Mujer, franquismo, fascismo: La clausura forzada en un «mundo pequeño»
El artículo «Mujer, franquismo, fascismo. La clausura forzada en un ‘mundo pequeño'» de Carme Molinero examina la situación de las mujeres durante el régimen franquista en España, comparando este contexto con otros regímenes fascistas en Europa. Molinero analiza cómo estas ideologías autoritarias moldearon y restringieron la vida de las mujeres, forzándolas a vivir en un «mundo pequeño» delimitado por estrictas normas patriarcales.
Contexto histórico y político del franquismo
La autora establece el contexto histórico y político del franquismo, destacando que el régimen de Francisco Franco (1939-1975) se caracterizó por una profunda represión política y social. El franquismo, influenciado por el fascismo europeo, promovió una ideología conservadora que idealizaba el papel de la mujer como madre y esposa, subordinada al hombre y relegada al ámbito doméstico.
La clausura forzada en un «mundo pequeño»
La idea de la clausura forzada en un «mundo pequeño» se refiere a las limitaciones impuestas a las mujeres para mantenerlas en roles tradicionales. Molinero destaca varios aspectos de esta clausura:
- Restricción del acceso a la educación superior y a empleos fuera del hogar.
- Educación femenina centrada en la formación de buenas esposas y madres.
- Leyes que limitaban los derechos de las mujeres, como la necesidad del permiso del marido para trabajar, viajar o realizar transacciones legales.
- Medios de comunicación y propaganda que promovían la imagen de la mujer ideal: sumisa, devota al hogar y a la familia, y alejada de la política y el activismo social.
- Represión y censura a las mujeres que desafiaban estas normas.
Comparación con otros regímenes fascistas
Molinero también compara el franquismo con otros regímenes fascistas, como el de Mussolini en Italia y el nazismo en Alemania. Aunque cada contexto tenía sus particularidades, había similitudes en la forma en que estos regímenes autoritarios buscaban controlar y limitar el papel de las mujeres en la sociedad. Todos promovían una visión tradicional de la familia y utilizaban la política para reforzar roles de género conservadores.
Impacto en la vida cotidiana de las mujeres
El artículo subraya el impacto tangible de estas políticas en la vida cotidiana de las mujeres. La clausura en el «mundo pequeño» significaba una vida marcada por:
- Vigilancia constante
- Falta de autonomía
- Imposibilidad de aspirar a una vida fuera del hogar
- Aislamiento y limitación
Conclusiones
Molinero concluye que el franquismo, al igual que otros regímenes fascistas, utilizó la ideología y las políticas públicas para construir y mantener un orden social basado en la desigualdad de género. La clausura forzada de las mujeres en un «mundo pequeño» fue una herramienta clave para perpetuar el control social y político, asegurando que las mujeres permanecieran en roles subordinados y dependientes. El artículo de Carme Molinero es un análisis exhaustivo y crítico de cómo el franquismo utilizó la ideología fascista para controlar y limitar la vida de las mujeres. Destaca la importancia de reconocer y entender estos mecanismos históricos de opresión para poder valorar y continuar la lucha por la igualdad de género.
La Restauración y las Revoluciones Liberales (1815-1848)
El Congreso de Viena y la Restauración
Después de las guerras napoleónicas, Europa intentó restaurar los regímenes absolutistas de antes de la Revolución Francesa. El Congreso de Viena de 1814-1815 redefinió el mapa político europeo e introdujo el concepto de «seguridad colectiva». La Restauración se basaba en tres principios fundamentales:
- Legitimidad monárquica: Retorno de los tronos a los monarcas legítimos de antes de 1792, desautorizando los estados creados por Napoleón y silenciando los movimientos nacionalistas.
- Intervención: Intervención de las grandes potencias en los asuntos internos de otros países para mantener el equilibrio.
- Equilibrio continental: Reparto del poder entre las grandes potencias para garantizar la paz.
Las oleadas revolucionarias de 1815-1830 y 1830
La primera oleada de revoluciones liberales se produjo entre 1815 y 1830 en países como Alemania, Italia, Grecia y Rusia. Estas revoluciones fracasaron mayoritariamente por la falta de apoyo popular, la división entre los revolucionarios y la acción de las potencias absolutistas. Solo en Grecia se obtuvo un éxito significativo, gracias al apoyo internacional y la cohesión de los revolucionarios. La segunda oleada de revoluciones comenzó en 1830, con una participación más amplia del pueblo, especialmente en Francia y Bélgica. La Revolución de Julio en Francia en 1830 puso fin a la monarquía de Carlos X e inició el régimen liberal de Luis Felipe de Orleans.
