Pacto de ostende comentario de texto

3. Las regencias de Mª Cristina y Espartero

En 19833, tras la muerte de Fernando VII, y a causa de la minoría de edad de Isabel II, se establecíó una regencia a cuyo frente quedó la reina viuda María Cristina. Su primer gobierno fue presidido por un absolutista moderado, Francisco Cea Bermúdez, quien realizó tímidas reformas, como la división provincial de España ideada por Javier de Burgos. No obstante, la extensión de la guerra carlista y la necesidad de encontrar apoyos entre los liberales hizo que la Regente entregara el gobierno a un liberal moderado, Francisco Martínez de la Rosa. Bajo su presidencia se promulgó el Estatuto Real, un texto jurídico que no contentó a la mayoría de liberales, divididos ya por estos años en dos tendencias: moderados y progresistas.

El avance del carlismo y la timidez de las reformas políticas provocaron en 1835 una insurrección popular que, apoyada en las Juntas Revolucionarias y en la Milicia Nacional, obligó a la regente a entregar el gobierno a los liberales progresistas. Además, y al año siguiente, la sublevación de los sargentos del palacio de La Granja obligó a también María Cristina a restablecer la Constitución de 1812.

Durante el gobierno progresista, dirigido principalmente por Mendizábal entre finales de 1835 y 1837, se procedíó al desmantelamiento jurídico del Antiguo Régimen en España. En el plano económico se realizó la reforma agraria liberal al decretar la disolución del régimen señorial, la desvinculación de los mayorazgos y la desamortización eclesiástica, además de establecer el libre funcionamiento del mercado; y en el plano político se consolidó el sistema liberal de monarquía constitucional y parlamentaria al aprobar la Constitución de 1837. Este texto adaptaba el de 1812 a los nuevos tiempos y recogía de manera consensuada los principios básicos del liberalismo moderado y progresista. A partir de este momento quedó configurado un sistema bipartidista liberal, integrado por dos partidos, caracterizado por la injerencia constante de militares como Espartero, Narváez y O’Donnell, en la vida política.

Tras la aprobación de la Constitución de 1837, los moderados volvieron al poder hasta que en 1840, un movimiento insurreccional organizado a causa de la centralista Ley de Ayuntamientos motivó que el general Espartero asumiera el poder y la regencia. Durante la misma Espartero actuó de forma autoritaria, como se puso de manifiesto al aplastar el levantamiento de Barcelona causado por la apertura del mercado español a los tejidos ingleses. Finalmente, en 1843, el levantamiento moderado protagonizado por Narváez y O’Donnell puso fin a la regencia. Las Cortes adelantaron la mayoría de edad de Isabel II y la proclamaron reina con tan solo trece años.

4. Los partidos políticos en el reinado de Isabel II

Los partidos políticos del Siglo XIX no eran concebidos como en la actualidad, sino que constituían más bien agrupaciones de personalidades alrededor de algún notable, civil o militar. Se unían para participar en las elecciones y controlar las diferentes parcelas del poder.

Los moderados eran un grupo heterogéneo formado por terratenientes, comerciantes junto a restos de la antigua nobleza y el alto clero. Defendían el centralismo administrativo, el derecho de propiedad y restringían el sufragio según la riqueza. También defendían el principio de soberanía compartida entre las Cortes y la Corona. La libertad como un bien individual anteponiendo los principios de autoridad y orden social. Eran partidarios de limitar los derechos individuales. Entre sus líderes destacamos a Narváez y a Bravo Murillo.

Los progresistas estaban formados por la mediana y pequeña burguésía y las clases populares urbanas. Defendían el principio de soberanía nacional y el predominio de las Cortes mientras rechazaban la intervención de la Corona en la vida política. Eran partidarios de robustecer los poderes locales y de otorgar amplios derechos individuales y colectivos. Manténían el principio de sufragio censitario. Destacaban Mendizábal, Espartero y Prim. En 1854 se formó  la Uníón Liberal , un nuevo partido que pretendía constituirse como una opción centralista. Sus impulsores fueron O´Donnell y Serrano.

