campesinos ricos logró acumular significativas extensiones de tierra, en las que emplearon como jornaleros asalariados a otros campesinos cuyas tierras habían sido expropiadas o que contaban con parcelas cuya producción no alcanzaba para cubrir sus necesidades básicas. En Europa oriental, los campesinos fueron convertidos en siervos fijados a la tierra y obligados a realizar prestaciones personales de trabajo.
Los Burgueses
Los habitantes de las ciudades (los burgueses) entre ellos se registraban importantes diferencias de riqueza y poder. Entre los comerciantes, se distinguían los grandes mercaderes vinculados con el comercio internacional y los pequeños mercaderes encargados del comercio minorista a nivel local. Entre los artesanos se diferenciaban los maestros, los oficiales y los aprendices. Los burgueses más poderosos eran los encargados del gobierno de las ciudades. Muchos burgueses buscaron integrarse a la nobleza. Algunos lo hicieron a través de la compra de tierras. Otros se integraron a través de la compra de un título nobiliario o por medio del casamiento con un miembro de una familia noble.
Los Trabajadores Urbanos
El crecimiento de las ciudades y las nuevas actividades originaron numerosos nuevos oficios, que fueron desempeñados por los habitantes de las ciudades, por ejemplo, tenderos, sirvientes, carreteros, entre otros. Al mismo tiempo, en las ciudades también fue creciendo el número de pobres y marginales que erraban buscando trabajos temporarios, alimento y un lugar donde habitar. Los mendigos y vagabundos fueron severamente reprimidos por las instituciones y leyes estatales.
Un Nuevo Sector Social: La Burguesía
Los habitantes de las ciudades eran los burgueses. Se dedicaban a tareas que no estaban vinculadas con la tierra. Los campesinos producían para su subsistencia y para pagar el tributo, y los señores tenían sus propios ejércitos, luchaban y derrochaban sus riquezas en productos de lujo. A diferencia de ellos, la burguesía comenzó a hacer acopio de capital, es decir, a acumular el dinero. La mayoría eran mercaderes y artesanos. Los artesanos elaboraban sus productos a mano con pocas herramientas. Trabajaban en pequeños talleres, situados en la vivienda del propietario del taller.
Los Gremios
A partir del siglo XII, todos los artesanos se asociaron formando gremios. Cada gremio elaboraba un estatuto, en el que se especificaban las normas del oficio, así como los derechos y obligaciones de los asociados. Los gremios controlaban la producción: distribuían entre sus miembros las materias primas necesarias para fabricar las mercancías, controlaban severamente el número de trabajadores, la calidad, y los precios de los productos. También se ocupaban de la asistencia a los miembros del oficio y a sus familias. Los asociados pagaban una cuota, y con esos ingresos se atendía a los enfermos, a las viudas y a los huérfanos. Cada oficio estaba dividido en tres categorías de artesanos:
- El maestro: Era el dueño del taller, era quien obtenía los beneficios y soportaba las pérdidas del negocio. La propiedad se heredaba de padres a hijos.
- El oficial: Era el experto del taller, que recibía un salario por su labor. Los oficiales podían convertirse en maestros y abrir su propio taller. Para ello tenían que realizar una obra maestra, que debía pasar el severo examen de los maestros.
- El aprendiz: Era un joven que quería aprender el oficio y trabajaba durante varios años en el taller sin percibir un salario.