Movimientos de vanguardia en el arte del siglo XX

Futurismo

Primer movimiento que cumple con las características de vanguardia. Desde su nombre, es clara la actitud contraria a la tradición y contra los movimientos artísticos anteriores en general. El primer y más destacado manifiesto futurista fue presentado por Marinetti en el diario Le Figaro en 1909. Constituía un movimiento anticonservador radical aunque con contradicciones e inclinado ideológicamente a la derecha.

En este manifiesto inicial dejaban constancia del elemento principal de su ideario: la velocidad. Con la célebre frase que decía: “Un automóvil rugiente que parece correr como la metralla es más bello que la Victoria de Samotracia”. Deseaban una forma de vida adaptada al cambio constante del mundo moderno.

En 1910 surgió el manifiesto de la pintura futurista que sostiene que lo anteriormente expresado debía trasladarse a este campo. Para ello los artistas se limitaron a representar el movimiento mediante la sucesión de secuencias de la acción presente en la obra. Si bien criticaron a los cubistas por no seguir sus cánones, aplicaron parcialmente sus técnicas de divisiones geométricas.

Vanguardia Holandesa (De Stijl)

Holanda se declaró como país neutral durante la Primera Guerra Mundial, es por eso que en 1914 el artista y crítico Doesburg comenzó a establecer contactos con otros artistas locales para crear un nuevo movimiento artístico. Así se formó el grupo De Stijl con artistas como Piet Mondrian, Georges Vantongerloo, Antony Kok… Ese mismo año (1917) publicaron la revista homónima con el objetivo de difundir las ideas del grupo.

El año siguiente presentaron el manifiesto De Stijl que como idea principal distinguía dos formas de entender la existencia: la individual y la universal. Defendía que la individualidad había fracasado, utilizando como evidencia el estallido de la guerra. Para ello, su propuesta se basaría en acercar el arte a la universalidad mediante la creación de un estilo internacional, eliminando los matices locales. Con una simplificación total de la forma que combina líneas horizontales y verticales con colores primarios.

Dadaísmo

Nació en 1916 en el Cabaret Voltaire en Zúrich, Suiza debido a que se declaró país neutral durante la Primera Guerra Mundial, atrayendo así a varios artistas e intelectuales que huían de la guerra. Hugo Ball, Emmy Hennings…

Allí se realizaron numerosos actos artísticos vanguardistas aunque debido a su cierre repentino se trasladaron a distintos espacios de la ciudad. En uno de estos se leyó por primera vez el manifiesto Dadaísta.

Analizando las acciones cometidas podemos comprender este movimiento y resaltar sus características. Su mayor aporte fue presentarse como una tendencia anti artística, despreciando todos los movimientos anteriores mediante la provocación, el escándalo o la absurdidad. Por tanto, el arte Dadá se alejó del gusto burgués y de cualquier canon de belleza, y con ello se relaciona la importancia que el movimiento tuvo con el concepto del azar.

Hacia el final de la guerra, el Dadaísmo se extendió a otras partes de Europa, siendo Alemania un caso particularmente importante, pues allí (Berlín) adquirió una mayor carga política. Así expandió su crítica satírica e irónica de la cultura a lo social desde una posición de izquierdas, con un notable sentido anarquista.

Fuera de Europa, concretamente en EEUU fue crucial la Exposición Internacional de Arte Moderno, organizada en Nueva York en 1913. La cultura artística allí no estaba tan desarrollada por lo que causó un gran revuelo y obras como Desnudo Bajando las escaleras 2 de Marcel Duchamp fueron duramente criticadas.

Bauhaus

La escuela Bauhaus fue fundada por el arquitecto alemán Walter Gropius en la ciudad alemana Weimar en tiempos de posguerra en 1919. Su objetivo inicial fue el de revitalizar un país hundido por el conflicto y acercar el arte a la artesanía teniendo en mente movimientos anteriores como el Arts and Crafts.

