Orígenes, Evolución y Legado de la Revolución Rusa

La Revolución Rusa de 1917: Causas, Desarrollo y Consecuencias

Contexto Social y Económico

La Revolución Rusa de octubre de 1917 fue el acontecimiento que más profundamente respondió a los deseos de cambio y mostró que la experiencia de un nuevo régimen y una nueva sociedad eran posibles. La sociedad rusa de la época se caracterizaba por:

  • Una clase media muy escasa, formada por campesinos ricos (kulaks) y pequeños comerciantes e industriales (ausencia de burguesía).
  • El Decreto de Emancipación de los Siervos en 1861 no satisfizo las aspiraciones de los campesinos que cultivaban tierras pertenecientes a los nobles: debían pagar su propia liberación, un impuesto personal y, además, carecían de tierras suficientes para cultivar.
  • En la incipiente industria nació un nuevo proletariado, concentrado en algunas ciudades, pero su número era escaso y su influencia sobre el campesinado mínima.

En cuanto a la economía, el particularismo feudal impidió cualquier apertura económica moderna en la Rusia de los zares durante siglos, dejando a la burguesía un espacio económico que imposibilitaba su propio desarrollo como clase. En vísperas de la guerra, en la cumbre de su prosperidad, la renta nacional de la Rusia zarista era de 8 a 10 veces inferior a la de Estados Unidos y solo tenía 0,4 km de vías férreas por cada 100 km² de superficie. La clave de este atraso radica en el predominio del campo sobre la ciudad y el mantenimiento de relaciones cuasi-feudales en el campo, a pesar de que en 1861 se procediera con gran retraso a la emancipación de los siervos.

Lenin y la Revolución

Durante la Primera Guerra Mundial, Lenin participó en las conferencias de Zimmerwald (1915) y Kiental (1916), donde se reunieron socialistas europeos opuestos a la guerra, pero no consiguió que se adoptara su posición de rechazo a la «guerra imperialista» y la lucha por su transformación en una guerra civil de clases. Tras la Revolución de Febrero de 1917 en Rusia, retornó rápidamente con la ayuda del gobierno alemán, que le permitió cruzar el país en un tren en plena guerra.

En el verano de 1920, tras ganar la guerra civil y con el Ejército Rojo próximo a vencer en la guerra ruso-polaca, creyó que la hora de la revolución en Europa había llegado. El Ejército Rojo consiguió recuperar todos los territorios que habían pertenecido al Imperio zarista ruso, excepto los que estuvieron fuertemente apoyados por las potencias occidentales (Polonia, Finlandia y los países bálticos).

La Revolución de Febrero y el Gobierno Provisional

La reacción del pueblo llegó a tomar magnitudes alarmantes: huelgas, atentados, insurrecciones, etc., llegando a crear un sóviet o consejo obrero en San Petersburgo. En el manifiesto del 30 de octubre, Nicolás II renunció al poder absoluto y aceptó una constitución, comprometiéndose a gobernar juntamente con la Duma (aunque esta era de escasa efectividad) y a garantizar las libertades individuales.

Cuando en el verano de 1914 el zar, al igual que el resto de las potencias europeas, movilizaba sus tropas, pocos podían prever que se iniciaba una guerra generalizada, larga y de consecuencias imprevisibles. La localización de los frentes de la guerra aumentaba el aislamiento de Rusia, ya que las potencias centrales formaban un espacio prácticamente continuo noroeste-sudeste: el Reich alemán, el Imperio austrohúngaro, Bulgaria y el Imperio turco, que dividía a los aliados en dos bloques: el occidental y el oriental, y dejaba a Rusia abandonada a sus propios recursos.

Los sóviets estaban dominados por los mencheviques y socialistas revolucionarios, partidarios de colaborar con el gobierno provisional para completar la “fase burguesa” de la revolución. La guerra era el resultado del imperialismo, de la competencia surgida de la rivalidad por dominar los mercados mundiales y de la defensa militar que los gobiernos burgueses hacían de sus intereses.

En las Tesis de Abril, Lenin se negaba a identificar la conmoción provocada por la guerra con una simple revolución burguesa, destinada únicamente a establecer una constitución. Era posible y necesario proceder a una auténtica revolución social que permitiese la apropiación de los medios de producción por parte de los trabajadores.

El Golpe de Kornílov

El antiguo general zarista Kornílov pretendía asestar un golpe definitivo al sóviet de Petrogrado que permitiese al ejército controlar todas las funciones de administración que eran ejercidas por los sóviets desde la primavera.

El Ejército Rojo

El Ejército Rojo fueron las fuerzas armadas de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), constituido oficialmente el 28 de enero de 1918 a partir del Ejército Imperial Ruso y cuya existencia llegó a su fin en diciembre de 1991, cuando tuvo lugar la desintegración del Estado soviético.

