Nacionalismos y Regionalismos en la Restauración Borbónica (1874-1902)

La Restauración Borbónica (1874-1902): Nacionalismos, Regionalismos y Movimiento Obrero

Los Nacionalismos

Dentro del contexto del movimiento romántico del siglo XIX, surgieron en Europa movimientos que reivindicaban el derecho de los pueblos con tradición, historia y lengua comunes a formar una nación. En España, estos movimientos regionalistas se desarrollaron en el País Vasco y Cataluña, regiones con tradición foral, una burguesía con intereses económicos particulares y una diferenciación lingüística que dio lugar a movimientos que reivindicaban la cultura y costumbres autóctonas, como la Renaixença catalana.

El Nacionalismo Catalán

Durante la Restauración, el regionalismo catalán evolucionó hacia un movimiento político con demandas concretas de autogobierno y proteccionismo económico. Estas demandas se plasmaron en el Memorial de Greuges de 1885, presentado a Alfonso XII. En 1891 se fundó la Unió Catalanista, que aglutinó a diversas tendencias nacionalistas de la burguesía catalana. Sus ideas se recogieron en las Bases de Manresa (1892), que planteaban un autogobierno para Cataluña basado en una administración, derecho civil y lengua propios, así como la defensa de los intereses económicos catalanes, sin plantear la separación del estado español. Tras el Desastre del 98, el nacionalismo catalán se desarrolló con fuerza en torno a la Lliga Regionalista (1901), presidida por Francesc Cambó.

El Nacionalismo Vasco

El nacionalismo vasco surgió en torno a Sabino Arana, influenciado por el modelo catalán. Su pensamiento, inspirado en el foralismo carlista, buscaba aislar el País Vasco de los cambios políticos y económicos liberales. Defendían el catolicismo, la raza vasca, los fueros y la independencia de Euskal Herria. Arana fundó una revista y el primer centro de reunión (Batzoki), y en 1895 se creó el PNV. Con el tiempo, Sabino Arana evolucionó del independentismo radical a una integración autónoma en el estado español.

El Regionalismo Gallego

El regionalismo gallego tuvo tres movimientos precursores: el provincialismo, que se oponía a la división de Galicia en provincias; el federalismo, que reclamaba una Constitución propia para Galicia durante la I República, con Alfredo Brañas como figura principal; y finalmente, a finales del siglo XIX, una reestructuración cultural y política.

El Movimiento Obrero

Durante el Sexenio Revolucionario, las ideas socialistas se expandieron en España. La I Internacional envió representantes para formar grupos afines, y Giuseppe Fanelli creó la sección española de la AIT, favoreciendo la expansión del anarquismo. En Andalucía, el anarquismo se difundió entre los jornaleros, prometiendo la igualdad mediante la creación de comunas. A finales de siglo, la Mano Negra llevó a cabo asesinatos en cortijos, atribuidos a anarquistas, y se demostró su participación en atentados como la bomba del Liceo de Barcelona, lo que generó miedo en las clases acomodadas.

El socialismo se inició en España con la llegada de Paul Lafargue, quien contactó con tipógrafos madrileños que fundaron el PSOE (1879), presidido por Pablo Iglesias. Su ideario marxista reivindicaba la lucha de clases para transformar la sociedad mediante una revolución que permitiría la toma del poder político del proletariado y la eliminación de la propiedad privada. Aspiraban a participar en el sistema parlamentario impulsando reformas laborales. En 1889 se fundó la UGT, su filial sindical, que con la huelga debía apoyar las transformaciones políticas.

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