Una escisión de los progresistas dio origen al Partido Demócrata, que defendía la soberanía popular y el sufragio universal masculino. Era partidario de la libertad de imprenta, formación de la Milicia Nacional y la implantación de la enseñanza pública . Exigía la libertad de culto para todas las religiones. El desprestigio de de monarquía izo ganar fuerza al republicanismo.

5.La década moderada

Tras la caída de Espartero en 1843 y la proclamación de la mayoría de edad de Isabel II, los moderados accedieron al poder. Se inició así un período de gobiernos moderados que finalizó en 1854.

Las elecciones de 1844 dieron la mayoría a los moderados que formaron un nuevo gobierno presidido por Narváez quien impulsó una política basada en los principios del liberalismo moderado. Su pretensión era clausurar la etapa revolucionaria y normalizar el funcionamiento de las instituciones liberales. El nuevo Estado debía sustentarse en el predominio del orden y autoridad con férreas medidas represivas.

El régimen se asentó sobre el predominio de la burguésía terrateniente y los antuguos aristócratas. Para estos grupos era necesario consolidar un nuevo orden social, que asentase las instituciones liberales y las protegiese de la reacción carlista y de las clases populares. La Corona y gran parte del ejército se convirtieron en los garantes más fieles de un sistema que no dudó en falsear los mecanismos electorales.

El gobierno preparó una reforma de la Constitución progresista y aprobó la Constitució de 1845 que recogíó ideas básicas del moderantismo: soberanía conjunta ante el rey y las Cortes, restricción del derecho a voto e institución de un Senado no electivo. Los ayuntamientos y diputaciones quedaron sometidos a la Administración central. La religión católica fue declarada la oficial del Estado.

La Ley Electoral de 1846 planteó un sufragio censitario muy restringido, sólo tenían derecho a voto los mayores contribuyentes.

Los moderados intentaron también mejorar sus relaciones con la Iglesia, en 1851 se firmó un Concordato con la Santa Sede en el que se establecía la suspensión de la venta de los bienes eclesiásticos desamortizados. A cambio, la Santa Sede reconocía a Isabel II mientras el Estado se comprometía al sostenimiento de la Iglesia española y al reconocimiento del catolicismo como religión oficial del país.

El moderantismo pretendíó consolidar la estructura del nuevo Estado liberal bajo los principios de centralismo, uniformidad y jerarquización. Una serie de leyes y reformas.

Por un lado, el gobierno emprendíó la necesaria reforma fiscal para aumentar los ingresos, en consecuencia, se racionalizó el sistema improvisto. Se abordó la unificación de códigos, se aprobó el Código Penal (1848).

Por otro lado, se abordó  la reforma de la Administración pública, creando una ley de funcionarios. Además se puso especial atención en el control del poder municipal. La Ley de Administración Local dispuso que los alcaldes y de las capitales de provincia serían nombrados por la Corona. Se creó una estructura jerarquizada en el que cada provincia dependía de un poder central en Madrid.

Otra serie de medidas completaron este proceso. Se establecíó un sistema nacional de instrucción pública que regulaba los diferentes niveles de enseñanza.

También se adoptó un sistema métrico decimal, se creó la Guardia Civil un cuerpo armado con estructura militar que se encargaría del mantenimiento del orden público.

Los gobiernos moderados no consiguieron dar estabilidad política al Estado, actuaron de forma arbitraria y excluyente. El autoritarismo se agudizó durante el gobierno de Bravo Murillo de 1852 que propuso una dictadura tecnócrata.

La descomposición interna del partido y el aumento del descontento de amplias capas sociales dio lugar a una nueva revolución en 1854 y puso fin a diez años de gobierno moderado.

6. El bienio progresista

El autoritarismo del gobierno moderado comportó el levantamiento de progresistas y de algunos sectores moderados. Esta uníón desembocó en 1854 en el pronunciamiento de Vicálvaro. El general O´Donnell fundó la Uníón Liberal. Los sublevados elaboraron el llamado Manifiesto de Manzanares en demanda del cumplimiento de la Constitución de 1845, de la reforma de la Ley Electoral.

La presidencia recayó de nuevo en Espartero, las elecciones fueron convocadas con un censo electoral más amplio, que permitíó una mayoría progresista y la aparición por primera vez de algunos diputados demócratas. El nuevo gobierno intentó restaurar los principios del progresismo e restauró la Milicia y la elección de los alcaldes. Se preparó una nueva constitución que no llegó a ser promulgada (1856).