Debido a la agitada situación política, la sede de la Bauhaus sufrió varias migraciones a medida que la presión sobre la escuela aumentaba por las fuerzas reaccionarias. Pasando de Weimar a Dessau, y de allí finalmente a Berlín, donde transcurriría sus últimos años hasta 1933.

Asimismo, también atravesó distintas etapas en lo que se refiere a su estilo o enseñanza. La primera tendencia artística imperante fue el expresionismo, introducido por varios artistas que el propio Gropius llamó para ejercer los cargos de docencia, destacando a Johannes Itten.

Más tarde, en 1920 la relación entre Gropius e Itten se debilitó por diferencias personales ante un proyecto, y sumada la influencia de Doesburg, que difundió los principios del movimiento De Stijl entre el alumnado de la escuela, esta comenzó a incrementarse la presencia del constructivismo. Esta influencia creció de tal manera que en una exposición celebrada en 1923 la obra más relevante fue la “Haus am horn”, un edificio que recalca la importancia del diseño que conecta el material con la forma, librándose de ornamentos que cubran su parte útil. Debido al crecimiento de la tendencia constructivista en la escuela, Itten se vio obligado a abandonarla, dando inicio a la segunda etapa de la Bauhaus.

En este segundo periodo primó la búsqueda e investigación de nuevos materiales. En 1928 Gropius cedió su cargo de director de la escuela y trás él hubo un par de cambio en el puesto, debido al incremento de la politización defendida por su parte y con el fin de calmar la tensión creada por las diferencias políticas de la escuela, pues se estaba cociendo un auge de las ideas comunistas.

Finalmente, la arquitectura se impuso frente al resto de artes, perdiendo así la esencia de la Bauhaus hasta que tuvo que clausurarse cuando los nazis llegaron al poder.

Vanguardias Rusas

La Revolución Rusa de 1917, fue precedida por eventos de años anteriores. La creciente conciencia política de los trabajadores urbanos a principios del siglo XX y la derrota de Rusia en la guerra contra Japón provocaron las protestas de 1905. Los trabajadores exigieron reformas al zar Nicolás II, quien respondió con violencia, causando numerosos heridos y muertos. Estos eventos llevaron a dos consecuencias principales: la creación de los Soviets, consejos de trabajadores, y la apertura de la Duma, permitiendo a los trabajadores presentar sus demandas. Aunque el zar intentó calmar la situación, se mantuvo oculta una actitud revolucionaria.

Con la Primera Guerra Mundial fue un catalizador de los hechos pues una gran huelga obligó a Nicolás II a abdicar, instaurando un gobierno provisional con mínima influencia bolchevique. Entre febrero y octubre, los bolcheviques aumentaron su influencia a través de la propaganda, y en octubre tomaron el poder, iniciando una guerra civil entre los bolcheviques y las fuerzas conservadoras.

En el ámbito artístico, surgió el futurismo ruso, principalmente en la poesía, con similitudes al futurismo italiano. Los futuristas rusos, como Vladimir Mayakovsky, se opusieron a la tradición y buscaban liberar las palabras del significado tradicional. También influyó en las artes plásticas, destacando el rayonismo de Mijail Larionov y Natalia Goncharova, un estilo que combinaba cubismo, orfismo y futurismo.

Los movimientos más destacados de la vanguardia rusa fueron el suprematismo y el constructivismo. Kazimir Malévich, creador del suprematismo, es conocido por su obra «El cuadrado negro» (1915), que proponía liberar el arte de la representación tradicional. Vladimir Tatlin, una figura clave del constructivismo, presentó sus contrarrelieves en la Última Exposición Futurista de 1915, utilizando materiales industriales para reflejar el lenguaje del trabajo y la fábrica.

El constructivismo, además, incluía artistas como El Lisitzky, Popova y Rodchenko, quienes produjeron objetos revolucionarios y exploraron nuevos materiales. Sin embargo, con la consolidación del poder bolchevique, estos movimientos vanguardistas fueron restringidos, especialmente después del Decreto de Reorganización de 1932 que estableció el Realismo Socialista como la forma de arte oficial, priorizando un estilo comprensible para la clase trabajadora y abandonando la abstracción.

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