Las Revoluciones de 1848
Las revoluciones de 1848 se diferenciaron de las de 1830 por sus demandas políticas y económicas más radicales. Políticamente, se exigió el sufragio universal, la soberanía popular y la república. Económicamente, las crisis agrarias e industriales, el aumento de precios, el paro y el pauperismo jugaron un papel clave. La Revolución de Febrero en Francia en 1848 condujo a la abdicación de Luis Felipe y la formación de un gobierno provisional con tendencias liberales, democráticas y socialistas. Este gobierno introdujo reformas como la República, el sufragio universal, la abolición de la esclavitud, la libertad de prensa y los derechos laborales. Sin embargo, la insurrección obrera de junio de 1848 fue duramente reprimida, y el gobierno conservador de Cavaignac tomó el poder, con Luis Bonaparte siendo elegido presidente.
Nacionalismo y problemas sociales
El nacionalismo jugó un papel importante en estas revoluciones, con movimientos nacionalistas surgiendo contra los regímenes dominantes. Los problemas sociales también fueron un factor significativo, con crisis económicas que afectaban tanto a la agricultura como a la industria, y movimientos sociales que promovían ideas socialistas.
El papel de las mujeres
Las mujeres también jugaron un papel crucial en la Revolución de 1848, con activistas defendiendo la igualdad legal, el derecho al divorcio, soluciones educativas y económicas, y la compartición de las tareas domésticas.
Conclusiones
En resumen, la Restauración buscaba volver al absolutismo, pero las revoluciones de 1830 y 1848 fueron impulsadas por la lucha por libertades nacionales, derechos civiles y mejoras sociales. A pesar de algunos éxitos, las divisiones internas y la represión limitaron su impacto a largo plazo.
El Socialismo Utópico y sus exponentes
El socialismo utópico surgió como respuesta a las duras realidades de la Revolución Industrial en la primera mitad del siglo XIX. Los socialistas utópicos creían en nuevas formas de organización social y económica que promovieran la armonía y la paz en la sociedad.
Principales pensadores
Saint Simon
El conde de Saint Simon, un aristócrata desclasado, propuso que la sociedad debía progresar basada en la ciencia y la industria, con científicos y empresarios como líderes. Visualizó una sociedad sin propiedad privada y con una economía planificada.
Robert Owen
Robert Owen, un industrial inglés, creía en un progreso que combinara la industria con la justicia social. Abogaba por la socialización gradual de la industria, rechazaba las desigualdades sociales y consideraba la religión como un obstáculo a eliminar. Fundó cooperativas de trabajadores y abogó por la educación laica.
Charles Fourier
Charles Fourier tenía una visión más radical. Creía en la armonía entre la humanidad y la naturaleza, proponiendo comunidades llamadas «falansterios», donde las personas trabajarían pocas horas y la riqueza sería igualitaria. Abogaba por la abolición de la familia tradicional y la libertad sexual.
Influencia en movimientos posteriores
Estos pensadores influyeron en movimientos posteriores como el socialismo de transición, representado por Louis Blanc y August Blanqui, quienes abogaban por la abolición del capitalismo mediante el sufragio universal y el golpe de estado, respectivamente.
El papel de las mujeres
Las mujeres también buscaron la emancipación y la igualdad. En el owenismo y el saintsimonianismo, mujeres como Frances Wright y Suzanne Voilquin abogaron por los derechos de las mujeres y la abolición de la familia tradicional. Flora Tristán vinculó la lucha obrera con la lucha feminista, destacando la importancia de la educación femenina y la igualdad de género en la clase trabajadora. En España, el feminismo utópico también tuvo sus exponentes, especialmente entre las seguidoras de Fourier en Cádiz, que criticaron la subordinación de las mujeres y abogaron por la igualdad de género y nuevas relaciones entre los sexos.
El Nacionalismo en la formación de los estados nacionales
El nacionalismo surge como una fuerza ideológica importante junto al liberalismo y las ideas obreras después de las revoluciones de 1848. Es un concepto complejo que se basa en la idea de la nación, que puede ser vista desde diferentes perspectivas.
Diferentes perspectivas de la nación
- Liberales: Grupo de personas que quieren vivir juntas bajo leyes y estructuras de gobierno que ellos mismos eligen, siguiendo el principio de soberanía nacional.
- Filósofos alemanes: Alma y conciencia colectiva compartida, expresada en una lengua, tradiciones y cultura común.
