Orígenes y Evolución del Movimiento Obrero en España (1840-1900): Socialismo y Anarquismo

Orígenes del Movimiento Obrero en España (1840-1874)

El movimiento obrero en España comenzó a gestarse entre 1840 y 1868. Durante estos años, las asociaciones obreras fueron prohibidas. A pesar de esta prohibición, los trabajadores crearon las juntas de defensa. Con la ayuda de estas juntas, consiguieron apoyo durante la primera huelga general española en 1855, evitando que los despedidos sufrieran hambre. En esta huelga, se reivindicó la libertad de asociación, la creación de sindicatos y salarios justos.

A finales de la década de 1860, el movimiento obrero se dividió. En 1864, se había creado en Inglaterra la Primera Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), que buscaba la unión para lograr objetivos comunes. Sin embargo, existían discrepancias sobre la forma de alcanzar estos objetivos. Karl Marx defendía una sociedad en la que el proletariado implantase una dictadura, mientras que Mijail Bakunin abogaba por la destrucción directa del Estado y de todo símbolo de poder, para que la sociedad pudiese asociarse libremente y alcanzar una sociedad igualitaria.

En España, se creó la Federación Regional Española de la AIT, dividiendo al movimiento obrero español en dos facciones: la socialista y la anarquista. El golpe de Estado de Pavía en 1874 supuso el fin de la libertad de asociación, obligando a estas organizaciones a pasar a la clandestinidad.

Desarrollo y Consolidación (1875-1923)

La Clandestinidad (1874-1881)

El movimiento obrero estuvo condicionado por el decreto de 1874 que disolvía la Internacional en España y obligaba a los trabajadores de la Federación Regional Española de la AIT a operar en la clandestinidad. El movimiento obrero se encontraba dividido en dos tendencias principales, enfrentadas entre sí: la anarquista y la socialista-marxista.

En 1874, la Federación Regional Española de la AIT se reunió en la clandestinidad y acordó organizar los congresos mediante conferencias comarcales. En la primera conferencia, se elaboraron los estatutos que regirían a las asociaciones anarquistas en España. Los anarquistas defendían ideológicamente la revolución social, la agitación insurreccional y la acción revolucionaria, incluyendo el uso de la violencia. Por su parte, los marxistas, minoritarios dentro del movimiento obrero, fundaron en 1879 el PSOE (Partido Socialista Obrero Español) con Pablo Iglesias a la cabeza.

Legalización y División (1881-1900)

En 1881, el gobierno liberal de Sagasta legalizó todos los partidos, asociaciones y sociedades obreras. Esta nueva etapa fue aprovechada por los movimientos obreros para defender sus intereses, recurriendo a las huelgas, lo que generó una gran inestabilidad social. La división entre anarquistas y marxistas continuó.

  • Anarquistas: Celebraron un congreso en 1881. A pesar de la gran aceptación de la república como forma de gobierno, se aprobó la anarquía como ideal político. Se decidió crear una nueva Federación de Trabajadores de la Región Española. La nueva federación creció rápidamente, pero los anarquistas estaban profundamente divididos, con seguidores de Kropotkin y Bakunin. También había diferencias entre los anarquistas de zonas rurales y urbanas/industriales. Los últimos defendían la huelga, mientras que los primeros preferían la violencia, como la quema de cosechas. Durante este periodo, estalló el caso de «La Mano Negra», que el gobierno presentó como una organización anarquista violenta, mientras que los anarquistas lo consideraron una invención para justificar la represión.
  • Socialistas: Tras la legalización de 1881, los socialistas se organizaron en múltiples asociaciones por profesiones (tipógrafos, carpinteros, etc.). En 1882, se intentó agrupar estas asociaciones, pero no se logró hasta 1888. En Barcelona, coincidiendo con la Exposición Universal, se convocó un congreso obrero-socialista donde se decidió crear la UGT (Unión General de Trabajadores), organizada por secciones de oficios y agrupadas en una federación nacional por cada actividad industrial. La UGT, desde sus inicios, estuvo vinculada al PSOE y comprendió la importancia de los medios de comunicación, creando sus propios diarios.

Los anarquistas, durante la década de 1890, utilizaron tanto la propaganda pacífica (diarios, revistas) como la violencia terrorista (bombas en Barcelona, atentados contra Martínez Campos y Cánovas, etc.). Esta violencia, en muchos casos, era individual y no estaba controlada por las propias asociaciones anarquistas. También recurrieron a la fundación de asociaciones de ayuda mutua, aunque persistieron sus fuertes divisiones internas.

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