La actuación de mayor trascendencia para el futuro fue un ambicioso plan de reformas económicas con el objetivo de impulsar el desarrollo económico y la industrialización del país.

Las líneas de acción más importantes del gobierno progresista fueron la reanudación de la obra desamortizadora y la extensión de la red ferroviaria. La nueva Ley Desamortizadora de 1855 a cargo de Madoz, afectó a los bienes de la Iglesia y de los ayuntamientos, con la eliminación de la propiedad vinculada se pretendía conseguir recursos para la Hacienda e impulsar la red de ferrocarriles.

La construcción de las líneas de ferrocarril se inició en 1855 con la Ley General de Ferrocarriles, ofrecía amplios incentivos a las empresas que intervinieran en ella. La preocupación por fomentar el desarrollo económico de España se reflejó también en una legislación para ampliar la red de carreteras y fomentar el crecimiento de la banca.

Las medidas reformistas del bienio no remediaron la crisis, generando un clima de grave conflictividad social. En Cataluña se produjo huelas obreras en 1855. El malestar social condujo también a un importante levantamiento campesino.

El gobierno acabó presentando la Ley de Trabajo que permitía las asociaciones de obreros. La creciente conflictividad social significó la irrupción del movimiento obrero  en la escena política y atemorizó a las clases conservadoras. Las discrepancias dentro de la coalición gubernamental se agudizaron. Espartero dimitíó y la reina confió el gobierno a O´Donnell que reprimíó duramente las protestas.

7.La descomposición del sistema isabelino: Los gobiernos moderados

El período que transcurre entre 1856 y 1868 estuvo dominado por la alternancia en el poder de unionistas y moderados. El gobierno unionista liderado por O´Donnell consiguió una relativa estabilidad política interior, que estuvo acompañada por una etapa de prosperidad económica. Se intentó revitalizar el parlamentarismo y ejercer una política más tolerante con la oposición.

Una de las actuaciones más relevantes del gobierno fue su política exterior activa, que buscaba recuperar el prestigio internacional. De este modo se llevaron a cabo 3 campañas de carácter internacional:

-La expedición a Indochina, la intervención en México y las campañas militares de Marruecos, que se saldaron con el triunfo, donde adquiríó gran prestigio militar un militar progresista, Prim.

Gran parte del último período del reinado de Isabel II estuvo caracterizado por una fase de expansión económica, pero, en 1866 se hizo patente el inicio de una importante crisis económica a un nivel financiero e industrial que coincidíó con una crisis de subsistencias
.

La crisis financiera, provocada por la bajada del valor de las acciones en Bolsa, se originó a raíz de la crisis de los ferrocarriles. La construcción de la red ferroviaria implicó una gran inversión de capitales en Bolsa pero su rendimiento fue menor de lo esperado. La situación provocó la crisis de muchas entidades financieras.

La crisis financiera coincidíó con una crisis industrial, sobre todo en Cataluña. LA industria textil se abastecía en gran parte algodón importado de Estados Unidos, se encarecíó la importación de esta materia prima y provocó un período  de «hambre de algodón». El sector algodonero no pudo afrontar el alza de precios en un momento que descendía la demanda de productos.

La crisis de subsistencias de 1866 causó una serie de malas cosechas que dieron como resultado una escasez de trigo, alimento básico de la población española. El coste del pan sufríó un considerable aumento, y lo mismo ocurríó con otros productos básicos para la alimentación. En las ciudades la consecuencia fue una oleada de paro.

A mediados de la década de 1860, los grandes negociantes reclamaban un gobierno que tomase medidas para salvar sus inversiones en Bolsa y los obreros y campesinos denunciaban su miseria. Después de la revuelta del cuartel de San Gil, O´Donnell fue apartado del gobierno pero los gabinetes del Partido Moderado continuaron gobernando por decreto.

Ante la imposibilidad de acceder al poder, el Partido Progresista dirigido por Prim practicó una política de retraimiento. En la misma situación se encontraba el Partido Demócrata, de modo que ambos partidos firmaron el Pacto de Ostende en una ciudad belga con la voluntad de unificar sus actuaciones para acabar con el moderantismo en el poder.