El nacionalismo y la formación de estados liberales
El nacionalismo fue adoptado por las burguesías europeas durante la formación de los nuevos estados liberales, ya que legitimaba la organización del poder basada en la soberanía nacional y ayudaba a unificar territorialmente y administrativamente los estados.
La unificación de Italia
La unificación de Italia se logró gracias al liderazgo del Reino de Piamonte, el movimiento intelectual de afirmación nacional y los intereses económicos de las regiones del Norte. Figuras como Cavour, Mazzini y Garibaldi jugaron roles importantes en este proceso.
La unificación de Alemania
La unificación de Alemania fue impulsada por factores económicos, como la unión aduanera del Norte (Zollverein), y factores intelectuales, como las ideas de Hegel y los filósofos románticos. La guerra austro-prusiana y la guerra franco-prusiana fueron eventos clave que llevaron a la unificación bajo el liderazgo de Prusia y la proclamación del Imperio Alemán.
Consecuencias de la unificación
Ambos procesos de unificación tuvieron consecuencias significativas, como la creación de nuevos estados fuertes en Europa y el reajuste de las relaciones internacionales.
El Movimiento Obrero y sus corrientes
La Primera Asociación Internacional de Trabajadores (AIT)
Después del fracaso de la Revolución de 1848, el movimiento obrero maduró y se organizó, lo que llevó a la formación de la Primera Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) en 1864. Esta asociación buscaba unir a los trabajadores de diferentes países para luchar por sus derechos, pero tuvo conflictos internos que llevaron a su desaparición en 1876.
Socialismo Científico (Marx y Engels)
Marx y Engels desarrollaron una teoría llamada socialismo científico, explicando cómo el capitalismo explota a los trabajadores. Argumentaron que la lucha de clases es el motor de la historia y que eventualmente, la clase trabajadora tomará el control y establecerá una sociedad comunista sin clases ni propiedad privada.
Anarquismo
El anarquismo es un movimiento que busca eliminar todas las formas de autoridad, incluido el Estado y la propiedad privada. Promueve la autogestión de pequeñas comunidades federadas y se opone a cualquier forma de opresión.
Reformismo
El reformismo es una tendencia que busca cambiar el sistema gradualmente a través de reformas legislativas en lugar de una revolución. En Alemania, por ejemplo, surgió un movimiento llamado revisionismo que cuestionaba algunas ideas del marxismo y abogaba por un enfoque más moderado.
Socialdemocracia
Inicialmente, la socialdemocracia tenía una connotación revolucionaria y de lucha de clases, pero después de la Primera Guerra Mundial, adoptó un enfoque más reformista y gradualista. En esencia, buscaba mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora dentro del sistema capitalista, en lugar de derrocarlo por completo.
El Movimiento Sufragista y la lucha por el voto femenino
El tema aquí es la lucha por los derechos de las mujeres, especialmente en el contexto del derecho al voto, conocido como sufragio. La Revolución Francesa estableció el concepto de ciudadanía, pero inicialmente excluyó a las mujeres. Durante el siglo XIX y hasta la Primera Guerra Mundial, las mujeres se organizaron en el movimiento sufragista internacional para obtener derechos políticos, incluido el derecho al voto.
El maternalismo y la diferencia de género
Algunas corrientes del feminismo, en lugar de centrarse en la igualdad estricta con los hombres, destacaron las diferencias entre géneros. Esto se justificó a menudo mediante el maternalismo, que defendía los derechos de las mujeres basándose en su papel como madres y cuidadoras en la sociedad.
Resistencia al sufragio femenino
En Gran Bretaña, hubo una feroz resistencia al sufragio femenino, argumentando que la participación de las mujeres en la esfera pública pondría en peligro la estabilidad familiar y social. Esto llevó a la aparición de grupos antisufragistas que ridiculizaban y menospreciaban a las sufragistas.
Divisiones dentro del movimiento sufragista
El movimiento sufragista británico se dividió en dos ramas:
- Constitucionalistas: Buscaban el voto a través de medios legales y moderados.
- Sufragistas radicales («suffragettes»): Abogaban por la acción directa, incluida la violencia, para lograr sus objetivos.
Concesión del sufragio femenino en el Reino Unido
Finalmente, después de la Primera Guerra Mundial, las mujeres mayores de 30 años y con ciertos requisitos de ingresos obtuvieron el derecho al voto en el Reino Unido, y en 1928 se concedió el sufragio universal femenino.
Debate sobre el papel de las mujeres
Esta lucha también generó debates sobre el papel de las mujeres en la sociedad, incluyendo el maternalismo y la necesidad de una ciudadanía diferenciada que reconociera las responsabilidades específicas de las mujeres en el cuidado de la familia y la comunidad.