Otra cuestión que condicionó todo el reinado de Felipe fue el problema económico, que es consecuencia del agravamiento de la costosísima política obsesionada por mantener a España en el rango de primera potencia, lo que costó innumerables guerras. Los gastos relativos al mantenimiento de la Administración del estado crecieron de forma desmesurada, puesto que además el rey, en su afán por controlarlo todo, aumentó considerablemente el número de funcionarios. El alza de los precios y de los impuestos arruinó muchos negocios. Ante este panorama calamitoso los empresarios burgueses no tenían ningún aliciente para invertir.Ambas circunstancias explican el que los recursos del reino castellano no bastaran, ni siquiera con las enormes cantidades de oro y plata que anualmente se recibían a través de los barcos procedentes de América. Las exportaciones de lana también se resintieron debido a sus altos precios. Por todo ello no quedó más remedio que hipotecar algunos de los bienes más valiosos del reino , lo que no sirvió para evitar la declaración de la bancarrota del estado en cuatro ocasiones. En suma, podemos valorar el reinado de Felipe II desde el punto de vista económico como una época de clara depresión.
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. POLÍTICA EXTERIOR
Felipe mantuvo la obsesión de su padre por luchar por la defensa del catolicismo y conservar la hegemonía española en Europa, lo que trajo consigo un casi permanente estado de guerra.
Francia
.- Apenas comenzado su reinado tuvo que enfrentarse a una nueva coalición formada por Enrique II de Francia y el Papa Paulo quienes querían expulsar al rey de España de Flandes y de Italia. El duque de Alba invadió los Estados Pontificios y ante la amenaza de un nuevo saqueo de Roma el papa se vio obligado a pedir la paz. La victoria de San Quintín en Francia hizo que posteriormente se firmara la paz de Cateau-Cambresis en la que además de la devolución de territorios se acordaba el matrimonio de Felipe II, viudo, con la princesa francesa, Isabel de Valois, hija de Enrique II.. El tratado de Cateau-Cambresis, llegó en un momento oportuno porque las finanzas reales andaban tan mal que el rey tuvo que decretar la bancarrota. A la muerte de Enrique III, Felipe II a Isabel de Valois, la infanta Isabel Clara Eugenia, pero un hija de Enrique II, casada con el rey de la Navarra francesa, protestante y apoyado por los hugonotes; había pues dos aspirantes al trono; el aspirante navarro se convirtió al catolicismo y acabó siendo aceptado como rey. La batalla de Lepanto (1571), en la que España, aliada de Roma y de la república de Venecia derrotó a los turcos, frenando así la expansión otomana por el Mediterráneo.Sin embargo esas victorias quedaron empañadas por la gran derrota que significó el fracaso de la llamada Armada Invencible en 1588 frente a Inglaterra. Felipe II se había casado por segunda vez con la reina de Inglaterra, María Tudor, pero su apoyo a los católicos de aquel país le atrajo la antipatía de la mayor parte de la población, que era anglicana. La muerte de la reina, a la que sucedió Isabel I, significó un cambio radical en la política inglesa La nueva reina apoyaba a los insurrectos flamencos contra el rey de España y, al mismo tiempo, la piratería de corsarios ingleses contra nuestros barcos que regresaban desde América cargados de oro, plata y otros objetos de gran valor. La tensión entre los dos países fue en aumento y estalló al morir ajusticiada, por orden de Isabel I, María Estuardo. Como respuesta, Felipe II preparó entonces una poderosísima escuadra formada por 65 navíos y unos 20.000 soldados y marineros, a la que se denominó la Armada Invencible, cuyo objetivo era la invasión de las Islas Británicas. Inglaterra se propuso frenar el avance de España en los Países Bajos. Impulsaban a la soberana motivos religiosos, era una anticatólica convencida y justificaba así el apoyo diplomático, económico y militar que prestaba a los calvinistas franceses y holandeses. Fomentó a través de los corsarios, el apoyo a la piratería que ejercían los rebeldes de los Países Bajos contra los españoles. Incluso estableció guarniciones inglesas en las Provincias Unidas. Inglaterra, en la segunda mitad del siglo XVI, experimentó un crecimiento demográfico y económico que la impulsaba al comercio colonial, en el cual España era su máximo rival. Para combatir a Inglaterra Felipe II necesitaba una flota poderosa, una base adecuada en el Canal de la Mancha y un puente atlántico relevante que sirviera para concentrar la flota. Felipe decidió enfrentarse a Inglaterra y preparó la Gran Armada, la flota más grande de época de los Austrias. Los recursos económicos obtenidos de las Indias permitieron la creación de una flota naval; la base en el canal de la Mancha la constituyeron los Países Bajos, y el puerto atlántico lo aportó Portugal.La Armada partió de Lisboa , con 130 buques, 8000 marinos y 20000 soldados, para recoger más tropas en Flandes y desembarcarlas en Inglaterra. En el verano, fue perdiendo barcos y hombres. Diezmada, abandonó el Mar del Norte. La paz con Inglaterra no se firmó hasta la muerte de Isabel I , acontecimiento que ocurrió durante el reinado del monarca Felipe III.