A dicho pacto se adhirieron los unionistas tras la muerte de O´Donnell. Por un lado, los unionistas (Serrano) aportaron una buena parte de la cúspide del ejército pero, por otro lado,  el carácter conservador y opuesto a todo cambio social de los unionistas contrarrestó el peso de los demócratas y redujo el levantamiento de 1868 a un simple pronunciamiento militar.

8. La revolución de 1868. El gobierno provisional y la constitución de 1869

El 19 de Septiembre de 1868, la escuadra concentrada en la bahía de Cádiz al mando de Topete, protagonizó un alzamiento militar contra el gobierno de Isabel II. Prim y Serrano se reunieron con los sublevados y consiguieron el apoyo de la población para defender la libertad y la honradez con el lema «¡Viva España con honra!».

El gobierno de la reina Isabel II envió un ejército para defenderse con los sublevados. Ambas fuerzas se encontraron en Córdoba, donde se libró una batalla que dio la victoria a las fuerzas afines a la revolución. En gobierno dimitíó y la reina se exilió.

Además en la revolución tuvieron un gran protagonismo las fuerzas populares dirigidas por un sector de los progresistas y los republicanos. En muchas ciudades españolas se constituyeron Juntas revolucionarias que organizaron el levantamiento, las consignas eran parecidas en todos los lados, como: supresión de las quintas, sufragio universal, abolición de impuestos de consumos o proclamación de la república.

Ahora bien, el radicalismo de algunas propuestas de las Juntas revolucionarias no era compartido por los dirigentes unionistas y progresistas. Tras entrar en Madrid, los sublevados propusieron el nombramiento de un Gobierno provisional, el generalSerrano fue proclamado regente, y Prim presidente del gobierno. El nuevo ejecutivo ordenó disolver las Juntas y desarmar la Milicia Nacional.

El nuevo Gobierno provisional promulgó una serie de decretos para satisfacer algunas demandas populares y convocó elecciones a Cortes constituyentes. Los comicios celebrados en Enero de 1869, fueron los primeros en España que reconocieron el sufragio universal masculino. Dieron la victoria a la coalición gubernamental, partidaria de la fórmula monárquica, pero también aparecieron en la Cámara dos importantes minorías: la carlista y la republicana. Las Cortes redactaron una nueva Constitución que fue aprobada el 1 de Junio de 1869.

La Constitución de 1869 la primera «democrática» de España, establecíó un amplio régimen de derechos y libertades: se reconocían los derechos de manifestación y asociación, la libertad de profesar cualquier religión. La Constitución también proclamaba la soberanía nacional que emanaban los tres poderes. El Estado se declaraba monárquico, pero la potestad de hacer las leyes residía exclusivamente en las Cortes, el rey no podía vetarlas y sus poderes quedaban bastante limitados. Las Cortes se compónían de un Congreso y un Senado.

Proclamada la Constitución y con el trono vacante, las Cortes establecieron una regencia que recayó en el general Serrano y Prim era el jefe del gobierno. Los republicanos mostraban su descontento, los carlistas volvían a la actividad insurreccional, la situación económica era grave y además había que encontrar un monarca para la Corona española.

9. La regencia de Serrano y la monarquía de Amadeo I

La Constitución de 1869 consolidó un régimen político basado en los principios liberal-democráticos, sin embargo, frustró algunas de las aspiraciones de otros grupos políticos.

Durante el período de la regencia hubo una fuerte conflictividad social, el campesinado demandaba un mejor reparto de la tierra, mientras las revueltas urbanas protestaban contra los consumos y las quintas. De igual modo, el incipiente movimiento obrero demandaba la mejora de las condiciones de trabajo.

Los republicanos encarnaron gran parte de ese descontento que se manifestó en las insurrecciones republicanas federalistas de 1868.

Prim fue el encargado de llevar a cabo las negociaciones para el vacante trono español. Consiguió imponerse la candidatura de Amadeo de Saboyá, un hombre con una concepción democrática de la monarquía. Fue elegido rey de España por las Cortes de Noviembre de 1870 y llegó el 30 de Diciembre. Tres días antes habían asesinado al general Prim, con lo que el nuevo monarca se quedó sin su consejero más fiel.

