Nacionalismo Disgregador: Imperios Austríaco y Turco
Los imperios Austríaco y Turco albergaban numerosos pueblos con culturas, religiones, lenguas y tradiciones muy diferentes. Estos pueblos desarrollaron sentimientos nacionalistas y aspiraban a separarse del imperio y formar estados independientes. Los alemanes, situados en torno a Viena, eran el principal grupo. El segundo pueblo en importancia eran los húngaros, que consiguieron la autonomía en 1867. A este imperio se le conoce con el nombre de Imperio Dual.
El Imperio Turco: Un Imperio en Desintegración
El Imperio Turco estaba en decadencia y gobernado por un sultán. En la región de los Balcanes vivían multitud de pueblos de religión cristiana y culturas diferentes. Los turcos eran una minoría opresora. Estos pueblos luchaban por su independencia. Gran Bretaña protegía a Grecia y, desde ese país, vigilaba la zona. El objetivo principal era impedir la salida del Imperio Ruso al Mar Mediterráneo.
Nacionalismo Unificador: Italia y Alemania
Las fronteras y los estados europeos establecidos en el Congreso de Viena fueron trazadas sin tener en cuenta los sentimientos nacionalistas.
- El pueblo alemán quedó separado en 39 estados.
- Los italianos, en 8 estados.
También se produjo el fenómeno contrario: pueblos-nación unidos a otros con los que no tenían mucho en común. Solo los griegos y los belgas consiguieron independizarse del Imperio Turco y de Holanda. Entre 1859 y 1870 se experimentó la unificación de los diferentes estados alemanes e italianos.
La Unificación Italiana (1859-1870)
Las revoluciones a favor de la unidad italiana habían sido sofocadas por el Imperio Austríaco, que era el principal defensor del mapa europeo trazado en el Congreso de Viena. Las esperanzas unificadoras del pueblo italiano se centraron en los planes de Víctor Manuel II, rey de Piamonte-Cerdeña, y de Camilo Cavour, su primer ministro. Cavour, con la ayuda de los nacionalistas, inició un proceso de unificación. En los diferentes estados se celebraron consultas democráticas y el pueblo votó mayoritariamente a favor de formar el Reino de Italia y de que su rey fuera Víctor Manuel II.
La Unificación Alemana (1864-1871)
Los 39 estados alemanes establecidos en el Congreso de Viena iniciaron la unidad económica antes que la política. Los intentos de unidad política habían fracasado, pues los dos estados alemanes más poderosos, el Imperio Austríaco y el Reino de Prusia, eran rivales, y el primero era contrario a la unidad. El rey Guillermo I de Prusia nombró canciller a Bismarck, decidido partidario de la unidad.
La Guerra de los Ducados (1864)
Bismarck pidió colaboración a Austria para que los dos estados alemanes recuperaran dos territorios. Una fulminante campaña militar conjunta arrebató los ducados de Schleswig y Holstein a Dinamarca.
La Guerra Austro-Prusiana (1866)
Prusia venció al Imperio Austríaco en pocas semanas. Los estados alemanes del norte pidieron unirse a Prusia. Bismarck pensó que la amenaza de un país exterior iniciaría los sentimientos nacionalistas en el pueblo de los estados del sur.
La Guerra Franco-Prusiana
Napoleón III cayó en la trampa y declaró la guerra a Prusia. En poco más de un mes, Prusia derrotó a Francia en la batalla de Sedán, en la que el propio Napoleón cayó prisionero. El Segundo Imperio Francés se hundió y se proclamó la Tercera República. El 18 de enero, en el Palacio de Versalles, Francia se rindió y los gobernantes de todos los estados alemanes tuvieron que ceder el título imperial a Alemania, cediendo además dos territorios: Alsacia y Lorena. Surgió así el Segundo Reich.
El Imperialismo
A mediados del siglo XIX, Gran Bretaña y Francia tenían imperios coloniales. África era un continente desconocido para los europeos. A partir de 1870 surgió el imperialismo: una acelerada carrera entre las principales potencias industriales para conquistar territorios y repartirse África y Asia. La Segunda Revolución Industrial aumentó la necesidad de materias primas y de mercados donde vender. Por otro lado, las ganancias debían invertirse en nuevos negocios y las colonias ofrecían oportunidades de inversión. Los beneficios aumentaban porque se utilizaba mano de obra muy barata. Puede considerarse como una continuación del nacionalismo.
El Reparto de África
La fiebre por repartirse el continente africano entre los principales países europeos tenía violentos choques entre ellos. Se establecieron unos criterios en la Conferencia de Berlín. Los acuerdos darían preferencia a quien conquistara el interior. Gran Bretaña y Francia llevaron la delantera. Las líneas de reparto fueron:
- Gran Bretaña: eje vertical norte-sur.
- Francia: zona horizontal oeste-este.
El Reparto de Asia
Ninguna potencia europea estuvo interesada en conquistarlo en su totalidad, pues hubiera sido demasiado costoso. Se establecieron zonas de influencia. Hubo conquistas en otras zonas de Asia:
- Gran Bretaña: India.
- Francia: Indochina.
- Holanda: islas de Sumatra y Java.
- Japón: Revolución Meiji.
El Modernismo y la Generación del 98
A finales del siglo XIX se produce en Europa y América una serie de cambios políticos, filosóficos y científicos que afectan significativamente a la literatura. Tiene lugar un fuerte rechazo al espíritu práctico que había dominado a lo largo del siglo y surge un afán de renovación de las formas de expresión. Este movimiento recibe el nombre de Modernismo, y es una actitud de rebeldía y de búsqueda de nuevas formas artísticas que tienen como fin la exploración de la belleza a través de los sentidos. Se considera a Rubén Darío el creador del Modernismo literario con su obra Azul y a Juan Ramón Jiménez el representante español.
La Generación del 98
Surge en el panorama literario. Los escritores de esta generación no solo pretendían reformar la literatura, sino también reformar la conciencia nacional a través de ella. Tras la pérdida de las últimas colonias de España en América, este grupo de escritores e intelectuales tenía una preocupación común por España, que debía reformarse y regenerarse moral y culturalmente. Constituyen dos generaciones distintas, que responden en un momento a la estética modernista y en otro al espíritu noventayochista.