Movimiento Obrero y Ideologías Antiburguesas

Introducción:

Todo sucede en el siglo XIX. Afecta sobre todo a los trabajadores de las fábricas o proletariado. La Revolución Industrial trae como consecuencias:

  • Una sociedad de clases. Los individuos se diferencian por su nivel de riqueza. (La clase alta adinerados y la clase baja son los trabajadores y obreros…)

Donde se podía diferenciar muy bien esta nueva sociedad de clases era en las grandes urbes, como Barcelona, Londres o Munich. Aquí convivían barrios burgueses con casas grandes, todos los servicios necesarios para vivir y grandes lujos, con casas de proletariado con poca salubilidad, malos materiales y sin servicios básicos.

Fun-Fact de Ana Cid: En Andalucía, el movimiento obrero tiene un ejemplo destacado en Huelva, concretamente en Río Tinto donde en 1888 tiene lugar ‘El año de los tiros’.

Las manifestaciones del movimiento obrero serán de 3 tipos:

  • Asociacionismo
  • Ludismo
  • Cartismo


El Movimiento Obrero

El movimiento obrero es un fenómeno social y político que se originó en el siglo XIX como respuesta a las condiciones laborales precarias y la explotación de los trabajadores durante la Revolución Industrial. Surgió como una lucha colectiva de los trabajadores por mejorar sus condiciones laborales, salarios, y derechos fundamentales. Todo esto se dice que nace en Gran Bretaña, cuna de la Revolución Industrial y se va extendiendo a todos los países industrializados (Francia, Alemania, Italia, España, entre otros.

Esta lucha de los trabajadores propia del movimiento obrero se puede dividir en tres grupos, el asociacionismo, el ludismo y el cartismo.

Asociacionismo

El asociacionismo surge en Gran Bretaña a partir de las llamadas sociedades de socorro mutuo, que pedían una cuota a los trabajadores que se empleaba como ayuda para los trabajadores que sufrían algún accidente laboral, ya que los dueños de las fábricas no amparaban de ninguna manera a los empleados si esto ocurría. Dejándolos con lesiones y sin la posibilidad de trabajar, y por ende, sin poder llevar dinero a casa.

Estas sociedades no solo brindaban apoyo financiero en caso de accidentes laborales, sino que también fomentaban la solidaridad entre los trabajadores y abogaban por mejores condiciones laborales. A pesar de los beneficios proporcionados, las autoridades y los empleadores a menudo veían con recelo la formación de estas asociaciones, considerándolas como amenazas al orden establecido.

El asociacionismo marcó un cambio significativo en la dinámica laboral de la época, al permitir que los trabajadores se organizaran para proteger sus propios intereses. Posteriormente, estos esfuerzos sentaron las bases para la formación de los primeros sindicatos, conocidos como ‘trade unions’, que surgieron a partir de la propuesta de Robert Owen.


El Ludismo

El Ludismo fue un movimiento social y obrero que surgió en el contexto de la Revolución Industrial en el siglo XIX, principalmente en Inglaterra. Los luditas eran trabajadores, en su mayoría artesanos textiles, que se oponían a la introducción de maquinaria industrial, percibida como una amenaza a sus empleos y condiciones laborales. El movimiento recibió su nombre de Ned Ludd, un supuesto líder ficticio.

Los luditas llevaron a cabo protestas y actos de sabotaje contra las máquinas, destruyendo equipos industriales en un esfuerzo por preservar sus empleos tradicionales. Aunque el Ludismo no tuvo éxito a largo plazo y muchos luditas fueron perseguidos y castigados, su resistencia destacó las tensiones sociales y laborales provocadas por los cambios tecnológicos en la Revolución Industrial. A medida que la industrialización avanzaba, el Ludismo fue reemplazado por movimientos obreros más organizados, como el sindicalismo y las demandas por mejores condiciones laborales.

El Cartismo

El cartismo fue otra manifestación del movimiento obrero que se desarrolla en R.U. a partir de la publicación de La Carta del Pueblo en 1838.

El cartismo se originó en respuesta a las tensiones sociales y económicas de la Revolución Industrial, así como a la falta de representación política para la clase trabajadora.

Es por eso que reivindicaba principalmente la presencia de los trabajadores en el parlamento, con la intención de promulgar leyes que favorezcan al proletariado. A parte de eso, el cartismo poseía otros postulados como crear distritos electorales iguales, sufragio universal, renovación anual del parlamento, eliminación de los requisitos de propiedad para ser elegido al Parlamento, pago de dietas a los diputados y voto secreto.