Antes de que se produjera la desintegración de la URSS en 1991 —lo que supuso la propia fragmentación de este cuerpo en los distintos ejércitos de los nuevos Estados—, estas tropas tomaron parte en tres importantes conflictos bélicos: la Guerra Civil Rusa (1918-1922), la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y la Guerra de Afganistán (1979-1989).

El Ejército Rojo llegó a disponer de 12,5 millones de soldados situados en los frentes noroccidental, occidental y suroccidental cuando, durante la Segunda Guerra Mundial, la lucha que tenía lugar entre la URSS gobernada por Iósiv Stalin y el III Reich dirigido por Adolf Hitler se encontraba en su punto más crítico. Sufrió terribles pérdidas en 1942 durante las batallas decisivas de Moscú, Leningrado y Stalingrado, pero finalmente consiguió cambiar el rumbo de la guerra en favor de los aliados en la Batalla de Kursk (1943), la mayor batalla de la historia de la humanidad, en la que participaron directamente 2 millones de soldados.

Cuando concluyó la Segunda Guerra Mundial y comenzó la era nuclear, el Ejército Rojo pasó a ser una fuerza de vigilancia establecida en los Estados del Pacto de Varsovia que se utilizó para aplastar las rebeliones contra los regímenes comunistas desatadas en Hungría en 1956 (Revolución Húngara) y en Checoslovaquia en 1968 (Primavera de Praga). A lo largo de la década de 1970 se reforzó este cuerpo ante la posibilidad de tener que librar una guerra convencional en Europa y para proyectar el poder soviético sobre el mundo, como oposición al de Estados Unidos. Por último, la retirada final del Ejército Rojo de Afganistán en 1989 asestó un golpe definitivo al sistema al que había apoyado fielmente durante siete décadas.

La Guerra Civil Rusa (1918-1922)

La derrota del Ejército Blanco y el fin de la guerra con Polonia permitieron al gobierno bolchevique ocuparse de recuperar los territorios perdidos en Asia central y otros lugares. Sin embargo, los campesinos rusos del óblast de Tambov y varios distritos más se rebelaron contra la política del gobierno, especialmente a causa de la requisa del grano, medida incluida en el comunismo de guerra. Los blancos, por su parte, estaban dispersos en las zonas periféricas de Rusia, donde las escasas comunicaciones dificultaban la creación de un frente unido.

Las duras medidas como el comunismo de guerra y el control del partido sobre el suministro de alimentos contribuyeron a la victoria de los bolcheviques, pero también influyó su capacidad para movilizar a la población e integrarla en la nueva estructura de gobierno. Posteriormente, participaron en la guerra civil porque consideraban a los bolcheviques como una fuerza hostil que alentaba la revolución socialista mundial y porque estos se negaban a pagar las deudas contraídas por el gobierno imperial.

Las potencias vencedoras en el conflicto mundial, que carecían de un objetivo común, apoyaron con poco entusiasmo a las fuerzas contrarrevolucionarias blancas, que finalmente fueron derrotadas de forma definitiva en 1922. Una vez que los bolcheviques se hicieron con el control, el nuevo gobierno puso fin a la participación de Rusia en la Primera Guerra Mundial a través de la firma de la Paz de Brest-Litovsk el 3 de marzo de 1918.

El pueblo se indignó por la pérdida de estos territorios, y la oposición al partido bolchevique provocó una guerra civil que se inició en 1918 y concluyó en 1920. La Guerra Civil Rusa causó grandes estragos, ruina económica, multitud de muertes debidas tanto a las operaciones militares como a las enfermedades, y la emigración de entre 1 y 2 millones de rusos de clase media y alta. Desde el estallido de la Primera Guerra Mundial hasta el fin de la Guerra Civil Rusa, se calcula que perdieron la vida 16 millones de rusos, en su mayoría población civil. La guerra provocó un marcado empeoramiento del nivel de vida entre la población rusa y destruyó gran parte de la infraestructura del país.

Los bolcheviques, ante la oposición de los campesinos y los trabajadores, sustituyeron el comunismo de guerra y otras medidas impopulares por la Nueva Política Económica (NEP) en marzo de 1921. Muchos historiadores consideran la Guerra Civil Rusa como un periodo formativo que militarizó al partido bolchevique y perfiló la futura política comunista. Gran parte de los métodos practicados por el partido durante la guerra civil fueron aplicados por el dirigente soviético Iósiv Stalin a finales de la década de 1920, cuando lanzó un ambicioso y duro programa para industrializar la URSS y colectivizar la agricultura.

