Orígenes y evolución del Carlismo: Un conflicto ideológico en la España del siglo XIX

El conflicto carlista: Orígenes y desarrollo

Antecedentes

El carlismo, tradicionalmente, se considera que nace con la muerte de Fernando VII. La disputa sucesoria entre su hija, Isabel II (apoyada por la Pragmática Sanción de 1830 que anulaba la Ley Sálica), y su hermano, Carlos María Isidro (defensor de la Ley Sálica), desencadenó las guerras carlistas. Este conflicto, en realidad, reflejaba un enfrentamiento más profundo entre los partidarios del Antiguo Régimen y los del Nuevo Régimen.

El carlismo surge durante la Década Ominosa (etapa final del reinado de Fernando VII) y aglutina a los «realistas», defensores del absolutismo más radical. Estos criticaban el talante moderado del rey, la lentitud de la represión, la no reinstauración de la Inquisición, el decreto de amnistía y la permanencia de ministros con tendencias moderadas en altos cargos.

Los antecedentes del carlismo se encuentran en varios acontecimientos clave del reinado de Fernando VII:

  • Manifiesto de los Persas (1814): Documento firmado por diputados, liderados por Bernardo Mozo de Rosales, presentado a Fernando VII en Valencia. Solicitaba la supresión de la Constitución y los decretos de las Cortes de Cádiz, justificando así el restablecimiento del absolutismo.
  • Regencia de Urgel (1822): Organismo de gobierno de los realistas sublevados contra el régimen constitucional, establecido en la Seu d’Urgell. Fue instituida oficialmente el 15 de agosto a partir de una Junta Superior Provisional de Cataluña.
  • Manifiesto de la Federación de Realistas Puros (1826): Proclama de los voluntarios realistas españoles, partidarios del absolutismo, que proponía un pronunciamiento militar para entregar el poder a Carlos María Isidro de Borbón, hermano de Fernando VII. Se considera el primer acto público del carlismo.
  • Guerra dels Malcontents o Guerra de los Agraviados (1827): Alzamiento armado en Cataluña promovido por los ultrarrealistas, quienes consideraban demasiado suave la política represiva de Fernando VII contra los liberales. Las esperanzas ultrarrealistas se desplazaron hacia su hermano Carlos, conectando con el descontento de los realistas catalanes, especialmente a través de figuras eclesiásticas.

Los bandos en conflicto: Carlistas y Cristinos

Bando Cristino

Características:

Social e ideológicamente, aglutinó a sectores moderados, liberales (moderados y progresistas) e incluso revolucionarios. Contó con el respaldo de la plana mayor del Ejército, altos cargos de la Administración y las altas jerarquías de la Iglesia, conscientes de la necesidad de cambio.

Apoyos internacionales: Recibió el reconocimiento y, desde abril de 1834, el apoyo diplomático y militar de Portugal, Inglaterra y Francia (Cuádruple Alianza).

Bando Carlista

Características:

Ideológicamente, reunió a los absolutistas más intransigentes, opositores a la revolución liberal. Su programa era inmovilista, basado en las instituciones del Antiguo Régimen: monarquía absoluta y preponderancia de la Iglesia. Defendían la tradición y el foralismo vasco-navarro, oponiéndose a cualquier reforma política liberal.

Socialmente, estaba liderado por una parte de la nobleza y miembros ultraconservadores de la administración y el Ejército. Gran parte del clero, especialmente el bajo clero, era antiliberal.

Geográficamente, el carlismo predominó en zonas rurales, especialmente en el Norte (País Vasco, Navarra, Cataluña y el Maestrazgo aragonés y valenciano).

Apoyos internacionales: Aunque no lograron un reconocimiento formal al carecer de una capital y un respaldo institucional sólido, contaron con las simpatías de los imperios austriaco, prusiano y ruso.

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