Por último, Aunque el movimiento no logró sus objetivos inmediatos, sentó las bases para futuras luchas por los derechos civiles y políticos, influyendo en movimientos posteriores en defensa de la democracia y la igualdad


Las Ideologías Antiburguesas

Las ideologías antiburguesas surgieron como respuestas críticas a la creciente influencia de la burguesía durante la Revolución Industrial. Representadas por corrientes como el socialismo utópico, el socialismo científico (marxismo) y el anarquismo, estas ideologías cuestionaban la desigualdad social, la explotación laboral y el sistema capitalista. Buscaban alternativas que promovieran la justicia social, la igualdad y la abolición de las estructuras opresivas asociadas con el poder burgués.

El Socialismo Utópico:

El socialismo utópico, que tuvo su apogeo en GB y Francia durante la primera mitad del siglo XIX antes de recibir su denominación de Karl Marx, destacó por enfocarse en la cooperación y la búsqueda de soluciones a las difíciles condiciones de vida de los trabajadores. Representado por figuras como Saint-Simon, Charles Fourier, Robert Owen y la escritora y activista franco-peruana Flora Tristán, este movimiento no solo criticó el sistema capitalista, sino que también propuso alternativas a través de comunidades ideales y una reevaluación de la propiedad privada.

A pesar de que estas ideas ofrecieron valiosas perspectivas, su materialización fue limitada en la práctica. Ejemplos notables, como el experimento social New Harmony de Robert Owen, intentaron aplicar estos principios, pero enfrentaron desafíos y resultados modestos. El socialismo utópico también abordó cuestiones de género, con destacadas defensoras de la igualdad como Flora Tristán.

Aunque muchas de las aspiraciones utópicas no se realizaron plenamente, las ideas de este movimiento influyeron en el pensamiento socialista posterior y en la evolución hacia corrientes más científicas, como el marxismo.


El Socialismo Científico o Marxismo

, desarrollado por Karl Marx y Friedrich Engels a partir de la década de 1840, encuentra su expresión más completa en dos obras fundamentales: ‘El Capital’ y ‘El Manifiesto Comunista’. Estas obras no solo exponen las teorías marxistas, sino que también proporcionan un análisis profundo de la sociedad y la economía.

Central en la crítica marxista al sistema capitalista es el concepto de plusvalía, donde Marx argumenta que los empresarios se apropian de una parte del valor generado por el trabajo de los obreros, contribuyendo así a la explotación laboral. En este contexto, Marx aboga por la lucha de clases, proponiendo que los obreros se enfrenten a la burguesía y se apropien de los medios de producción, buscando eliminar la desigualdad mediante el trabajo colectivo y un reparto equitativo de beneficios.

Un paso crucial en la visión marxista es la fase de la ‘dictadura del proletariado’. Marx visualizaba esta etapa como un período de transición en el cual la clase obrera tomaría el control político, estableciendo un gobierno temporal para implementar cambios radicales en la estructura social y económica.

Este conjunto de ideas tuvo una influencia significativa en la historia, encontrando su materialización en la Revolución Rusa de 1917, liderada por los bolcheviques y en la posterior formación de la Unión Soviética. Sin embargo, es importante señalar que el marxismo también ha enfrentado críticas y controversias a lo largo del tiempo, lo que destaca la diversidad de opiniones en torno a esta ideología.


El Anarquismo

Defendido por figuras como Proudhon, Emma Goldman y Bakunin, propone la abolición total del Estado y todas las instituciones, considerándolos opresivos. Destaca por su énfasis en la autoorganización y autogestión, abogando por estructuras descentralizadas y decisiones colectivas.

En el ámbito internacional, existen grandes reuniones o internacionales obreras, siendo la más importante la primera denominada como la AIT (Asociación Internacional de Trabajadores), coordinaron la lucha de los trabajadores. La Segunda Internacional estableció el 1 de mayo como el Día Internacional de los Trabajadores y abogó por la jornada laboral de 8 horas. La Primera Guerra Mundial frenó estas reuniones, pero el surgimiento de la URSS revitalizó la cooperación, dando lugar a la Tercera Internacional (Comintern). A pesar de tensiones, estas corrientes han contribuido significativamente al movimiento obrero global.

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