La Nueva Política Económica (NEP)

Al terminar la guerra civil y ante el creciente descontento popular, el Partido Comunista, dirigido por Lenin, decidió hacer un alto en la política de control estatal sobre la economía. Surgió una nueva clase de comerciantes prósperos, y también volvieron a surgir las desigualdades sociales en el campo, al reaparecer la figura del campesino rico o kulak. Esta política abrió un clima de debate en el seno del partido: por un lado, un debate económico entre los partidarios de esta transición que contase con el apoyo del campesinado —Lenin entre ellos— y los que estaban a favor de una colectivización acelerada que favoreciese a la industria —Trotski y Stalin—.

La Nueva Política Económica (NEP) fue una política de liberalización económica aplicada de forma temporal en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) desde marzo de 1921 hasta enero de 1929, si bien en 1928 prácticamente había finalizado su aplicación. La NEP fue adoptada para reactivar la economía, incrementar la producción de alimentos y favorecer la creación de empresas después de varios años de guerra civil, y fue concebida como una pausa dentro del proceso de construcción del socialismo en el Estado soviético.

A principios de la década de 1920, la economía soviética atravesaba una grave crisis a causa de la guerra civil, que había dado comienzo en 1918, y las duras medidas impuestas por el comunismo de guerra (1918-1921), la política económica que reemplazó la economía de libre mercado por una estructura económica de corte militar. Vladímir Lenin, el máximo dirigente del gobierno soviético, introdujo en marzo de 1921 la NEP para revitalizar la economía del país mediante la liberalización del comercio y la producción agrícola e industrial.

El gobierno, en lugar de requisar el excedente de producción agrícola, permitía a los campesinos vender sus productos en un mercado abierto después de pagar un impuesto proporcional a su producción neta. Sin embargo, se produjeron ciertos desequilibrios económicos durante la aplicación de este sistema, por lo que el gobierno soviético decidió reinstaurar el control centralizado de la economía. Bajo la dirección del secretario general del Partido Comunista, Iósiv Stalin, que veía en las actividades de los campesinos y los comerciantes particulares una amenaza para el régimen comunista, las cuotas de producción agrícola se reimplantaron en 1929, y en 1930 el comercio privado pasó a ser un delito.

Del Comunismo de Guerra a la NEP

El nuevo planteamiento de la actividad económica, denominado comunismo de guerra, extendió la nacionalización a las pequeñas y medianas empresas. La situación de malestar creada por el comunismo de guerra y el desarrollo de una oposición obrera y campesina forzaron al partido bolchevique a modificar sus planteamientos en materia económica. En la agricultura se permitió a los campesinos ricos (kulaks) la extensión de la superficie cultivada mediante la incorporación en arrendamiento de las tierras de los campesinos pobres.

La Estructura del Estado Soviético

Cada sóviet nombraba sus propios delegados, y los representantes de todos los sóviets reunidos nombraban al gobierno, por lo cual esta institución emanaba por delegaciones sucesivas de los consejos de los sóviets. Alguna de ellas, como Transcaucasia, se dividía a su vez en repúblicas autónomas: Georgia, Azerbaiyán, Abjasia, etc. Un tercer grupo de repúblicas autónomas quedaban federadas directamente a la Unión Soviética, como en el caso de las repúblicas musulmanas de Asia central.

El partido único se había convertido en un bloque cerrado, en una estructura paralela al Estado: los dirigentes del partido eran los mismos que acaparaban los cargos del Estado. Es lo que Lenin criticaba en sus últimos escritos como la creciente burocratización del partido. La confusión entre el Estado y el partido único se convirtió en un elemento de unidad integradora para el mosaico de repúblicas y etnias, resultado de la estructura federal.

La Dictadura de Stalin

En el ámbito territorial, esta dictadura se apoyó en un partido de masas teñido de un nacionalismo ruso de nuevo cuño, muy diferente al partido revolucionario e internacionalista de minorías que Lenin diseñó. Para mantener esta política, se impuso un régimen de terror político y social que se aplicó en el seno del partido mismo. Entre 1934 y 1939 se juzgó, se condenó y ejecutó por delitos ficticios a la mayoría de los líderes y militares históricos de la Revolución de Octubre en los años de la guerra civil.

Desapareció la propiedad privada en el campo, sustituida por los koljoses, granjas de propiedad colectiva donde se agrupaban las tierras de los aldeanos controladas por el Estado propietario de la maquinaria. En la Gran Depresión, la URSS demostró que podía conseguir un desarrollo distinto al del modelo capitalista, más igualitario tanto desde el punto de vista social como regional, partiendo de la gestión planificadora realizada por el Estado. Así, el camino recorrido por la Revolución Rusa de Lenin a Stalin supone el abandono de unos planteamientos ambiciosos.

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