El Surgimiento de Nacionalismos y Regionalismos en España
El Nacionalismo Catalán
La región catalana fue la primera en desarrollar un movimiento regionalista. La industrialización había hecho de Cataluña la primera zona industrial de España y había propiciado el nacimiento de una influyente burguesía de empresarios industriales. El desarrollo socioeconómico de Cataluña significó un notable renacimiento de la cultura catalana y una expansión del uso del catalán.
A mediados del siglo XIX nació la Renaixença, cuyo objetivo era la recuperación de la lengua y de las señas de identidad catalanas. El catalanismo surgió de la conjunción del progreso económico y el renacimiento cultural. En la década de 1880 se desarrolló el catalanismo político, que tuvo varias corrientes:
- Una de ellas estuvo basada en el tradicionalismo y tuvo en el obispo Torras i Bages su máximo representante.
- Otra era de carácter progresista, base popular y principios federalistas, y su representante era Valentí Almirall.
Almirall fundó en 1882 el Centre Català, que empezó a defender la autonomía catalana. Un paso muy importante en la consolidación del catalanismo político fue la elaboración de las Bases de Manresa en 1892, un documento producido por la Unió Catalanista, que proponía la consecución de un poder catalán como resultado de un pacto con la corona y fue la consideración de Cataluña como una entidad autónoma dentro de España. El regionalismo pasó entonces a convertirse en verdadero nacionalismo.
La crisis del sistema político de la Restauración en 1898 aumentó el interés de la burguesía catalana por tener su propia representación política al margen de los partidos dinásticos. En 1901 se creó la Lliga Regionalista, fundada por Enric Prat de la Riba. El nuevo partido aspiraba a participar activamente en la política. El éxito electoral convirtió a la Lliga en el principal partido catalán durante el primer tercio del siglo XX.
El Nacionalismo Vasco
El nacionalismo vasco surgió en la década de 1890 por la pérdida de una parte sustancial de los fueros tras la derrota del carlismo y el desarrollo de una corriente cultural en defensa de la lengua vasca, el euskera, que dio lugar a la creación del movimiento de los euskaros. Su gran propulsor fue Sabino de Arana, que creyó ver un gran peligro para la subsistencia de la cultura vasca en la llegada de inmigrantes de otras regiones de España. Pensaba que esta población de inmigrantes ponía en peligro el euskera, las tradiciones y la etnia vasca.
En 1895 se creó el Partido Nacionalista Vasco. Arana popularizó un nuevo nombre para su patria, Euzkadi, una bandera propia y propuso un lema para el partido: «Dios y ley antigua». El movimiento pretendía impulsar la lengua y las costumbres vascas y defendía la pureza racial del pueblo vasco. En un principio el partido se declaró independentista con respecto a España, pero esta posición fue evolucionando hacia el autonomismo. Su principal rival en la defensa de la identidad vasca fue el carlismo, que también reclamaba la vuelta de los fueros, y que en Navarra tenía mucha más fuerza.
La Guerra en Ultramar
Cuba, la Perla de las Antillas
Tras la Paz de Zanjón, Cuba esperaba de la Administración española una serie de reformas que les otorgasen los mismos derechos de representación política en las Cortes que los españoles de la Península, la participación en el gobierno de la isla, la libertad de comercio y la abolición de la esclavitud. Al no realizarse las reformas prometidas, en Cuba se crearon dos grandes partidos: el Partido Autonomista, integrado por cubanos, y la Unión Constitucional, un partido españolista que contaba con una fuerte militancia de los peninsulares instalados en la isla.
El primero de ellos pedía la autonomía para la isla, propugnaba un programa de reformas políticas y económicas sin llegar a la independencia y había conseguido una amplia representación en el Parlamento español. El Partido Liberal de Sagasta quiso introducir mejoras en la isla, pero solo llegó a concretar la abolición formal de la esclavitud en 1888. La ineficacia de la administración para introducir reformas en la isla provocó los deseos de liberación y el independentismo fue ganando posiciones frente al autonomismo.
En 1893, José Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano, cuyo objetivo era la consecución de la independencia, y consiguió apoyo exterior, especialmente de EE. UU. En 1891, el gobierno español elevó las tarifas arancelarias para los productos importados a la isla que no procediesen de la Península. Entonces el principal cliente económico era EE. UU., que adquiría casi todos los grandes productos cubanos, mientras que ellos solo podían exportar a Cuba productos con fuertes aranceles de entrada.
En 1894 el presidente americano manifestó su protesta ante esa situación y amenazó con cerrar las puertas de su mercado al azúcar y al tabaco cubanos si el gobierno español no modificaba su política arancelaria en la isla. En 1879 se produjo la Guerra Chiquita. Los cubanos fueron derrotados por la falta de apoyos, la escasez de armamento y la superioridad del ejército español.