Movimientos Sociales y Políticos en España: Anarquismo, Socialismo y Dictadura (1880-1930)

Movimientos Sociales y Políticos en España (1880-1930)

Este documento explora los principales movimientos sociales y políticos que marcaron la historia de España entre 1880 y 1930, incluyendo el anarquismo, el socialismo, y la dictadura de Primo de Rivera.

Anarquistas y Socialistas

En 1881, las corrientes anarquistas, influenciadas por Bakunin, cambiaron su nombre a Federación de Trabajadores de la Región Española. Los desacuerdos internos y la represión obrera llevaron a una división: algunos optaron por la acción directa y atentados contra el capitalismo. Entre 1893 y 1897, se produjeron actos violentos, seguidos de una fuerte represión. La proliferación de atentados dividió a los anarquistas entre los partidarios de la acción directa y aquellos que buscaban una acción de masas, quienes crearon la Solidaridad Obrera.

En cuanto a las organizaciones socialistas, en 1888 se fundó la Unión General de Trabajadores (UGT), con gran influencia en Madrid, Vizcaya y Asturias. El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) se definía como marxista, obrerista y partidario de la revolución social. El partido se unió a la Segunda Internacional, participó en el 1º de mayo de 1890, protagonizó huelgas en Vizcaya y obtuvo concejales y, en 1910, su primer diputado. La UGT se organizaba en secciones de oficios, con el único requisito de respetar el reglamento y los acuerdos. Defendía la negociación colectiva y la huelga.

Reformismo y Cuestión Social

Hacia 1880, las duras condiciones de vida y trabajo de la clase obrera, junto con el uso masivo de trabajo femenino e infantil, comenzaron a generar conciencia sobre la necesidad de racionalizar la sociedad industrial.

La Dictadura de Primo de Rivera

Causas del Golpe de Estado

El golpe de estado de Primo de Rivera se justificó por el bloqueo y desprestigio del régimen constitucional, y el peligro de revolución social. En su manifiesto, anunció su intención de acabar con el caciquismo, el bandidaje político, y las amenazas a la unidad nacional.

La Reorganización del Estado

Las primeras medidas del directorio militar incluyeron la suspensión del régimen constitucional y la disolución de las cámaras legislativas. Se creó la Unión Patriótica para apoyar a la dictadura, con afiliados del catolicismo, funcionarios y caciques rurales. A partir de 1925, se inició una política de colaboración con Francia, que culminó con el desembarco de Alhucemas, exitoso tras varias derrotas de Abd-el-Krim, quien se rindió en 1926.

La Política Económica y Social

La dictadura se benefició de la bonanza económica internacional de los años 20. El Estado tuvo un papel económico importante, fomentando obras públicas y aprobando un decreto de protección de la industria nacional. Se concedieron monopolios como el de teléfonos o CAMPSA. La dictadura buscaba eliminar los conflictos sociales mediante la intervención estatal, creando la Organización Corporativa Nacional para regular salarios, condiciones de trabajo y arbitrar conflictos.

La Oposición a la Dictadura

La oposición intelectual a la dictadura fue liderada por Unamuno, Ortega y Gasset, quienes recogieron más de 100 firmas en contra de su política cultural. La CNT se mostró contraria al régimen, pero dividida en dos bandos; uno de ellos creó la Federación Anarquista Ibérica (FAI), partidaria de la insurrección popular, al igual que el PSOE. La cuestión catalana se convirtió en un conflicto.

La Caída del Dictador

Alfonso XIII retiró la confianza a Primo de Rivera, quien dimitió en enero de 1930.

La Dictablanda

El general Berenguer sustituyó a Primo de Rivera, pero el retorno a la normalidad constitucional fue lento, por lo que se le llamó «dictablanda». Aznar convocó elecciones, pero Alfonso XIII se comprometió con la dictadura, y las elecciones se plantearon como un voto a favor o en contra de la monarquía.

Los Primeros Movimientos Sociales

La mayoría del proletariado industrial se encontraba en Cataluña. Millones de obreros agrícolas y las desigualdades propiciaron importantes agitaciones campesinas en Andalucía y Extremadura.

Los Inicios del Sindicalismo

Las primeras asociaciones sindicales nacieron en Cataluña. Para coordinar acciones, se fundó el primer sindicato de España en 1840. Estos sindicatos eran federaciones que agrupaban a los trabajadores por oficios. El sindicalismo tuvo cierto desarrollo en la década de los cuarenta.

La Expansión del Obrero

En los años del bienio progresista, el obrerismo se expandió hacia otras zonas de España. La mayor tolerancia de los gobiernos progresistas hacia las asociaciones obreras y una desfavorable coyuntura económica que conllevó la subida de precios de los alimentos estimularon las reivindicaciones. Durante el bienio progresista, en Barcelona tuvo lugar la primera huelga general, en julio de 1855, debido a la introducción de nuevas máquinas hiladoras. La represión de la huelga generó un movimiento de solidaridad en todas las empresas, y algunos individuos asaltaron fábricas. Los patronos se negaron a cumplir la orden, se formó un comité paritario de patronos y obreros que llegó a un acuerdo sobre las bases del aumento de salarios.

Las Revueltas Agrarias Andaluzas

La radicalización de los movimientos campesinos se produjo a partir del bienio progresista, después de que la nueva desamortización hiciera pasar la mayoría de las antiguas tierras comunales a manos privadas. Las insurrecciones agrarias se convirtieron en una constante en el campo andaluz. En 1855 tuvo lugar en Andalucía, Aragón y Castilla un fuerte movimiento de ocupación de tierras.

La Llegada del Internacionalismo

Utopismo y Republicanismo

La entrada de las doctrinas socialistas en España se produjo a través de Cádiz, desde donde se difundió el pensamiento de algunos socialistas utópicos. La figura más notable fue Joaquín Abreu, que defendió la creación de falansterios. Mayor penetración que el utopismo tuvo la difusión de las ideas democráticas y, concretamente, del republicanismo federal, que encontró un amplio eco entre las clases medias y obreras.

La Internacional en España

La revolución de septiembre de 1868 abrió el periodo de democratización y reconocimiento de las libertades. Permitió que las fuerzas obreras pudieran salir de la clandestinidad y actuar públicamente. Llegaron a España las ideas socialistas y anarquistas, y se formaron los primeros núcleos vinculados a la Primera Internacional. Esta empezó a ser conocida en España a partir de Giuseppe. Difundió los ideales bakuninistas como si fuesen los de la AIT. En 1870 se celebró el congreso de Barcelona, se fundó la FRE, de la AIT, con un carácter apolítico, recomendando a las asociaciones obreras la transformación de la sociedad por medio de reformas políticas.

Crisis y Escisión en la Federación Regional

La difusión de las teorías marxistas en España vino de la mano de Paul Lafargue, yerno de Marx, que se instaló en Madrid a partir de 1871, e impulsó el grupo de internacionalistas madrileños más favorables a las posiciones marxistas que a las bakuninistas. Este grupo desarrolló una campaña a favor de la necesidad de la conquista del poder político por la clase obrera. La nueva federación madrileña tuvo un carácter netamente marxista. El núcleo marxista fue minoritario. El internacionalismo tuvo su momento álgido durante la Primera República, cuando algunos grupos anarquistas provocaron una revolución. Tras el fracaso de estos levantamientos, la Internacional empezó a perder fuerza.

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