Pero la nueva dinastía contaba con escasos apoyos, el rey contó desde el principio con la aristocracia y con el clero. Asimismo, una parte del ejército mostró su resistencia a expresar fidelidad al nuevo monarca, tampoco obtuvo el favor popular, por causa del arraigo del republicanismo. Los dos años del reinado de Amadeo de Saboyá se vieron marcados por dificultades constantes.

Amadeo contó también con la oposición de los moderados, que empezaron a organizar la restauración borbónica en la persona del príncipe Alfonso. Cánovas del Castillo era el principal dirigente de este grupo.

Los carlistas se habían reorganizado en 1872, se sublevaron para sentar en el trono a su candidato, Carlos VII. Amadeo I tampoco contaba con el respaldo de los sectores republicanos. En el 1872 se produjeron nuevas insurrecciones de los republicanos que hicieron aumentar aún más la inestabilidad del régimen.

Asimismo, en 1868 se inició un conflicto en la isla de Cuba. La insurrección contó con el apoyo popular al prometer el fin de la esclavitud en la isla.

La crisis final del reinado de Amadeo de Saboyá fue resultado de la desintegración de la coalición gubernamental. Así, en dos años se formaron 6 gobiernos y hubo que convocar elecciones 3 veces. Finalmente, privado de todo apoyo, el 11 de Febrero de 1873, Amadeo de Saboyá presentó su renuncia al trono y abandonó España.

10. La I República

La proclamación de la Primera República española fue la salida más fácil ante la renuncia de Amadeo. Fue aprobada el 11 de Febrero de 1873, para presidir el gobierno fue elegido el republicano federal Figueras.

Ahora bien, gran parte del parlamento era monárquico. Así pues, la República nacíó con escasa posibilidades de éxito, lo que se evidenció en el aislamiento internacional del nuevo sistema. A pesar de todo, la República fue recibida con entusiasmo por las clases populares, se produjeron también amplias movilizaciones populares a favor de la reducción de la jornada laboral, el aumento de salarios y la implantación inmediata del Estado federal, así como la abolición de consuma y las quintas.

Sin embargo, gran parte de los dirigentes de la nueva República, reprimieron las revueltas populares. Se convocaron elecciones a Cortes constituyentes, que ganaron ampliamente los republicanos federales.

Las Cortes en 1873 proclamaron la República Democrática Federal. La presidencia quedó en manos de Francisco Pi y Margall. Su propósito era emprender grandes reformas como la elaboración de una constitución federal.

En el verano de 1873 el proyecto de la nueva Constitución  pero no llegó a ser aprobado. La propuestas de la Constitución Republicana Federal de 1873 era muy democrática, reconocía amplios derechos y libertades, y decretaba la separación Iglesia-Estado.

El aspecto más novedoso era la estructura del Estado. Se establecía que la Nacíón española estaba compuesta por diecisiete Estados con autonomía económica, administrativa y política. El proyecto de Constitución planteaba un Estado no centralista. La Primera República tuvo que enfrentarse a graves problemas como la guerra carlista. También continuó la guerra en Cuba iniciada en 1868.

Otro conflicto fue la sublevación cantonal que provocó la mayor situación de crisis para el gobierno. El cantonalismo era un fenómeno complejo consecuencia de aplicar la estructura federal desde abajo por el deseo de avanzar en las reformas sociales. Se dio en las ciudades de Andalucía y Levante.

El presidente Pi y Margall se opuso a sofocar la revuelta por las armas y dimitíó, siendo sustituido por Nícolás Salmerón quien inició una acción militar que acabó rápidamente con la insurrección. Salmerón dimitíó por no querer firmar sentencias de muerte y fue sustituido por Emilio Castelar, mucho más conservador, quien intentó aplicar una política de autoridad y fuerza.

Castelar gobernó autoritariamente, ante esta situación los diputados querían forzar su dimisión cuando se reanudasen las Cortes. El 3 de Enero de 1874 se abrieron las Cortes y el general Pavía disolvíó las Cortes republicanas.El poder pasó al general Serrano que intentó estabilizar un régimen republicano de carácter conservador.

Finalmente el 29 de Diciembre de 1874, el pronunciamiento militar de Martínez Campos proclamó rey de España a Alfonso XII.

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